La Última Reliquia de Aztlan..(volumen 1)

Capítulo 5: La Jugada Desesperada.

​Escena: Interior del jet privado, a mitad del Atlántico. Ethan ha tomado una decisión impulsiva y riesgosa.
​Ethan Hayes se dirigió al piloto con una firmeza que no admitía debate.
​—Cambio de planes. No vamos a Cancún. Vamos a Londres.
​El piloto se giró, incrédulo.
​—Profesor, eso está a más de ocho horas de vuelo en la dirección equivocada. Y su contacto, el Sr. Davies, nos dijo que la Corporación tiene a Londres bajo vigilancia extrema.
​—Mi contacto me traicionó —dijo Ethan secamente, señalando el perfil de Sterling en la tableta—. La Corporación está dirigida por mi mentor. Él sabe que la fecha límite es mañana al atardecer en México. Él espera que vayamos directos a Chichén Itzá.
​Zara entendió inmediatamente la estrategia.
​—El Códice. Lo dejaste escondido en Londres. Es la única prueba que nos queda de la ubicación exacta. Sin el códice físico, nuestras fotos cifradas podrían ser rebatidas.
​—Exacto. Y más importante aún, es la distracción perfecta. Sterling cree que estamos huyendo. Pero si le hacemos creer que estamos volando de regreso para recuperar el códice físico, él mantendrá a su equipo de asalto esperando en Londres.
​[El Riesgo Calculado]
​El piloto protestó, pero Zara sacó la Glock 26.
​—Haga lo que el Profesor Hayes dice, o su próxima escala será el fondo del Atlántico.
​El piloto, asustado, cambió el rumbo.
​Horas más tarde, el jet aterrizó en un pequeño aeródromo abandonado al norte de Londres, muy lejos de Northolt.
​—Tenemos menos de cinco horas para entrar en el centro de Londres, recuperar el códice de la cisterna y volar de regreso a México. Si no lo hacemos, no llegaremos al eclipse del Sol Negro —advirtió Zara.
​[El Regreso a la Guarida del Lobo]
​Al llegar a Londres, el aire era frío y hostil.
​—El pub donde escondí el códice es el 'The Old Drunkard' en Whitechapel —dijo Ethan, mientras se ponían gorras y chaquetas oscuras—. Necesitamos transporte.
​Zara sonrió con una frialdad que asustaría a la Corporación.
​—El contacto de Alistair también me proporcionó un coche 'fantasma' para casos de emergencia. Está en un garaje de alquiler a una milla de aquí.
​Llegaron al garaje. El coche 'fantasma' era un Vauxhall Corsa viejo y poco llamativo, pero su interior estaba modificado: radio de banda ancha, rastreadores inhibidores, y una caja de municiones de repuesto.
​Mientras se dirigían a Whitechapel, Zara monitoreaba las frecuencias policiales.
​—Londres está caliente, Ethan. Los hombres de Sterling saben que su plan falló. Tienen a todos los aeropuertos y estaciones de tren vigilados. Pero no están buscando un viejo Vauxhall Corsa. Ethan y Zara llegaron a Whitechapel en el Vauxhall Corsa "fantasma". La fachada del pub 'The Old Drunkard' se veía normal, lo que era más peligroso que una redada.
​—Recuerda, Ethan, el códice está en el baño de caballeros. Yo cubro la puerta —susurró Zara, con la Glock 26 lista bajo su chaqueta.
​—Entendido. Entrar, recuperar el paquete, salir. Rápido.
​Al entrar, el pub estaba abarrotado. La atmósfera era espesa con humo y el sonido de las risas. Ethan escaneó el lugar y su estómago se hundió.
​[El Encuentro con el Cazador]
​Sentado en un taburete en la barra, bebiendo una pinta de cerveza negra, estaba el cazador original de la Corporación, el hombre que Ethan había golpeado con el fragmento de cerámica en la universidad. Su hombro estaba vendado, pero sus ojos eran fríos y letales. Estaba esperando.
​—Maldita sea. Sabía que harías un movimiento obvio, Hayes —murmuró Zara—. Es una trampa, pero no tienen el códice. Simplemente están esperando que regreses por él.
​—No podemos dejar el códice. Es la única prueba contra Sterling y la clave del método de activación —dijo Ethan, sintiendo el pánico mezclado con la determinación.
​El cazador no los había visto entrar. Estaba concentrado en la televisión que emitía un partido de fútbol.
​[El Plan de Distracción]
​—Necesito llegar al baño. Necesitas sacarlo de la barra —ordenó Ethan.
​—¿Cómo? No puedo provocar un tiroteo en un pub lleno de gente —dijo Zara.
​Ethan pensó rápidamente. El hombre estaba bebiendo. Era un profesional, pero el alcohol era su debilidad.
​—Tú eres la espía. Crea la distracción más ridícula y caótica que se te ocurra. Yo voy por el códice.
​Zara asintió. Se deslizó por el lateral de la barra. Ethan la vio actuar. Se acercó a la mesa de billar, donde un grupo de hombres ruidosos jugaba.
(Clímax)
​Ethan observaba desde la distancia mientras Zara se acercaba a la mesa de billar, cerca del cazador de la Corporación. Él estaba listo para su movimiento.
​Zara, con su rostro impasible, se acercó al hombre que estaba a punto de hacer el tiro ganador en el billar. En lugar de empujarlo, sacó una bolsa de serpientes de goma (un viejo kit de distracción de sus días de agente) y las arrojó con fuerza al suelo.
​—¡Cuidado! ¡Una cobra! ¡Hay cobras en el suelo! —gritó Zara, con una voz estridente y un pánico creíble.
​El efecto fue inmediato y masivo. Los hombres en el billar gritaron y saltaron sobre la mesa. Varios clientes en la barra se giraron, el miedo a los animales exóticos superando la incredulidad.
​El cazador de la Corporación, entrenado para reaccionar a disparos y explosiones, se congeló ante el caos irracional, su atención completamente desviada de la entrada y enfocada en el pánico.
​[Recuperación del Códice]
​Ese fue el segundo que Ethan necesitaba. Se lanzó hacia el baño de caballeros. Estaba vacío debido al caos en la barra.
​Ethan entró al cubículo, levantó la tapa de la cisterna y sintió el agua fría. El pañuelo que envolvía el códice de hueso de jaguar seguía allí, intacto. El cazador había apostado a que volvería, pero nunca se le ocurrió buscar el artefacto dentro del pub.
​Recuperó el códice. En su mano, el hueso se sentía pesado, como un juramento.
​[El Enfrentamiento Final]
​Mientras Ethan salía del baño, el cazador ya se había dado cuenta de la farsa. Vio la puerta del baño abierta y el rostro de Ethan. El cazador estaba furioso por haber sido engañado con una serpiente de goma.
​—¡Hayes! ¡Tú, desgraciado!
​El cazador se abalanzó sobre Ethan, empujándolo contra la pared de baldosas.
​—¡Me has hecho viajar miles de kilómetros por una farsa! ¡Dame la reliquia!
​—Aquí no hay reliquias, solo códigos —dijo Ethan, clavándole la rodilla en el estómago.
​Zara se acercó con la Glock en mano, lista para disparar.
​—¡Al suelo, idiota! ¡O te vuelo el vendaje!
​El cazador dudó, luego soltó un gruñido. Ethan aprovechó el momento y le dio un puñetazo en la barbilla, no con la fuerza de un mercenario, sino con la precisión de un científico frustrado. El hombre cayó inconsciente.
​[Rumbo a México]
​Ethan y Zara salieron del pub, el códice seguro en la mochila de Zara. La alarma en la calle era débil; la policía seguía buscando "terroristas con rifles" en el campus de la universidad gracias a la llamada de Zara.
​Regresaron al Vauxhall Corsa.
​—Hemos perdido tiempo precioso. Pero tenemos el códice físico. Ahora, de vuelta al aeródromo. Si nos apuramos, llegaremos al Templo de Kukulcán con minutos de sobra para el eclipse —dijo Zara.
​Mientras Ethan conducía por la noche londinense, Zara encendió la radio de banda ancha. Interceptó una transmisión cifrada de la Corporación, con la voz de Sterling.
​—El Plan A ha fallado. El Profesor Hayes está regresando al yugo. Alisten el equipo de asalto. Nos vemos en Chichén Itzá. No dejen que el Sol Negro se vaya sin la Reliquia.



#1582 en Otros
#93 en Aventura
#274 en Acción

En el texto hay: accion, , misterio

Editado: 10.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.