Capítulo 6

Logan

Hoy se cumplen cuatro años desde que Marta se fue y me dejó a su hija. Cada vez que intento alejarme de ella, solo veo a su madre o al maldito de su padre. Michelle ya tiene trece años, y mientras Sonia, Charlotte y mi madre insisten en celebrar sus quince primaveras, Michelle solo pide una moto como regalo.

Desearía que le preguntaran a ella y no a mí. Siempre sugiero mandarla de viaje para no verla más, pero siempre recibo las mismas quejas. Empino la botella mientras observo cómo esas mujeres intentan seducirme. Si supieran que la única mujer que quiero no sé dónde está.

Veo acercarse a la mujer que culpó a Michelle de golpear a una niña cuando tenía diez años. Desde ese día, Michelle ha mejorado y yo he intentado mejorar por ella, pero entonces apareció Kate. Esa mujer me volvió loco. Pensé que con ella podría olvidar a Marta, pero no fue así. Y luego apareció la tía de Michelle, la hermana de Marta, para decirme que vio a Marta y me mandó a decir gracias.

No pude con todo y termine cayendo otra vez en esta mierda. Me levanto y es cuando noto que estoy desnudo completamente.

¿Rayo que mierda estaba haciendo?

Volteo y es cuando me doy de cuenta que estoy en mi cuarto. ¿Cuando llegue a mi casa? Estoy con una rubia que ni sé cuál es su nombre, la despierto, su ojos azules brillan con deseo y algo dormidos todavía.

—Que paso galán quieres repetir.- me sonríe coquetamente.

—No tranquila que tu servicio creo que fue suficiente, ya te puedes ir. –intento busca un bóxers y un pantalón de pijama.

— ¿Cómo que crees? –ella se levanta por completo y puedo nota que tiene unos ceno grande.

— Como escucharte, no recuerdo nada de anoche, así que supongo que no estuvo tan bueno. —Sigo buscando mis bóxers hasta que los encuentro.

—¿Pero qué te crees tú?

—Solo dime algo, ¿qué te pareció la noche? –me le acerco tanto que se pone nerviosa.

—Espectacular. –lo dice risueña.

—Pues para ti, yo no recuerdo ni una mierda y si hubiera sido espectacular como dices lo recordaría, pero lo siento no lo fue. –me alejo para buscar el pantalón de pijama pero lo que consigo es una botella de whisky, tomó un trago y sigo en mi búsqueda.

—Eres un creído. –ella se levanta y creo que no fue una mala decisión, por lo que puedo ver tiene un buen trasero, pero tal vez no es muy buena a la hora de follar.

—Solo vístete y largarte.-digo.

—No puedes decir Tatiana la pase bien contigo y ya imbécil.

Así que su nombre es Tatiana.

—Okey, esta bien, gracia Tatiana por algo que tal vez ni valió la pena así que por favor verte ya. –ella se voltea y veo que ya tiene el vestido puesto.

—Eres un maldito. –me lanza un zapato pero fallar.

—Tal vez yo sea un maldito como tu dice y tú una prostituta que no quiere admitir que hizo mal su trabajo, pero da igual. –me empino la botella otra vez.

—Eres un desgraciado, pero para tu información yo no soy una prostituta soy estudiante de enfermería.- lo dice con orgullo.

—¿Y qué quieres que te diga? Sabes, hay un dicho que dice, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Pero para ti, lo diré de esta manera, aunque la zorra se vista de enfermera, zorra se queda.

La rabia en sus ojos era inconfundible mientras agarraba mi laptop y la lanzaba contra la pared, el sonido del impacto resonando por toda la habitación. Mañana tendré que pedirle a Emilio que me compre otra. Menos mal que tengo toda la información guardada en otro lugar..

Por fin se va, pero escucho un grito y sé que es de Michelle. Salgo corriendo y veo a Tatiana rompiendo todos mis licores. Vidrios rotos y líquido derramado cubrían el suelo.Mi corazón late con fuerza, un nudo de rabia y confusión se forma en mi estómago.

—¡Pero Logan, ¿de dónde sacaste esa loca?! –Michelle intenta detener a Ruki, quien está fuera de control por querer atacar a Tatiana. Sus manos tiemblan al tratar de sujetar a Ruki.

—Eres un idiota, Logan. –Tatiana me lanza una de mis botellas de licor, que creo que ni con su sueldo podría pagar. La botella pasa a centímetros de mi cabeza, estrellándose contra la pared detrás de mí. El sonido de los vidrios rompiéndose resuena en mis oídos.

—Y tú, estás loca. - Levanto mi mano haciendo el gesto de que estás loca.- Hazme el favor de comportarte y vete si no quieres que llame a la policía.

—¿Qué le vas a decir? Si quiero, yo puedo decirle que me trajiste drogada y me violaste. -Tatiana grita con una furia descontrolada, su rostro rojo de ira. Sus palabras caen como una bomba, llenando la habitación de una tensión insoportable. Puedo oler el licor derramado y ver los reflejos de luz en los fragmentos de vidrio.

Enserio donde saque esta loca.

—Díselo y veremos a quién le creen ¿A una mujer que afirma haber sido violada o a un abogado profesional con un expediente impecable, que ha enviado a varios violadores a la cárcel? - Su expresión cambia

— ¿Eres abogado? - Su voz suena impresionada y con algo de temor.

—Sí, cariño, y espero que te vayas de mi casa ya. - Saco mi teléfono y marco el número de Robert, el jefe de seguridad. —Robert, necesito que saques a alguien de mi casa ahora mismo.

El sonido de la puerta abriéndose resuena en el fondo, y los pasos firmes de Robert y Troy se acercan rápidamente. La toman de los brazos y, a pesar de sus gritos y súplicas, la arrastran fuera de la casa. Ella no deja de gritarme, llamándome desgraciado.

Mientras las puertas se cierran y su voz se va apagando, sus palabras resuenan en mi mente. Si tan solo supieran la verdad. Sí, soy un desgraciado. En una sola noche, perdí a mi abuelo, el hombre que fue como un padre para mí. En esa misma noche, apareció el amor de mi vida para dejarme encargado del cuidado de su hija y escapando con el padre de esta.

Y por último, me veo obligado a cuidar de esa niña como si fuera mi propia hija, aunque cada vez que la miro, solo veo los fantasmas de lo que sus padres me hicieron. La ironía de la situación no deja de atormentarme. La vida puede ser increíblemente cruel y, aunque intento endurecerme, el dolor siempre encuentra la manera de colarse a través de las grietas.