La Última Sombra

Prólogo

 

Abrió muy despacio los ojos, al hacerlo, estos dejaron escapar un destellante color azulado, lo primero que logró visualizar, fue un techo de madera un tanto despintado, le era sencillo ver diferentes partes donde no le vendría mal un poco de pintura. Cerró un poco aquellos intensos ojos azules, se movieron de un lado a otro, pero por tal rapidez, le fue imposible el lograr ver nada.

Un quejido escapo de su interior cuando aplico fuerza en su abdomen logrando sentarse en la cama, se llevó una mano a la cabeza, se la masajeo un poco, no es que tuviera un dolor insoportable, pero era algo que le estaba molestado.

Sus fosas nasales se abrieron cuando tomo aire, mientras lo dejaba escapar, movió la cabeza echando una nueva mirada a todo lo que le rodeaba. Cuatro paredes se levantaban imponentes, había unos cuantos muebles distribuidos por aquí y por allá, algunos tenían libros, otros simplemente cosas electrónicas viejas y sucias. Pronto reparo en la mesita de noche que estaba al lado derecho de la cama, encima se encontraba una lámpara que parpadeaba cada dos segundos, al ver esto, su ceño se frunció automáticamente, giró en la cama y logró sentarse en la orilla.

Levanto sus manos, su piel era clara, sus uñas estaban cortadas, no parecía haber nada fuera de lo normal. Bajo sus manos, aplicó fuerza en sus piernas y se puso de pie. Al principio le costó un poco el mantener el equilibrio, por instinto, sus brazos se levantaron, se tambaleo peligrosamente, hasta que consiguió quedarse quieto.

Aquello realmente le desconcertó, no entendía que estaba sucediendo y por tal motivo, su pecho comenzó a subir y bajar, un extraño frío comenzó a embargarlo, algo dentro de sí le estaba deteniendo, le resultaba imposible el poder si quiera dar un paso. Aquella actitud cobarde también comenzaba a molestarlo, el frío fue dejando paso a un desagradable calor que lo quemaba todo a su paso, apretó sus labios, levanto su pie derecho, descendió con una lentitud que desesperaría al más paciente, hasta que consiguió tocar suelo, aquello era lo que le faltaba para poder recuperar su confianza, levanto su pie izquierdo y logró dar un paso más, la mueca que adornaba su rostro pronto desapareció y dio paso a una radiante sonrisa.

Su cuerpo pronto se llenó con aquella confianza, por lo que le resulto sencillo el comenzar a dar más pasos, el fuego fue ganando más terreno con cada paso que daba, hasta que de pronto descubrió que el camino estaba bloqueado, una pared de tres metros se imponía ante él. Una vez más, su ceño se frunció, estiró lentamente la mano, la acercó despacio, hasta que le fue posible sentir aquella dureza y fragilidad combinada con un escalofriante frío. Sin saber que pensar o hacer, giró su cabeza hacia un lado, lo que miró no le agrado para nada, dejo de tocar la pared, sus pies giraron y avanzaron con pasos decididos, se detuvo a unos cuantos metros de aquel extraño objeto.

Miró fijamente al sujeto de ojos azules que también le miraba, movió la cabeza hacia un lado, aquel sujeto hizo lo mismo, aquello le desconcertó tanto que le hizo dar dos pasos hacia atrás, y le sorprendió que aquel sujeto hiciera lo mismo.

‹‹Esta tan asustado como tú de él››, se formularon automáticamente las palabras en su cabeza, al tiempo que algo dentro de sí mismo le decía que aquel sujeto no era nada peligroso, guiado por esta extraña corazonada, volvió a dar dos pasos, se detuvo al ver que el sujeto también los daba, apretó los labios, el sujeto también los apretó, aquello ya le estaba comenzado a molestar, no le gustaba nada que aquel sujeto le estuviera imitando en todo, así que buscando acabar con aquello, avanzó con rapidez, se detuvo a varios centímetros sorprendido ya que el sujeto había hecho lo mismo.

Una vez más el temor comenzó a embargar y apoderarse de su cuerpo, su pecho comenzó a subir y bajar, un aliento caliente comenzó a escapar de sus labios y entonces sucedido, el otro sujeto desapareció solo algunos segundos tras una capa blancuzca, el efecto no duro mucho, ya que pronto mostró aquel rostro llenó de dudas. Cerró los ojos y negó con un movimiento de cabeza, aquello no podía ser posible, un sentimiento extraño comenzó a embargarlo, no podía cerrar los ojos ante el peligro, eso lo sabía perfectamente, lo mejor que podía hacer era enfrentarlo, no podía dejarse intimidar por aquel desconocido.

Decidió a terminar con todo, abrió los ojos, se levantó cuan alto era, apretó los labios, miró fijamente al sujeto, levantó despacio la mano, se detuvo al ver que el sujeto le estaba imitando, negó con un movimiento de cabeza, eso era lo que el sujeto quería, quería que tuviera dudas, pero no estaba dispuesto a darle lo que quería, levantó la mano y la acercó con la del sujeto, entonces sintió aquella sensación dura pero frágil con un frío agradable, basto que simplemente le tocara para entender que era aquello que tenía frente a él.




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