Escena: De nuevo a 30,000 pies, sobre el Atlántico, volando a máxima velocidad hacia la Península de Yucatán, México. El tiempo para el "Sol Negro" se agota.
Ethan y Zara estaban agotados, pero no podían permitirse el lujo de descansar. El códice de hueso de jaguar estaba sobre la mesa auxiliar, junto a las fotos cifradas que Ethan había tomado en Londres.
—Sterling ya está en Chichén Itzá —dijo Zara, revisando los últimos informes satelitales que logró obtener—. Ha bloqueado la zona de acceso principal. Va a intentar sacar la Reliquia tan pronto como el eclipse se alinee.
—Necesitamos llegar antes. Y necesitamos desactivar el método que usó para sellar la cámara —dijo Ethan.
[El Método del Mentor]
Ethan tomó el códice físico. Bajo la luz de la cabina, las tallas eran más claras que las fotografías. Se concentró en los glifos que no eran parte de la profecía, sino de la estructura física del nicho.
—Mira esto, Zara. No son glifos mayas. Es un código de seguridad superpuesto. Lo puso Ah Kin, el sumo sacerdote, justo antes de sellar la Reliquia en el 900 d.C.
—¿Un código de seguridad? —preguntó Zara.
—Sí. Sterling me enseñó sobre esto en mi tesis doctoral. Él teorizó que las civilizaciones antiguas usaban su propio conocimiento astronómico para crear "cerraduras" que solo podían ser entendidas por unos pocos. Es la firma de Sterling. Él me enseñó cómo encontrar esto.
Ethan señaló una serie de muescas sutiles en el códice que correspondían a la posición de las estrellas en el momento exacto del sacrificio original.
—El sacerdote Ah Kin temía que el código de la profecía fuera demasiado obvio. Así que creó un mecanismo de anulación secundaria. Si la Reliquia se toca antes de que la sombra del eclipse (el 'Sol Negro') caiga exactamente en el nicho, se activa una trampa. Ethan y Zara habían identificado la trampa secundaria oculta en el códice: una defensa instalada por el sacerdote Ah Kin.
—Si la Reliquia se toca antes de la sombra del eclipse ('Sol Negro') caiga exactamente en el nicho, se activa una trampa —explicó Ethan, señalando los glifos.
—¿Qué clase de trampa? —preguntó Zara, con la mano en la Glock.
—Una trampa que conocían muy bien los mayas: letalidad biológica. Las muescas del códice describen un sistema de conductos de ventilación que, al activarse por presión indebida en el nicho, liberan un gas venenoso en la cámara.
—¿Gas? ¿De dónde lo obtendrían?
—De las resinas y plantas locales. El texto habla de "el aliento del inframundo". Es un gas que no mata al instante, sino que ataca el sistema nervioso, paralizando y asfixiando. Es lento, doloroso, y Sterling lo conoce. Él teorizó sobre esta clase de trampas.
—Si Sterling sabe que esta trampa existe, él llevará un equipo de asalto preparado con máscaras de gas o filtros especiales —concluyó Zara—. Tenemos que anular el mecanismo.
[Anulación de la Trampa]
Ethan volvió al códice. El glifo que representaba la anulación era un símbolo poco común, una serie de círculos concéntricos.
—Para anular el veneno, el sistema requiere un contrapeso. El sacerdote Ah Kin fue un genio.
—¿Contrapeso? ¿Qué tiene que ver el peso con un gas?
—No es peso físico. Es un peso simbólico. El códice dice que el contrapeso es "el sacrificio de la sangre seca".
Zara lo miró, incrédula.
—¿Estás diciendo que tenemos que poner sangre vieja en algún lugar?
—No... Es más sutil. Sterling me enseñó sobre la Obsidiana Ceremonial. Antes de sellar la cámara, los sacerdotes rompieron dagas de obsidiana sobre el nicho. La 'sangre seca' es el polvo de obsidiana que quedó. Para anular la trampa, la presión del nicho debe ser liberada con el polvo de obsidiana.
Conclusión de Alto Riesgo)
Ethan y Zara habían descifrado el mecanismo de anulación de la trampa de gas venenoso. Necesitaban polvo de obsidiana ceremonial para neutralizar la presión en el nicho antes de que el eclipse del "Sol Negro" cayera.
—No podemos volver a Londres. Perderíamos todas las horas que ganamos —dijo Ethan, golpeando la mesa con frustración.
Zara miró el reloj del avión.
—Faltan diez horas para el eclipse. Y ya hemos reabastecido combustible en las Azores. Aterrizaremos en Cancún en dos horas.
—Cancún. Es el lugar perfecto —dijo Ethan, su mente de arqueólogo recuperando la calma—. El mercado negro de antigüedades en Cancún es uno de los más activos del mundo, alimentado por el saqueo de las ruinas de Yucatán. Necesitamos una daga ceremonial de obsidiana y una piedra para pulverizarla.
—Eso significa salir de la seguridad del aeropuerto —advirtió Zara—. Sterling esperará que nos dirijamos inmediatamente al Templo. Si nos ve en Cancún, sabrá que intentamos neutralizar su trampa.
—Es un riesgo que tenemos que correr. Una distracción en Cancún y la obsidiana es nuestra única oportunidad de sobrevivir a ese gas.
[El Último Descenso]
El piloto anunció el descenso. Bajo la cabina, el azul brillante del Caribe y la extensión verde esmeralda de la Península de Yucatán comenzaban a aparecer.
—Aquí es donde la historia se convierte en el presente, Ethan —dijo Zara, revisando la Glock 26 y preparándose para descender.
—No lo llames presente, Zara. Llámalo el final del juego.
Editado: 10.12.2025