Michelle.
Han pasado ya dos semanas desde que mi mamá se fue. No he visto ni siquiera a mi papá, ni al hombre de la otra vez. Solo he tenido contacto con una mujer llamada Sonia. Ella es hermosa, con su cabello castaño y ojos azules, y además, es muy amable conmigo.
Sonia se encarga de cuidarme en todo momento, me baña, me peina y cocina. Pero no solo a mí, también a mi nuevo amigo, Ruki. Ruki es un doberman que comparte conmigo sus cuidados, duerme, se baña y come a mi lado, aunque a Sonia no le agrada mucho la idea.
La casa en la que estoy es enorme, aunque Sonia insiste en que no es una casa, sino un apartamento, penthouses . Un día, mientras bajaba corriendo por la escalera con Ruki, tropecé con algo. Al levantar la mirada, no vi un objeto, sino a alguien. Con unos ojos verde oscuro, cabello negro, parecía un príncipe eso que salen en los cuento de hadas y las películas de Disney, Era el mismo hombre que había visto desde que llegué aquí.
—Hola, señor —le dije, extendiendo la mano—. La otra vez no pudimos presentarnos, así que permítame hacerlo ahora. Soy Michelle Louisa Morelli Águila. ¿Y usted?
El hombre me miró fijamente y respondió con una sonrisa irónica.
—Tus padres no pudieron elegir un segundo nombre más feo, ¿verdad, pequeña Michelle?
Confundida, inclinó la cabeza sin entender lo que decía. Sonia aparece y se sorprende por la aparición del hombre con apariencia de príncipe.
—¡Logan! - exclama.
—Yo me llamo Logan Nicolas Evans Blake. — se agachó para estar a mi altura.
—Tu segundo nombre si es feo.
—¿Por qué?
—Porque es muy común y carece de imaginación. -él se ríe mientras bebía de una botella que no había notado antes.
—Logan estas ebrio mejor ve a tu habitación y no vayas a molestar a la pequeña Michelle.
—Estoy hablando con ella. Deja de fastidiar y vete de aquí. Ya llegué y puedo encargarme de ella. Así que, por favor, allá está la puerta —señala la puerta.
—Ay Logan, pequeña Michelle ve a tu habitación que tengo que habla con el señor Evans. -me dice Sonia.
—Puedo llévame a Ruki.
—Sí, llévatelo. Que él cuide de ti como yo no puedo hacerlo aparecer —Logan se ríe antes de dejarse caer por la escalera y terminar en el mueble.
Me pareció tan divertida que decidí intentarlo algún día.
Aunque eran pocos los días en los que veía a Logan, siempre que lo encontraba, estaba ebrio. Sin embargo, en esas ocasiones, lograba enterarme de muchas cosas sobre él. Descubrí que tiene treinta años y es el jefe de una prestigiosa firma de abogados. Además, no tiene novia y prefiere estar sin compromisos.
Logan tiene una hermana llamada Charlotte y solía vivir con sus padres hasta los quince años. Sonia es la única persona en la que confía lo suficiente. Y Ruki, su perro, lleva el nombre de su abuelo. Según la historia que me contó una noche que se encontraba tan ebrio, Ruki era el apodo que le tenía a su abuelo. Su abuelo vivía en Los Ángeles y estaba demasiado lejos para visitarlo. Así que, para sentir que tenía algo que lo recordara, Logan decidió nombrar así a su fiel compañero.
Todo esto lo aprendí cuando Logan estaba aquí y ebrio, porque cuando estaba sobrio, se transformaba en un auténtico ogro. Siempre estaba de mal humor y parecía querer ignorarme. Sin embargo, algo que recuerdo claramente de nuestra primera conversación y se volvió realidad es que Ruki siempre cuidó de mí mejor que él.
—Michelle, por favor, no te quedes en el aire —me interrumpe Katić, chasqueando los dedos frente a mi cara.
—Lo siento, es que...
—¿Estabas recordando uno de esos viejos recuerdos? —Trevor se acerca, rodea mis hombros con un brazo y me da un beso en la mejilla.
—Sí —le sonrío.
—En serio, ustedes dos son todo un amor —comenta Amy, sosteniendo unos vasos con un líquido azul brillante.
—Verdad que sí —Trevor acerca su mejilla a la mía.
—¿Chicos qué tal si dejamos de hablar y empezamos a bailar? —propone Katić, intentando no mirarnos mientras los demás gritan un sí entusiasta.
Bajamos las escaleras y llegamos a la pista de baile. Todos comienzan a moverse de manera desastrosa, pero la mayoría son jóvenes como nosotros. Siento que varias personas me observan, aunque estoy segura de que lo que ven es mi cuerpo.
Y ¿quién no lo haría? Este vestido me queda tan apretado y, al mismo tiempo, tan corto. Aunque a Trevor le encantó, yo no me siento muy cómoda. No es que quiera ocultar mi cuerpo, sino que siempre he preferido ropa un poco más holgada por una cuestión de comodidad.
Sonia, Katić, Charlotte, mi tía y las señoras Evans siempre han estado detrás de mí, instando a que usarla prendas más ajustadas para parecer toda una señorita y no una vagabunda
—Cariño, te ves tan hermosa. -dice Trevor mientras se acerca por detrás y rodea mi cintura con sus brazos.
Me quedo callada y comenzamos a bailar. Él hunde su rostro en mi cuello. Trevor no es solo mi novio, también es mi mejor amigo. Desde niños, siempre me ha cuidado y tratado de la mejor manera. Sé que lo hace para que no me sienta sola.
Cuando lo conocí, fue algo especial. Sentí una conexión inmediata y, cuando decidimos ser novios, esa conexión se profundizó aún más. Aunque a Logan no le agrada, Trevor intenta todo lo posible para que lo acepte. Después de todo, Logan es como un padre para mí.
Esas palabras siempre me han parecido incorrectas, novio y padre
Logan puede ser un idiota, un gruñón, pero nunca me abandonó. Tuvo la oportunidad de dejarme con mis abuelos, pero prefirió hacerse cargo de mí.
Trevor se aleja para bailar con Clara, y yo me quedo sola, sintiendo frío. No tiene mucho sentido, considerando que estamos en un club lleno de gente que genera calor.
Pero era por todas esas miradas que tenía encima. Así que decidí irme. Le aviso a todos que me voy, excepto a Trevor, a quien no encuentro por ningún lado.