La Última Pandemia

Capítulo 6. Ellos.

CAPÍTULO 6

 

 

La lluvia caía sobre los tejados de Loreyville, así como la culpa sobre la cabeza de Lance, esta lograba colarse por ella e inundar su mente de pensamientos que le hacían sentir responsable, ignorante y torpe. Con insistencia marcaba el teléfono, pero no lograba dar con su cometido. En su mente repasaba las palabras que iba a preguntarle a la enfermera o paramédico, cuando se dignara a responder. ¿Cómo está Simón Dubonochinsky? ¿Llegó la ambulancia hasta el bar?, pero nadie contestaba.

Mikaela despertó debido a los ruidos que Lance hacía marcando el teléfono, levantándose le reprendió por imprudente.

—Debes irte, se suponía que tu esposo iba a llegar luego. —Aquello fue lo único que respondió Lance, al escuchar a Mikaela.

—Quizás ya llegó y me está buscando. Con respecto a nuestro trato, creo que no me está conviniendo acostarme contigo a cambio de alojamiento.

—El dinero no es un problema, sabes que puedo conseguir más, tengo algo ahorrado, quizás sí...

—Quiero que huyamos, tú y yo lejos de este hotel, de mi esposo y todos —propuso la mujer, acercándose.

—¿Dónde iríamos? —preguntó Lance, cruzándose de brazos.

—No sé, la ciudad, la playa o una casa en el monte, donde nadie nunca nos encuentre, donde podamos comer pan fresco, queso natural y tomates del huerto. Donde podamos despertar juntos todos los días, yo quizás pueda retomar mi antiguo empleo y tú podrías ser policía.

—Creo que soy muy viejo para eso, y muy corrupto.

—Piénsalo, es como un sueño, además soy algunos años mayor que tú.

—Es un sueño, la realidad es que trabajo para un narcotraficante, vivo en un motel y tengo sexo con la esposa del dueño todas las semanas.

—Eres un aguafiestas, no sirves nada más que para tener sexo, matar gente y beber tu alcohol —declaró la mujer. En eso Lance se le acercó, pero antes de que pudiese concretar su acercamiento, se cortó la luz.

 

El misterio invadió el motel, con preguntas e inquietudes, los pasajeros salieron de sus habitaciones y miraban por el pasillo en todas direcciones. La recepcionista buscaba por todos lados a su jefa y a su jefe, pero la primera estaba en la habitación de Lance, mientras que el segundo había sido devorado en el exterior.

 

Lance se vistió y salió de la habitación, para dirigirse caminando hasta la recepción, donde la camarera trataba de buscar en la guía de direcciones, el número de la compañía eléctrica, sin embargo, se hacía difícil con solo la luz de teléfono.

Lance llegó a la recepción, ahí se encontraba Pablo con su esposa, -vestidos afortunadamente-, pero tanto él como la mujer miraban a Lance con cierto ápice de vergüenza.

—¿Qué pasó? —preguntó un hombre de jeans con camiseta blanca, era tan alto como Lance, solo que moreno y ojos oscuros, su barba y pelo se veían más oscuros que la propia noche.

—Estoy averiguando señor, antes de llamar a la compañía de electricidad, debo encontrar el número.

Mikaela llegó casi al segundo, preguntando por lo mismo, afirmando que estaba en su habitación ordenando cuando se había cortado la luz. La camarera no supo que más responder y se fue en busca de su jefe.

La mujer salió con paraguas hasta el pavimento, con las luces encendidas divisó el vehículo y unos bultos en el asfalto le confundían.

Al acercarse más y producto de la humedad en el suelo, la mujer resbaló, haciendo que los crecientes charcos de agua, sonasen con el deslice de sus pies y su exclamación de molestia.

Dos criaturas, dos personas para ella, se pusieron de pie mirándole al mismo tiempo. La mujer abrió su boca con impacto al contemplar semejante postura.

Las dos criaturas se acercaron, y como si pudiese sentir el peligro, la mujer comenzó a alejarse gritando, esto atrajo a los residentes del motel, quienes se asomaron por la puerta, solo para ver como la camarera era derribada por los dos seres, éstos comenzaban a morderle.

Los gritos se hicieron más fuertes, en su interior tanto la mujer como los espectadores dudaban de lo que estaba sucediendo ¿cómo podía ser que la estuviesen mordiendo?

 

Pronto Lance salió hasta afuera, para apartar a los atacantes pero éstos se volvían más y más agresivos. El caza recompensas tomó a uno y lo empujó varios metros hacia atrás, provocando su caída, mientras que el otro sujeto, quién seguía mordiendo las piernas de la mujer, fue tomado por el cuello. Lance lo levantó para que la empleada del motel huyese hacia el interior.

Mikaela había vuelto nuevamente a la recepción, comenzó a buscar una escopeta sin balas para ahuyentar a los atacantes, al encontrarla salió hasta afuera gritando.

—¡Muy bien! ¡Váyanse ahora! —gritó con ira, apuntando al par de hombres.

Al salir se percató que Pablo y un hombre mayor con gordura, calvicie y unos lentes redondos, sujetaban al atacante, todo esto mientras Lance miraba con cierta expresión de frustración. El sujeto tenía el cuello roto, ya que Lance se lo había quebrado, por eso su mirada, aunque lo evitó no pudo hacer nada más.



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En el texto hay: suspenso, pandemia, universo distopico

Editado: 23.05.2021

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