La Última Vez que Te Perdí

Parte IV

PARTE IV: EL FLASHBACK

1625. Estados de Valancourt. Solsticio de verano.

El recuerdo llegó sin intención, como siempre. Edmón cerró los ojos pero eso solo hizo que fuera más vívido.

El salón de baile de su mansión, iluminado por cientos de velas. El olor a cera de abeja y perfume de rosas. El sonido de la viola da gamba tocando una pavana. Catherine, su Catherine, bailando en sus brazos, riéndose de algo que él había susurrado en su oído.

Llevaba un vestido de seda azul pálido con bordados plateados. Su cabello, oscuro como ala de cuervo, estaba recogido con perlas. Sus ojos brillaban con el tipo de felicidad que solo existe cuando alguien está absolutamente seguro de ser amado.

—Edmón —había susurrado contra su pecho mientras giraban—, a veces tengo miedo de que esto sea un sueño. De que despertaré y tú no serás real.

Él había besado su frente, aspirando el perfume de lavanda de su cabello.

—Soy tan real como el latido de tu corazón —había prometido—. Y estaré contigo hasta que ese corazón deje de latir.

No sabía que estaba pronunciando una maldición.

Tres horas después, ese mismo salón se había convertido en un matadero.

Edmón había cabalgado de regreso desde la ciudad, sus negocios completados antes de lo previsto. Quería sorprender a Catherine, llegar a casa temprano.

La sorpresa fue suya.

Encontró a Linton de Ashford —su amigo desde la infancia, su compañero en la guerra, el padrino de su boda— arrastrando el cuerpo semiconsciente de Catherine hacia las escaleras. Su vestido estaba rasgado. Había una botella volcada en la mesa, el vino mezclado con láudano.

El rugido que salió de la garganta de Edmón no había sido humano.

Linton había gritado algo, una justificación delirante sobre amor verdadero y derechos naturales. Edmón no escuchó. Solo vio rojo.

Desenvainó su espada. Linton hizo lo mismo. Habían peleado cientos de veces durante entrenamientos, estaban igualados en habilidad. Pero Edmón peleaba con la furia de quien ha visto profanado lo sagrado.

Catherine, recuperando la conciencia, había gritado. Se había interpuesto entre ellos, suplicando que pararan.

La hoja de Edmón ya estaba en movimiento.

No había forma de detenerla.

El sonido del acero atravesando carne era más suave de lo que uno esperaría. Casi íntimo.

Catherine había mirado hacia abajo, a la espada saliendo de su abdomen, con expresión de confusión más que de dolor.

—Edmón... —había susurrado.

Él había dejado caer su arma como si quemara. La había atrapado mientras caía, su sangre —tan roja, tan abundante— empapando sus manos, su ropa, el piso de mármol.

Linton, herido en el hombro por el mismo golpe, se había desplomado contra la pared, riendo con histeria. Tosiendo sangre.

—Si no puede ser mía... nunca será de nadie... maldito seas... Valancourt... maldito...

Y entonces Linton también había muerto, desangrándose mientras maldecía.

Pero Catherine había tardado más.

Edmón la había sostenido durante los peores veinte minutos de su existencia, entonces y ahora. Ella había intentado consolarlo incluso mientras moría.

—No fue tu culpa... accidente... te amo... siempre te he amado... en todas las vidas... te amaré...

Sus últimas palabras habían sido su nombre.

Después, Edmón había intentado matarse. La cuerda se había roto. El veneno lo había hecho vomitar pero no morir. El puñal en su corazón había sanado en cuestión de horas, la herida cerrándose como si nunca hubiera existido.

Y entonces había llegado la voz. Sin cuerpo, sin origen. Como si el universo mismo hablara.

"Vivirás. Vivirás hasta que ambos mueran en paz, en la misma vida, sin violencia. Revivirás este ciclo hasta que aprendas que el amor verdadero requiere sacrificio. Que la posesión no es amor. Que salvarla significa perderla."

Cuatrocientos años después, Edmón todavía no estaba seguro de qué había sido esa voz. ¿Dios? ¿El diablo? ¿El karma? ¿Alguna ley fundamental del universo que había violado al derramar sangre inocente?

No importaba.

La maldición era real.

Y esta sería la última oportunidad de romperla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.