La Venganza de la Rechazada ( Mate del alfa )

CAPITULO 4

Jahavava

 

 

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Katherine

Ya habían transcurrido los dos días y necesitaba escapar, no podía dejar el reino en manos de esas personas, si me traicionaron a cuanta gente más habían podido engañar

Era necesario que yo misma los pusiera en su lugar. Me coloqué mucho perfume para ocultar mi olor de Eduard; él era mi mate, y aunque me dolía necesitaba dejarlo, me había acostumbrado a su delicadeza y la manera en como me trataba.

Sabía que se iba a poner como loco cuando no me encontrara, pero tenía que irme

Salte de la torre y me transforme para empezar a correr. Corrí muchas horas hasta que vi las trampas para los cazadores hechas por mi pueblo, estaba cerca y por suerte no me había perdido tanto

Llegue a casa cansada y apenas pude abrir la puerta, escuche a los músicos tocando canciones extravagantes.

—¿Dónde mierda estuviste Katy? — Reclamó el gilipollas de Kiliam haciendo que la música parara y los ojos de los invitados recorrieran mi cuerpo

—Me perdí en el territorio, realmente es muy grande; ya entiendo por qué te demorabas tanto. — Dije irónicamente

— No hables con ese “tonito” Katy; Sofí y yo hemos estado buscándote todas las mañanas — Se quejó de nuevo

— Lamento haberlos hecho preocupar, la próxima vez les avisaré si me pierdo de casualidad — Dije sarcásticamente

Sofía bajo de las escaleras justo en ese instante y fue corriendo hacia donde estábamos, con un hermoso vestido de plata

La miré analizándola bien, era mi vestido de aniversario del año pasado; y llevaba el collar de mi madre, el único recuerdo que tenía de ella.

— ¿Quién te atrevió a darte eso? — Señale el collar — Se puede saber con qué autoridad ingresaste a mi habitación—

Estaba tan molesta que estaba empezando a llorar, odiaba llorar cuando me ponía molesta y nerviosa, ya que así no ganaba ninguna discusión.

—Yo creí que tú me lo habías regalado antes de irte — Dijo Sofía

— Fue mi culpa Sofía, yo te lo regale en el nombre de ella, es mi culpa — Habló el sinvergüenza y le arranque del cuello el collar —Te regalaré uno igual Katy, ¿Cuál es tu problema?

— ¿Quieres saber cuál es mi problema?— Inhale— No crees que es curioso qué cuando me voy anuncias una fiesta donde le entregaste a tu amante, a la cual has tratado de ocultar bajo el mismo techo en el que vivo, el vestido de aniversario que me regalaste. No solo eso además fingiste hipócritamente que tus intensiones solo eran ayudarla; deja de engañar al pueblo si ni puedes engañarme, ellos sabe que les pediste impuestos exagerados solo para pagar esta fiesta de gala. —

Termine de decir, mientras tenía a la vista las miradas amenazantes del consejo de impuestos y las del Alpha. Todos eran unos cobardes, nadie se atrevía a decirle eso. Todos temían que fueran relevados de sus puestos al desafiarlo por eso nadie en esta corte me apoyaba.

—¿El Alpha ha engañado a la Luna? — Empezaron a circular comentarios como esos. Los que servían para los rumores empezaron a susurrar aquello. En especial las jovencitas que eran hijas de los funcionarios—¿Quiere así que le demos el voto de confianza? — Hablo la hija del canciller —La “Luna” parece muy herida por las acciones del Alpha

—Quiero aclarar el malentendido—Anuncio después de una larga espera— Sofía es oficialmente una de mis “consortes” y justo la celebración fue para darle la bienvenida al palacio; pero la fiesta se ha acabado. Canciller de trabajo su hija ya no es bienvenida en esta casa. Puede retirar sus pertenencias.

Las personas se quedaron en silencio mientras la chica empezaba a llorarle a su padre. 

 Camine a paso lento para salir de la situación hacia mi habitación, pero una fuerza brutal me estampo contra la puerta de la biblioteca. Sentí de me había hecho daño cuando este mismo abrió la puerta y me metió adentro. Su mano fuerte chocó en mi mejilla, mi padre era el único que había sido capaz de pegarme. En todos estos años era al único que le tenía miedo.

Solo veía mientras destrozaba los vidrios y los muebles de la biblioteca, las lágrimas me seguían cayendo y había entrado en una especie de trance.

No podía verlo a la cara, sentí mi cuerpo temblar, cada escena me recordaba mi niñez.

—Sigues siendo la “Luna” de la manada del Oriente, sigues siendo mi esposa y nada de eso cambiará— Dijo golpeando la pared que estaba a mi lado y sus labios quisieron tocar los míos —Espero que te quede claro.

—Aléjate—Pronuncie poniendo mis manos adelante, no quería que me diera un beso, solo sentía repulsión hacia él.

—Llévensela a su cuarto—Dijo abriendo la puerta para que dos asistentes me sacaran.

Me hicieron caminar por los pasillos hasta mi habitación, aún me encontraba temblando. Me dieron un baño y cubrieron con maquillaje el golpe.

Pero mi estado emocional seguía destrozado.

 

EDUARD:

 

—Búsquenla, sigan buscando; puede que esté cerca— Mi “Luna” había huido sin ni siquiera dejar un aviso, tampoco sabia su nombre, ya que no quería presionarla a revelar su identidad. Pero ahora ya no se encontraba a mi lado.

Solté un grito desgarrador cuando no percibí su aroma en el palacio Oscuro.

Cuando había llegado note otro aroma junto  ella, pero no mencioné nada, aunque me desagarraba la idea de que era de otro hombre la que estaba con ella. Mis hombres llevaban horas buscándola, pero no había rastros de ella. Me estaba empezando angustiar, no quería que nada malo le pasará, pero no podría protegerla si no estaba cerca de mí.




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