La Vecina

PREFACIO

Alex miraba por esa pequeña ventana, esperando que saliera otra vez para poderla ver, ya desde hacía tiempo se fijaba en la chica de cabello amarillo. La rubia despampanante del barrio.  Por casualidad ella vivía a una casa de distancia, de la casa de Alex. Pero su interés había crecido cuando él se dio cuenta que como cosa rara, la chica no estaba con ningún hombre, o tan siquiera  así lo pensaba. Alex ya había compuesto su pequeño puesto de vigilancia por la ventana, unos binoculares, donde podía espiar un poco hasta su cuarto, revistas encima de una mesa, tazas de café y refrescos de lata, al igual que chucherías por todos los lados, y es que para el muchacho ella se había convertido en un pasatiempo demasiado excitante. Las vacaciones venían, y las cosas estaban más animadas que nunca, llevaba más de dos meses precisando a la chica. Tal vez hasta se pudiera echar novia, y muy linda, el seria entre sus amigos el más popular, si lo llegaban a ver con una chica de ese tipo. Ahora el problema era su mejor amiga. Siempre estaba con ella, no le daba ni un respiro, como iba a ser el para acercarse, pues nada, tendría que pensar en algo. Alex miro su reloj, el chico de 27 años, estaba ya cansado de esperar. Alex estaba convencido de que era una chica inigualable, tenía ese pelo amarillo, que lo podía distinguir a miles de metros, la piel era  blanca, no tanto pero si muy clara, a veces mostraba un rubor en las mejillas, y un cuerpo de ninfa, ella para él, era todo lo que necesitaba. Mas ella no conocía a Alex, que por su parte era, todo lo contrario, el chico era de color moreno, el cabello negro y gris en algunas partes, ojos oscuros y con barba desarrollada.  Generalmente la chica cuando estaba cerca de su casa, empezaba a chasquear las llaves, pero lo hacía al ritmo de su caminar, y ese sonido Alex se lo había grabado en el fondo del cerebro. Como un himno, o como la canción del verano. La chica llegaba, Alex escucho en chasqueo de las llaves,  y se fue a la ventana y se escondió entre las cortinas, donde no pudieran percatarse que los estaba espiando así paso los siguientes días venideros esperando a que su vecina empezara a buscarlo, aunque fueran en su sueños, pero poco después las vacaciones terminarían, el trabajo y el estudio estaban a las puertas.

 

 




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