PARTE V: LA PREPARACIÓN
Edmón abrió los ojos. Estaba de pie frente al panel número trece, con los puños apretados hasta que sus nudillos estaban blancos.
Se obligó a respirar. Dentro: cuatro segundos. Mantener: siete segundos. Fuera: ocho segundos. Una técnica de meditación que había aprendido de monjes tibetanos en 1891. Funcionaba aproximadamente el cero punto cinco por ciento del tiempo, pero el ritual era reconfortante.
Sacó su teléfono. Revisó el calendario.
Lunes, 9:00 AM. Primera reunión proyecto Hospital San Cristóbal. Oficina Central Valancourt Industries.
Asistentes: - Catherine Berenice (Arquitecta Principal) - Dr. Linton Ashford (Consultor Psicología y Bienestar) - Edmón Valancourt (Inversor/Benefactor)
Menos de nueve horas.
Menos de nueve horas hasta que volviera a ver esos ojos que había visto morir doce veces.
Menos de nueve horas hasta que tuviera que actuar como si no la conociera, como si su alma no reconociera a su alma a nivel molecular.
Menos de nueve horas hasta que comenzara la mentira más elaborada de sus cuatrocientos años de vida: pretender que no la amaba.
Edmón cerró la habitación con llave y regresó a la sala de estar. Consideró intentar dormir, pero sabía que sería inútil. Los recuerdos siempre eran más vívidos en las noches previas a los reencuentros.
En cambio, se sirvió otro whisky y se sentó frente al piano de cola. Un Steinway de 1923 que había comprado nuevo y mantenido en perfectas condiciones. Sus dedos encontraron las teclas sin necesidad de pensar.
Tocó una pavana del siglo XVII. La misma que había sonado en el salón de baile aquella noche.
La música llenó el penthouse vacío, hermosa y terrible, un réquiem para un amor que se negaba a morir incluso cuando debía.
En algún lugar de la ciudad, Catherine Berenice dormía en su apartamento, sin saber que mañana conocería al hombre que había amado en doce vidas anteriores.
En algún lugar de la ciudad, Linton Ashford organizaba obsesivamente sus medicamentos en su pastillero semanal, sin saber que mañana conocería a la mujer que lo empujaría hacia la locura... o la redención.
Y en su penthouse, Edmón Valancourt tocaba una canción de fantasmas, preparándose para el papel más difícil de su larga vida:
El hombre que amaba demasiado para tener derecho a ser amado de vuelta.
La música se desvaneció en la oscuridad. El reloj marcó las 3:33 AM.
El Ciclo 13 estaba a punto de comenzar.
Y esta vez, Edmón se juró que sería el último.
De una forma u otra.
FIN DEL CAPÍTULO 1
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Editado: 29.12.2025