La Última Reliquia de Aztlan

Capítulo 2: Bloqueo en Liverpool Street.

​Escena: Estación de Liverpool Street, Londres. El caos de la hora pico es el escenario perfecto para una emboscada de la Corporación.
​Ethan Hayes llegó a la estación de Liverpool Street. La inmensidad de la terminal, con sus techos altos de cristal y hierro forjado, ofrecía refugio y una trampa a partes iguales. El lugar estaba abarrotado de viajeros apresurados y turistas, lo que hacía difícil detectar a un cazador, pero fácil para ser rodeado.
​Se dirigió al concurrido vestíbulo central, simulando buscar un tren. En lugar de ello, escaneaba los rostros. Buscaba a Zara Khan.
​[El Reencuentro Cifrado]
​La encontró cerca del puesto de periódicos, vestida con un trench coat color camello que la hacía pasar inadvertida. Zara no era alta, pero su postura era la de alguien que nunca se relaja. Sus ojos oscuros escanearon la multitud, ignorando a Ethan por un momento. Llevaba una maleta de mano pequeña.
​Ethan se acercó, fingiendo mirar una revista.
​—Pensé que no llegarías —susurró Ethan, con la boca apenas moviéndose.
​—Llegué hace diez minutos. Tienes un rastro que apesta a profesionalismo, Ethan. Están cerca —respondió Zara en el mismo tono bajo, sin mirarlo. Se colocó un auricular casi invisible—. Acabo de interceptar un patrón de comunicación cifrada. Hay dos equipos de hombres de traje en la estación. Uno cubre la salida principal, el otro la línea de metro.
​—¿Saben que el códice está en el pub?
​—Aún no. Creen que lo llevas encima. Pero pronto se darán cuenta de que no estás sudando por el miedo, sino por el esfuerzo. Tenemos que irnos. Ahora.
​[El Bloqueo]
​Zara tomó la mano de Ethan y lo guio hacia la entrada de la línea Central. En ese momento, un grupo de cuatro hombres vestidos de oscuro se movieron simultáneamente, bloqueando la escalera mecánica. No llevaban armas visibles, pero su coordinación era impecable.
​—Maldita sea. Los de la línea de metro —murmuró Zara—. Tienen las salidas cubiertas. Si intentamos forzar el paso, esto se convierte en una carnicería. Y no quiero que te acusen de terrorismo antes de que encontremos la reliquia.
​Zara agarró a Ethan con más fuerza y lo arrastró hacia el Starbucks de la esquina.
​—¿Qué hacemos? —preguntó Ethan.
​—Vamos a usar el método más antiguo para pasar un control de seguridad: la distracción masiva. El Plan B. La Última Reliquia de Aztlan... Personajes; Ah Kin, Profesor Ethan Hayes,Dra. Zara Khan,Jorge,Alistair Davies, Conclusión Épica)
​Ethan y Zara habían evadido a la Corporación en la estación de Liverpool Street gracias al EMP. La Reliquia de Aztlán solo podía ser liberada en 48 horas, lo que significaba que tenían que estar en México de inmediato.
​—No podemos usar billetes comerciales. La Corporación tiene ojos en todos los aeropuertos —dijo Ethan, mientras caminaban hacia un taxi.
​—Lo sé. Pero yo tengo una vieja deuda que cobrar —respondió Zara, deslizando su teléfono cifrado para marcar—. Necesitamos a Alistair.
​[El Favor del Espía]
​Alistair Davies era un ex-oficial de enlace de la agencia de Zara, ahora asignado a la Embajada Británica en un puesto de bajo perfil. Alistair siempre le debió un favor a Zara por un incidente en el Cáucaso una década atrás.
​Alistair contestó al tercer timbrazo, su voz tensa.
​—Zara. No he sabido de ti en años. Esto no es una llamada social.
​—Código Gryphon, Alistair. Necesito pasaportes en blanco, tres identidades nuevas, y un asiento en el primer vuelo privado que salga de Northolt en las próximas tres horas. Destino: Cancún.
​Hubo un suspiro pesado al otro lado.
​—Estás pidiendo un acto de traición, Zara. ¿Qué llevas contigo? ¿Algo que valga mi carrera?
​—Llevo algo que vale el destino de la historia —dijo Zara, mirando a Ethan—. Y si la Corporación lo consigue, no tendrás carrera a la que volver. Te lo juro, Alistair, te devuelvo el favor al doble.
​—Maldita seas, Zara. Dame una hora. El punto de entrega será el Museo Británico. Tienes que estar en la entrada trasera a las tres. ¡Y no te fíes de nadie más!
​[La Carrera Hacia el Museo]
​Ethan y Zara se subieron al taxi. El tiempo jugaba en su contra.
​—El Museo Británico... es un sitio público. ¿No es arriesgado? —preguntó Ethan.
​—Es el único lugar donde Alistair se siente seguro. Está lleno de cámaras, y la seguridad es de bajo perfil. Vamos a recoger las identidades, y de ahí al aeródromo militar de Northolt. Ahora, enséñame esas fotos. Tenemos que descifrar el códice antes de que subamos al avión.
​Mientras el taxi se abría paso entre el tráfico londinense, Ethan sacó el teléfono de la cámara y le mostró a Zara las imágenes del códice: los glifos aztecas, el mapa y, sobre todo, la inscripción de la profecía.
​—"Aquí yace el poder bajo el sol negro, protegido por la sangre." —leyó Zara en voz baja—. Esto no es un mito, Ethan. Es una advertencia



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En el texto hay: accion, aventura, arqueología

Editado: 10.12.2025

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