Para siempre

Habían parado a almorzar en una estación de servicio que estaba en la provincia de la Pampa. Ya habían cruzado toda la ruta argentina 143 o el tan conocido, camino del desierto. Eran las 14:00 y el hambre les arreciaba. No veían la hora de comer un buen sándwich de milanesa completo. Todavía tenían un largo trayecto hasta sus hogares, aunque iban a parar a pernoctar en algún pueblo de la Provincia de Buenos Aires. El viaje estaba entrando en su recta final y la vuelta al laburo era inminente.

Javo estaba callado mirando el suelo y Juli lo miraba. Le parecía raro que su amigo estuviera tan callado. Siempre estaba tratando de ganar las discusiones que tenía y era extraño verlo así de silencioso.

- ¿Pasa algo amigo? – le preguntó Juli mirándolo fijo. Javo miraba al campo que se expandía y que parecía no tener fin.

- Nada. Que paja que los viajes no duren para siempre. ¿No? – le repreguntó Javo y Juli se quedó pensando y volvió su mirada al enorme campo.

- El tema es quien agarraría la pala jaja – le respondió Juli y los dos amigos se rieron y se quedaron en silencio por un rato.

- Pero que lindo que es conocer nuevos lugares. Te enriquece, te abre la mente – Juli escuchó atentamente las palabras de su amigo que tenía toda la razón.

- Y lo que queda después. Los momentos especiales que uno comparte con sus amigos y las anécdotas que quedan para contar en el futuro – Javo asintió en señal de que concordaba.

- Si pudiera volver al momento en que salíamos de Capital para iniciar el viaje… - Javo agarró el celu y se puso a ver las mejores fotos que había sacado durante todo el viaje que había durado al menos un mes. Iba a necesitar más memoria en su celular.

- Amigo, vos desearías que los viajes duren para siempre. Es así realmente: duran para siempre en nuestras mentes, en nuestros recuerdos, en nuestra memoria – Javo se quedó perplejo. Nunca lo había pensado de esa forma. Su amigo por ahí salía con alguna idiotez, pero, en este caso, había dicho algo que tenía bastante sentido. Creemos que duran solo unos días, pero siempre perduran en nuestro ser.