La Venganza de la Rechazada ( Mate del alfa )

CAPITULO 6

 

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* * * * * * * * * * CAPITULO 6 * * * * * * * * * *


 
La cocina se convirtió en un campo de batalla, estaba atontada por lo que mis ojos veían, y la mayoría de asistentes también estaban bien sorprendidos cuando estos empezaron a gruñirse. Se iba a armar los golpes y las mordidas.
—Eres un abusivo— Golpeó Eduard a Kiliam, rompiéndole la nariz. Los ojos de Eduard se tornaron negros, se podría decir que su paciencia se había agotado— Haber porque no peleas conmigo, si te crees muy fuerte.
—No creas que me contendré— Respondió Kiliam reventándole el labio con el golpe.
Los dos se separaron a unas distancias prudentes después del golpe; para transformarse.
Su cambio de cuerpo fue rápido, y cuando decidí volver abrir los ojos en dirección a ellos ya estaban uno encima del otro, desgarrándose la piel, no tardaron en hacerse mordidas profundas cerca al cuello y en las piernas. Esta situación se estaba saliendo de control.
La sangre brotaba de sus pies y las mujeres de la mansión no paraban de gritar, varios guardias intentaron intervenir , pero los rugidos de ambas partes hacian que retrocedieran. 
Si Eduard seguía golpeándolo, sería considerado como el principio de la guerra, a causa mía y era lo menos que quería.
Los jefes lo condenarían a Eduard si esto seguía continuando llegara a pasar algo más grave. Cuando se destransformaron, avancé hacia Eduard para calmar la situación  y sujetarle, pero eso no fue necesario. Eduard tomo control de la situación. Su cuerpo volvió al estado normal y su respiración ya no estaba tan agitada.
—Te planteo un trato, ya que podría tomar tu vida en un instante— Amenazo Eduard, sujetando a Kiliam del cuello.
—Yo no planeo…— Eduard aplasto más el cuello de su oponente.
—¿Acaso te di la posibilidad de rechazar mi oferta?, agradece que te estoy permitiendo respirar—Sentenció introduciendo las garras de sus manos en el cuello de este.
—Bien, que necesitas— Dijo Kiliam
—Me gusta decirlo sin rodeos— Suspiró Eduard mirándome y me puse nerviosa, seguramente algo tendría que ver conmigo —Quiero que ella venga a mis tierras.
Sofía tenía la boca abierta, y me miraba con desprecio. Eduard le susurro varias cosas que la mayoría no logramos escuchar.
—Me iré mañana de esta casa, buenas noches — Dijo bajando a Kiliam y limpiándose la mano de sangre.
Se notaba como todo un sanguinario haciendo eso, muy diferente a como lo había visto, pero al verlo limpiarse sus manitos me dio ternura.
—¿Qué están esperando?, traigan al enfermero de la manada— Escuche la voz de mi prima ordenando a las sirvientas.
Entre a la mansión más tranquila, hasta que mi paz acabo cuando ella ingresó también a los pasadizos.
—¿Acaso no te da pena que el Alpha resultará herido?; Kiliam tenía razón, eres una mujer sin corazón— Afirmo Sofía gritando —¿Cuándo te volviste una mujer sin sentimientos? — Mencionó ella como si comprendiera mi dolor
—No lo sé, dimelo tú  —Mencioné — Usteded ya no existen para mí, se han muerto el día que me traicionaron 
Quería voltear a ver su rostro, pero ya me sentía satisfecha con el silencio del pasillo en mis oídos. “Tal vez a los hombres de mentira, les quedaba muy grande las mujeres de verdad”. Entre sonriendo a mi habitación, al menos hoy podría dormir sin sentirme mal por sus palabras. Tranque la puerta para que nadie intentará interrumpir mis dulces sueños.
—¿Qué haces aquí? —Pregunté al ver a Eduard tirado en mi cama
—Me he perdido y solo pude sentir tu aroma en esta habitaciom— Dijo rascándose su cabeza.
No llevaba ninguna prenda superior, así que cerré mis ojos y me di la vuelta. Busque una sábana y se la lance. Luego recién di la vuelta.
—Tu labio está sangrando— Le dije limpiando su boca con mis dedos.
 —No más que mi corazón, al verte hoy con ese canalla— Bromeó.—Quiero que estés conmigo, no sabes cuanto quema cuandonsiemto que sufres 
Aún tenía la crema que Gracie había guardado del Alpha, cuando este me había golpeado. Busqué entre los cajones y lo encontré. Le destapé la manta y me senté detrás de él.
—¿Qué haces? — Preguntó algo sonrojado cuando empece a tocar su espalda
—Te echaré la crema en los golpes de tu espalda— Le informé.—A mi tambien no me gusta que salgas herido por mi culpa 
Tomé en mis dedos la pasta, y empecé a darle masajes suaves en las zonas afectadas. Tenia heridas de garras, aunque no eran tan profundas. Al ser ambos descendientes de sangre pura, también podían ser heridos si se enfrentaban entre sí. Me asustaba pensar que los soldados hubieran interferido y capturado a Eduard para llevarlo a la cárcel.
Aquel lugar era frío y desolador, casi no se podía distinguir del día y la noche en ese lugar. Una fecha había estado ahí cuidando a una prisionera que había sido acusada falsamente, al final la vendieron. Pero por suerte ya no estaba en ese feo lugar.
—Él es una basura— Siseó— Sin importar la situación nadie merece irse a dormir en las noches, pensando porque no fue suficiente —
El silencio se tornó en una mágica expresión, mientras acariciaba su piel con la yema de mis dedos. A veces nos aferramos tanto a alguien, que se nos olvida conocer mejores personas.
No quería hablar sobre le tema, solo deje pasar las palabras a la ligera, Eduard se enojaría si le dijera las leyes que me sujetaban a este lugar.
—Listo, si ahora mismo descansas, mañana estarás bi…—
—Quedémonos así —Me dijo cuando tumbo mi cuerpo en la cama y abraso mi cintura.
—¿Y tu beta? —Le pregunté por su amigo. 
—Se fue a traer refuerzos, por si a este Alpha se olvida dejarme ir — Informó —La otra semana pasaré por ti, no dejes que te lastime. —No hablemos de él, hablemos de tí
—No me gusta hablar de mi— Respondí
La noche acompaño nuestra conversación, hasta que me quede dormida.
—¿Te cuento una historia ?—
—Me encantaria —
Estar a su lado me hacia creer en el amor, el me hacia que me amara a mi misma.
* * * * * * * *
Fue cuando amaneció que me di cuenta de que ya o estaba a mi lado. Las ventanas estaban abiertas, y por ello la luz del sol me despertó. Eduard había sido muy astuto al amenazar a Kiliam, necesitaba aprender eso. Sonreí recordando lo lindo que se veía ayer cuando nos pusimos a dormire
—Señorita, el Alpha ordenó su asistencia en el desayuno  de esta mañana—Me avisó Gracie desde la puerta.
—Ahorita te abro— Le dije corriendo hacia la puerta.
Después de mi aseo personal, baje a desayunar. Mi mañana fue tranquila sentia el alivio de haber converzado con alguien.
Ya había repuesto la mesa, ya que había sido destruida anoche. También las paredes dañadas estaban siendo reconstruidas, y algunos nobles tambien estaban sentados.
—¿Dónde conociste al Alpha de la manada “Tierra oscura”, Katherine? — Pregunto Sofía al instante que ingrese al comedor.
Así que ella había amanecido con ganas de pelea, si así quería empezar el día así; yo no tenía problemas. Me senté cómoda al costado del representante de una de las tribus. Divise el comedor y parecía que no estaba Eduard, quizás muy de mañana decidió partir a sus tierras. 




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