La Venganza de la Rechazada ( Mate del alfa )

CAPITULO 19

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* * * * * * * CAPÍTULO 19 * * * * * * * * 

 

KILIAM (HACE UN PAR DE DÍAS)

 

Su ejercito estaba preparado para el ataque, por lo cual mis soldados intentando destruir la muralla con los troncos de los árboles, pero al ver que la situación era desfavorable. Solo se quedaron en la muralla y en los árboles lanzando balas, era la forma más rápida de acabarlos.

Por otro lado, yo y mis cinco hombres, estábamos rodeando al Alpha Eduard, cerca al río. Parecía que él podía librarse, pero aparecieron los humanos. Hoy atraparíamos a muchos, y ganaríamos los territorios de esta manada.

El Alpha y Beta estaban acorralados, y agotados; por más que se le consideraba el más poderoso, mantener la misma fuerza en los ataques no estaba a su alcance. Poco a poco se volvió más lento y era mi turno de atacar.

Balas de uno de los árboles empezaron a caer en nuestra dirección matando algunos humanos. Retrocedí rápidamente y miré de donde provenía las balas.

Tenía que haber sido Katy, la nariz no me funcionaba muy bien por la humedad, pero podía apenas distinguir quien era.

Los humanos echaron humo que soltaba olor, y nos ocultamos en la neblina. Di un fuerte golpe en la nuca de Eduard, haciéndolo dormir.  Lo llevaríamos a mi pueblo y lo asesinaría frente a todos.

Anuncié a todos retirarse y partir a la manada.

Al llegar busque por todos lados a Sofía. Pero no estaba. Ella era la que había hecho los tratados con los humanos y se había encargado de aquello, quería agradecerle, pero no estaba.

— Señor ya llevamos al prisionero; nos encargamos de ponerle cadenas — Anunció mi Beta.

El cielo oscureció y la mayoría se retiró. El cobrador de impuestos estaba muy lo esto conmigo, por la gran subida, y que los pobladores no podían pagar.

—Pues incentívalos, dile una de tus mentiras, pero necesito ese dinero— Amonesté y pedí que se marchara.

Tal vez Katherine tenía razón; el pueblo no estaba listo para atacar otra manada, pero tenía que demostrarles lo fuerte que era, destruyendo al Alpha Eduard mañana al anochecer.

Había escuchado que había habido muchos levantamientos en mi contra, pero ninguno aceptaba tener una pelea conmigo.

Me dirigí a mi cuarto para descansar, mañana sería un día muy largo. La luna estaba brillante así ya había transcurrido la mitad de la noche.

—Alpha; lamento incomodar, pero la Luna Sofía ha llegado muy herida— Dijo uno de los sirvientes al entrar.

Fui a su habitación, la cual era mía antiguamente.

—¿Cuál es su condición? — Pregunté a los médicos

—Va a tener a su hijo apresuradamente solo a los seis meses o siete, aunque naturalmente son ocho. Hay pocas posibilidades que ambos sobrevivan —Dijo uno de ellos

—Pues hagan lo posible. —

Sus gritos se escucharon en toda la mansión. Paso un largo periodo de tiempo cuando los doctores entraron a mi habitación.

—Alpha, quizás quieras ver primero, antes de avisar— Dijo uno de ellos y me acerque a la habitación donde estaba el bebé.

—¿Sobrevivieron ambos? — Pregunte

—Ella, falleció— Dijo el otro.

Ingrese a la habitación donde había una de las lobas, amamantado al bebé. Agarre al bebé de mis brazos, pero este tenía cabello rubio y la piel clara.  

No era mi hijo.

— El bebé y la madre falleció— Sisee

—Pero, Alpha… —Dijo la institutriz

— Ambos están muertos, y será mejor que guardes silencio—Amenacé

Caminé a mi habitación esperando que mi Beta se hiciera cargo de deshacerse de ambos cuerpos. Al instante tocaron mi puerta y decidí abrir.

—Señor, puede que visitar mucho el mundo humano, contaminara el vientre de la Luna— Dijo uno de los médicos

—¿Qué otra mentira, quien decirme?, necesito descansar. —

Tenía sueño y no quería escucharlos. Les pedí que se retirarán y cure mis heridas. Apenas cerré los ojos amaneció y no pude descansar bien.

Fui a la plaza central anunciar que la Luna Sofía había fallecido y con ello el niño también.

Al terminar mi discurso volví para almorzar en mi habitación. Pasé largo tiempo, analizando una estrategia de escape, ya que no habíamos recaudado el dinero para pagar las armas de los humanos. Los pobladores, se negaban a pagar.

—Tráeme, agua, me daré un baño antes de asesinar a ese hombre—Informé a mi beta

Enseguida subieron la bañera y el agua necesario. Me acomodé y dejé que las hermosas muchachas me bañaran.

— Hoy hay que darle algo de comida al prisionero—Mencioné a mi Beta—Dale estas sobras, y ordenas que suban mas chicas, necesito desestresarme.

La cálida agua y los masajes hicieron que mi cuerpo viajara a la tranquilidad, hasta que sentí un aroma a fuego. Me levanté y vestí rápidamente. Cogí el agua de la bañera y empecé apagar el fuego producido.

Todos los solados traían agua, hasta que logramos extinguir el fuego, sin tantas perdidas materiales. Una gran lluvia facilito el trabajo.

—Alpha, le tengo dos noticias una buena y la otra mala. — Dijo mi Beta.

Tenía en su mando una gran bolsa de dinero y una lsita.

— La buena —Dije secándome las manos y mirándolo fijamente.

—Como sabrá, la lluvia ayudo a extinguir el fuego, y por suerte los aldeanos llegaron a pagar todos— Mencionó y me alegre.




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