La Última Sombra

25. Sueños de Verdad

 

El viento dejo de lamentarse, el gélido terreno fue tragado por la oscuridad, todo se vio sumido en un tenue silencio, allí, solo había dos guerreros, dos seres humanos con sueños y ambiciones por los cuales les era imposible rendirse, solo eso, dos personas luchando por sus sueños. Si se ponía de aquella manera, Kaebu lo sintió como algo cruel por parte de aquel que permitía semejante acto.

Justo en ese momento la fuerza en sus piernas le abandonaron, le asaltó un terrible dolor que se extendió por todo su cuerpo, obligándole a caer sentado sobre el suelo oscuro, al tiempo que sentía como GraanTaar le liberaba de su presencia, al igual que Mashory, tal vez ambos también estuvieran cansados.

‹‹Que descansen, se lo han ganado››, pensó esperando que les llegaran las palabras. La luz entró como un fugitivo cuando la puerta fue abierta iluminando el lugar con las lámparas del pasillo, un hombre con máscara blanca se apresuró a entrar, se inclinó junto a Dylan e inició a revisarlo.

—¡Kaebu! —debido a lo alarmada que sonaba la voz, fue que terminó atrayendo su atención. Raelys entró en la habitación, en cuanto le observo se apresuró para llegar a su lado, se inclinó y le dio un fuerte abrazo, sin proponérselo Kaebu dejo escapar un pequeño quejido—. Lo siento.

La pelirroja se apresuró a dejarlo en libertad.

—No hay nada que disculpar —respondió haciendo un esfuerzo por formar una sonrisa, miró el temor en sus ojos—. Enserio, me encuentro perfectamente bien.

Siguió la mirada de Raelys, enfocándose en diferentes desgarres de su cuerpo, hasta ese momento se percató que aquellos proyectiles de hielo realmente le habían provocado un daño físico.

—¿Pero qué demonios...? —levantó la mirada al escuchar las palabras del Hombre de Blanco, el cual cogía con ambas manos la empuñadura de Guardasombras e intentaba sacarla de la pierna de Dylan.

—¿Podrías ayudarme? —preguntó a Raelys, la cual se apresuró a asentir con un movimiento de cabeza, Kaebu le rodeó con su brazo y se impulsó poniéndose en pie, apretó los dientes soportando el dolor y no dejo todo su peso en el cuerpo de la pelirroja. Con pasos cortos avanzaron hacía el cuerpo de Dylan—. ¿Me permite?

Kaebu logró detectar incredulidad en sus ojos ya que era lo único que se lograba ver debajo de la máscara, aun así, pareció comprender que por el momento no tenía una opción más viable, por lo cual permitió que Kaebu se acercara, estiró la diestra, cogió la empuñadura y con un rápido movimiento extrajo la mortal arma. Si el Hombre de Blanco se impresiono por lo visto, ciertamente lo oculto muy bien, ya que se apresuró a abrir su maletín y detener el sangrado en la pierna de Dylan.

Sabiendo que ya no tenía nada más que hacer allí y que el Hombre de Blanco necesitaba espacio para atender a Dylan, fue que tomó la decisión de marcharse a su departamento, así se lo hizo saber a Raelys la cual se mostró de acuerdo, con su ayuda se encaminaron hacía la salida.

A unos cuantos pasos de la salida, escuchó claramente un quejido, se detuvo y giró el rostro, justo para ver como Dylan recuperaba la conciencia.

‹‹Pregúntale, ¿De dónde obtuvo esa marca?››, escuchó la voz de GraanTaar, recordó vívidamente toda la ayuda que su otro yo le había prestado, por lo cual comprendió que era lo menos que podía hacer por él. Le menciono a Raelys que le dejara en libertad, noto duda en sus ojos, cuando sonrió la pelirroja pareció comprender que todo estaba en orden, por lo cual le menciono que iría por las armas y la máscara, Kaebu asintió y con mucho esfuerzo se acercó a Dylan, el cual había conseguido sentarse mientras era tratado por el Hombre de Blanco.

—Lo que sucedió aquí fue muy extraño —aceptó aun recordando todo lo que había visto en aquel lugar—, por lo cual, me preguntaba, ¿Dónde obtuviste esa marca?

—Por el amor de los dioses olvidados —masculló con enojo el Hombre de Blanco, extrajo un pequeño aparato negro de su maletín y lo acciono—. Tendremos que llevarte al hospital, y tu —dirigió una dura mirada hacía Kaebu—, deberías estar orgulloso de no tener que ocupar nuevamente una cama en un hospital, así que si podrías dejarnos en paz...

—Tranquilo doc —le interrumpió Dylan con voz adolorida—, este sujeto es un gran guerrero, lo menos que podría hacer por él es saciar su curiosidad —dirigió su atención hacia Kaebu—. Como ya le escuchaste, debo partir al hospital, si realmente quieres saber cómo obtuve la marca, ven a verme, a mí también me interesa saber cómo obtuviste el tuyo.




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