Mi corazón, dividido en dos, se deshace como cenizas al viento. Lágrimas ansiosas luchan por escapar, desesperación como compañera fiel. La lucha interna entre lo que deseo y lo que es inevitable. Es como si el tiempo se detuviera en ese momento, y mis emociones se debaten en un torbellino.
Quiero huir, correr hacia él, implorar que luche por mí, que no permita que me aleje. Pero sé, con dolorosa certeza, que no lo hará. Anhelo que me ame como ama a la mujer que está a mi lado, pero ella es la sombra que nunca se desvanece, la pasión que lo volvió loco.
Sus ojos, verdes como plomo, me miran con dolor, o eso quiero creer. ¿En qué piensa? ¿Se alegra de liberarse de la niña que cargó su dolor?
Sus labios se tensan, como si lucharan, como si quisieran decir algo, como si el destino se debatiera en su mente.
Quizás, en ese apretón de labios, se esconde la verdad: que finalmente estaré donde pertenezco.
Odio saber que nunca seré su elección, que mi amor no será correspondido. Entiendo ahora el dilema de mis padres, las elecciones que hicieron, y cómo el corazón a veces se inclina hacia lo que no debería ser.
¿Seré capaz de decirle a Logan lo que siento antes de partir? ¿O me llevares este amor no correspondido?
-No quieres decirle algo a Logan ante de irnos.
- Todavía falta media hora para que el avión despegue.-digo sin mírala.
-Pero no podemos está aquí esperando Michelle, y Logan aseguro tiene mucho trabajo que hacer en el bufé.
-No, no tengo nada para hoy.- nuestra mirada se conecta.
Jesucristo.
Quiero bésalo por última vez, quiero sentí sus brazo alrededor de mi cuerpo. Quiero salir de aquí y encerrarme en su habitación, enredarme en su sábana y espera a que él llegué y me abracé haciendo me sentí segura, amada y suya.
Que sea mio.
- Michelle ya es hora de irnos así que despídete de Logan.
No quiero escucha más su voz en este momento. Sé que la decisión fue mía, que soy yo la que se va y no puedo esperar nada a cambio.
Y es que no quería terminar como una más de su locas, pero ahora comparto el mismo sentimientos que ellas. Pero para no termina cómo ella debo irme, aleja de todo que se trata de Logan Evans. Así que...
- Adiós Logan.
-Adiós Michelle.- mi nombre salió tan fácil de su labios que por primera vez no quisiera llámame así.
Quería que me llamara Louisa, que recordará todos los secreto que lleva ese nombre o que me llamar, mi pequeña.
A la mierda.
Me debo ir ya, si me quedo por un segundo más querer quedarme y sería igual que ellas.
Doy la vuelta y sigo mi camino sin mira atrás. Doy mi maleta y siento a mi madre atrás de mi, veo el tablero buscando nuestro avión.
Solo faltan veinte minutos. Me siento a esperar a que me avisen cuándo abordar.
Veo el reloj y solo faltan quince minutos. No sé cómo pasó o cuándo, solo sé que ya estaba corriendo en busca de él.
Escucho la voz de mi madre, pero la ignoro. Llego a la puerta y él no está. Salgo, pero no veo su carro ni a Robert.
Ahora sí dejo que mis lágrimas recorran mi rostro. Ahora sí me derrumbo. Ahora sí que es la última vez