La Última Sombra

4. La Décima Sombra

 

—Lo dicho. Eres el digno hijo de tú padre —le aseguró Baruj con una radiante sonrisa—. Si es lo que quieres, haré los preparativos restantes. Debido a que eres un principiante, tendrás que comenzar desde abajo, así que enfrentaras a la décima sombra, para tú suerte, este acepta cualquier reto que se le presente, así que calculo que para esta noche, podría llevarse a cabo el combate.

—Espere —le pidió Kaebu, tardo algunos segundos en asimilar las palabras de Baruj, fue suficiente para que toda aquella confianza que se había apoderado de él, se esfumara en cuestión de segundos y le hiciera temblar las manos—, ¿Esta noche?

—Así es —respondió con serenidad Baruj.

—Yo pensaba que se me daría tiempo, que me dejarían entrenar, despertar mis músculos —expuso todas las dudas que iban apareciendo en su mente.

—Kaebu —lo llamó con tranquilidad Baruj, aunque logró detectar cierta impaciencia en su voz—, vivimos en tiempos difíciles. El tiempo en este momento es lo más importante de Newhope, no podemos estarlo perdiendo sin una razón de fuerza mayor. Los miembros de las Diez Sombras son personas ocupadas, van de un lado a otro, es una suerte que la décima sombra se encuentre hoy aquí y que sea alguien que acepta cualquier reto cuando tiene tiempo. Pero debe ser hoy, posiblemente mañana se marche de nuevo y entonces tú te quedaras sin combate, y a saber cuándo vaya a volver. Newhope son comunidades que necesitan la ayuda de todas las personas para poder mantenerse en marcha. Si el combate no se hace esta noche, lo siento muchacho, pero yo no podría mantenerte aquí, las leyes establecen que todo hombre o mujer en edad suficiente, o debe estar preparándose para desempeñar un papel en Newhope, o ya debe estar desarrollándolo. Lo siento, pero son las leyes muchacho, y yo no tengo el poder de cambiarlas, aunque me gustaría poder hacerlo.

Aquello dejo sin palabras a Kaebu, cualquier tipo de confianza se esfumo, al igual que aquella importante oportunidad para poder recuperar sus recuerdos también se estaba alejando con una gran rapidez. Tragó una gran cantidad de saliva, las manos comenzaron a sudarle, los labios le temblaron, el extraño nudo en la garganta volvió a apodarse de esta y le impedía decir nada.

‹‹Idiota, jamás tendrás otra oportunidad como esta››, le susurró una voz en su cabeza, Kaebu apartó la mirada y despegó los labios en un intento de tomar aire.

‹‹Es demasiado peligroso, no conocemos a nuestro rival, ni siquiera sabemos si podemos defendernos, no sé si puedo pelear, esto es una locura, una tremenda locura, lo que debo hacer, es montarme en un barco y ser devorado por un Mordedor››, le respondió un tanto molesto.

‹‹Imbécil, ¿Quién ha conseguido nada sin arriesgarse?, nadie, ¿De qué te sirve vivir si no sabes siquiera quién eres?, debes arriesgarte, debes hacer lo imposible, claro, si quieres recuperar tus recuerdos››, le reprendió la voz otra vez.

—Muchacho —el llamado le sonó un tanto lejano, aun así fue lo suficientemente alto para sacarlo de sus extraños pensamientos, con el entrecejo fruncido giró y se encontró con la comprensible mirada de Baruj—. Necesito que me des una respuesta, ¿Lo harás?

‹‹Tienes razón, debo arriesgarme, al fin de cuentas, no tengo nada que perder, si muero, todo acabara, si gano, un mundo lleno de posibilidades se abrirá ante mí, tengo más que ganar que perder, lo haré, enfrentare a ese sujeto››, le respondió a la voz interior de su cabeza.

Intento hablar, le resultó imposible hacerlo, aquel nudo continuaba en su garganta y al parecer no planeaba marcharse en un buen tiempo. Molesto por esto y cansado de estarse asustando por cualquier cosa que le rodea, apretó las mandíbulas, sus puños se cerraron con tal fuerza que su piel se tornó blanca, clavó su mirada en el Anciano Baruj.

—La haré —respondió con toda la seguridad que logró encontrar en su interior. En aquella ocasión Baruj no sonrió, y hasta le pareció ver cierta preocupación en su mirada, aun así, dejo escapar aire y se puso en pie.

—Está bien, lo arreglare —Baruj movió su dedo huesudo, apretó un botón de un aparato electrónico que estaba encima de su escritorio, tras algunos segundos, la puerta se abrió y una joven con un elegante traje negro entró en el lugar—. Te voy a pedir por favor que sigas a Keira, ella te llevara a una habitación de meditación, allí permanecerás hasta que yo termine con los preparativos, cuando lo haga, te lo haré saber, ¿Entendido?

Sabiendo que ya no le saldría aquella voz llena de seguridad, Kaebu se limitó a asentir con un movimiento de cabeza. Baruj hizo lo propio, miró a Keira y le hizo un gesto con la mano.




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