No lo puedo creer, la idea de entrada triunfar que tenía no se compara con esto.
Habíamos decido que hoy todas llegaríamos a la Universidad haciendo una entrada única que dejaría a todos con la boca abierta por la sorpresa que les causaría observar tanta perfección junta.
Me imaginé una entrada como de personajes de acción, aquellos que van caminando como super modelos de Calvin Klein mientras detrás hay una explosión colosal que no llega ni a tocarlos. O en su defecto una parecida a la de los Ángeles de Charlie en Los Ángeles de Charlie. Todo estaba ensayado para que saliera a la perfección, claro que nunca contamos con amanecer en la cárcel.
Es ahí dónde aparece el fallo de nuestro plan, porque en vez de parecernos a las modelos de Victoria Secret en pleno desfile de trajes de baños, parecemos una jauría de perros que se la pasó peleando contra otra jauría de perros hasta el amanecer. Es que ustedes deben imaginarselo para que así se den cuenta que no exagero. Es que parecemos mapaches ebrios, si, ya sé, lo de ebrios no está muy fuera de la realidad pero aún así, uso esa simple metáfora buscando que ustedes logren entenderme.
—Odio mi vida—Me quejo al visualizar las escaleras que tengo que subir para llegar a mi primera clase.
Lo peor del caso es que esa clase es la peor materia que podrían haber inventado "Dibujo" es que ni carqueado me sale un círculo redondo, aún no comprendo que tiene que ver esa materia con mi carrera, pero la muy maldita está en mi pensúl y no hay forma de eliminarla.
Este es el segundo semestre que la inscribo y espero que me vaya mejor que el anterior, porque si vuelvo a verle la cara de amargada a la señora Juls juro que me lanzaré de un tercer piso.
—Exagerada—Mucho tardaste en aparecer —crítico a mi conciencia.
—¡Buenos días! Señora Juls—Saludo al ingresar al aula.
—Llega tarde, señorita Suárez—Ven lo que les digo, donde está el ¿Cómo amaneció señorita Suárez?
—Sí, lo que pasó...—Trato de explicarme, pero me interrumpe en el acto.
—No quiero saber las razones. La próxima vez no entra a mi clase, ahora tome asiento y dejé de hacerme perder el tiempo— ¡No es exageración!
Me deslizó por el salón tratado de hacer el menor ruido posible hasta dar con un asiento vacío. No he logrado acomodarme bien cuando la puerta es abierta una vez más interrumpiendo la clase de la señora Juls. Sonrió internamente al pensar en la reprimenda que a este le espera por haber llegado tarde.
Levanto mi cabeza y recuerdo "El Titanic" es que todo se ha paralizado a alrededor, así como se paralizó el cuerpo de Jack al congelarse en el agua < Lamento si eso sonó cruel, pero ningún pensamiento coherente pasa por mi cabeza en estos momentos>
—No creo que eso sea una novedad
—Tu no te metas—Reprendo a mi conciencia.
Hace tiempo que no veía algo tan perfecto como el Jardín de Edén, aquel que Dios creó para que Adán y Eva habitasen.
—Puede sentarse al lado de la señorita Suárez—Habla la señora Juls al Dios de Olimpo que acaba de ingresar al aula—Por favor, trate de que no se le peguen sus manías—No creo que esa sea una muy buena carta de presentación para mi futuro esposo, porque si de algo he estado segura en mi vida, es que este hombre será el futuro padre de mis hijos aunque tenga que rogarle a Dios día y noche para que mande otro diluvio y extermine a la raza humana con la excepción de a él y a mí.
Sus ojos se dirigen hacía el lugar que señala la señora Juls, al dar con mi mirada me sonríe por breves segundos y vuelve a posar sus ojos en nuestra maestra.
—Lo intentaré—Le Escucho decir, su voz es como un coro de ángeles en una escala 4/40. La perfección misma.
Camina entre los asientos vacíos hasta llegar al lugar que le indicó la señora Juls. Toma asiento y sus ojos se posan en mi, espero el destino no sea cruel conmigo y no tenga alguna baba saliendo de mi boca.
—¡Hola!—Saluda y creo morir en paz.
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