* * * * * * * * * CAPÍTULO 8 * * * * * * * *
Las cortinas colgadas en las amplias ventanas dejaron pasar la fuerte luz del día. Ya había pasado seis días y la primavera se había instalado perfectamente en el ambiente, los polluelos ya habían salido de sus cascarones, y el pasto parecía tener el perfecto roció de la mañana.
Ya había pasado un día adicional a lo que había prometido; Eduard aún no había venido, y ahora me encontraba contemplando el jardín desde mi habitación. Tenía miedo que se arrepintiera, o accediera a la idea de rechazar nuestro vínculo. Aún estaba con la cara decaída y Gracie no hacía nada más que soltar algunas risillas ante mi rostro con muecas. Salió un rato de la habitación y luego volvió con prisa
—Señorita, ¿va a querer recibir al Beta de la manada de Sur? — Preguntó Gracie aun cerca de la puerta.
La manada del Sur, era la más leja a nuestro territorio y habían perdido más territorio por hacer los tratados con los humanos. Aunque obviamente no se habían aleado a ellos. Los había rescatado varías veces de la ruina, así que esperaba un agradecimiento.
—Sí, iré para hacerle el recorrido respectivo— Me levanté y arreglé mi vestido con mis propias manos.
Traía la falda arrugada, pero nadie lo notaría. Me había cansado de estar cambiándome de ropa para cada ocasión así que solo utilizaba una todo el día. Bajé las escaleras hasta el vestíbulo, que sin duda con la luz de la primavera se notaba mejor, las columnas adornadas con piedras eran iluminadas por los vidrios.
— Los saludos al nombre del Alpha Firem, larga vida Luna Katherine—Dijo el Beta.
—Gracias por las formalidades —Agache suavemente mi cabeza. —Espero que haya tenido un buen viaje. Y haya podido disfrutar del cambio de clima.
—Disfrute el viaje, Luna— Respondió —Me ha sentado muy bien
Empezamos a caminar afuera de la mansión. Le haría un pequeño recorrido, ya que estábamos aun haciendo las últimas mejoras a la ciudad.
Empezamos hablar de los negocios de los últimos y si nos vendría bien comprar semillas en cantidad para los sembríos. Kiliam seguro estaba perdiendo el tiempo con Sofía y si yo no lo recibía hubiera quedado varado en la mansión todo el día.
—¿Has pensado en la posibilidad de rechazar al Alpha? — Preguntó en el camino
—La noticia se ha extendido muy bien, eh —Farfullé arreglando mi traje. — Escapa de mis posibilidades rechazarlo, a menos que hay acometido una falta grave —
—Me han pasado noticias, señorita Luna; sobre un romance secreto de usted — Siseó.
Podría haberme atorado si no fuera, que no tenía ni saliva en la boca en ese instante. ¿Alguien se había enterado?, Eduard y yo lo estábamos manteniendo en secreto, al menos eso sabía.
— ¿Y puede decirme el nombre del hombre con el que supuestamente tengo un romance? — Pregunté y se quedó cayado. Suspire despacio en forma de tranquilidad, eso confirmaba que solo era un rumor — Confirme sus fuentes de información Beta.
—Estoy seguro de que esa información ha sido difundida por personas queriéndola hacer daño, de todas formas, el Alpha de la manada del Sur, me dijo que le informará que estamos de su lado ante cualquier…
Se puso frente a mí y detuvo mis pasos.
—Relevación de cargos que pueda suceder en su manada— Dijo.
Lo aparte con mi mano hacia un lado.
—Agradezco su apoyo, pero dudo que mi manada entre a una guerra interna, no estamos tan desesperados en destruir nuestra propia raza— Mencioné con desagrado y seguí caminando con la mirada fija. —Sin embargo pienso que la ayuda es mutua.
—"Luna" lamento incomodarla con mis comentarios; simplemente deseamos hacerle conocer que estamos dispuestos a prestarle ayuda para derrocar al Alpha Kiliam. La queremos como socia, no como enemiga, píenselo bien. No quiero que sea demasiado tarde cuando llegue hacia nosotros —
Apreté el puño, mi manada estaba en peligro; si la manada del Sur que estaba lejos ya sabía sobre los problemas internos significaba que pronto vendrían los ataques y hasta los “rogers” (lobos exiliados), podrían atacar las fronteras.
Mierda _ Necesitaba mantenerme firme ante cualquier decisión; no podía dejar que Kiliam tomará decisiones con la cabeza caliente.
— El día que necesite ayuda iré a pedírselo personalmente, y créeme que no podrá negarme nada — Mencioné—Aquí termina el recorrido, se hará tarde para el almuerzo. — Sisee.
Deje que algunos guardias se encargaran de escoltarlo. Me dolía la cabeza de tanto pensar, necesitaba tiempo de vacaciones. Una mano cubrió el sol de mis ojos, y se posicionó delante.
— Parece que será una tarde muy soleada — Dijo con una gran sonrisa delante de mí —Aunque el clima es mejor en las “Tierras Oscuras” —
Agarro mi cabeza con sus manos y me atrajo hacia él. Me apegó a su cuerpo que hasta pude sentir sus palpitaciones. Recordé imágenes que ojalá no hubiera recordado en ese instante y empece a sonrojarme.
—Tienes las mejillas muy rojas, te ves tierna sonrojada—Dijo dándome palmaditas en la cabeza.
—¿Qué haces aquí? — Le pregunté
— Vine a llevarme algo que es mío, no te parece obvio — Me dijo y solo rodé los ojos — No lo olvidaste ¿Verdad?
—Claro que no— Respondí —Pensé que tú te habías olvidado. — Afirme