La Venganza de Luna y Sol

13: "¿Confías en mi?"

    Tardamos dos semanas enteras en llegar.

    La luna ya está en lo alto del cielo cuando apagué el motor del auto frente a un motel con las paredes despintadas, Einar se bajó del auto y lo rodeó sin decirme nada, así que me vi obligado a seguirlo. Tomé la comida para llevar y la mochila del asiento trasero y le seguí a través de la puerta de entrada a una recepción con las paredes de un color mostaza intenso, a un lado de la puerta noto una planta muerta y, más allá, una mesa de madera con una silla detrás, un chico un poco más pequeño que yo nos observa pasar frente a él sin objetar nada.

    Muchas criaturas se infiltran en el mundo humano, descubrí en las últimas semanas, y hasta ahora todas ellas parecen reconocer a mi compañero de inmediato cuando nos ven; nunca objetan nada.

    Seguí a Einar a través de un pasillo con mala iluminación hasta que se detuvo frente a una puerta, la abrió de un empujón. Me adentré en silencio, pero no puedo evitar arrugar la nariz.

    Una cama, una lámpara algo inestable en el techo, una silla en una esquina y una ventana diminuta. Eso es todo. Caminé a la cama con resignación y dejé las cosas sobre ella.

    — Mañana a primera hora salimos — Sentenció mientras sacaba mi comida del empaque; sigue un poco tibia.

    — mmh — Asentí con la cabeza segundos más tarde, mientras mastico. Levanté el rostro sólo para verlo parado contra la pared e intentando ocultar lo que creo ser sonrisa. — ¿Qué es tan divertido?

    — Nada — Negó con la cabeza.

    Me dediqué a mi comida en silencio. Desde que Einar se convirtió en mi cuidador oficial las veinticuatro horas del día siete días de la semana, mi dieta se basa en lo que sea que pueda conseguir en los restaurantes de paso mientras nos movemos de un lugar a otro. Él es siempre quien consigue mi comida, no quiero saber cómo, probablemente igual que consigue los lugares donde nos quedamos cuando necesito dormir.

    Todas nuestras paradas o pausas en el viaje son por mí, claramente, y así había aprendido que Einar no tiene muchas necesidades básicas. No come y tampoco duerme, aunque lo último sí puede hacerlo si así lo quiere, y puede llegar a necesitarlo luego de algún tiempo, pero sí debe respirar... Aunque le vi suspirar varias veces, sólo había asumido que estaba siendo dramático.

    Hice una pelota con la bandeja y la bolsa de comida vacías una vez hube terminado y, mirando a mi alrededor en la habitación, terminé por dejarlo en el suelo; no haría demasiada diferencia en este lugar de todos modos.

    Miré a Einar, que había arrastrado la silla del rincón hacia un lado de la ventana, como siempre. Al principio me había resultado un poco raro el hecho de que vigilara mientras duermo, pero con los días me había acostumbrado a ello.

    El Árdigan no me había atacado desde que comencé a viajar con Einar, pero él se había encargado de hacerme saber que seguía estando cerca.

    Puso un codo sobre el alféizar de la ventana y luego apoyó el rostro en su mano, mirando hacia afuera.

    — Mañana no te separes de mí — Me dijo, sobresaltándome. Me volteé a mirarlo pero él sigue con la mirada fija en el exterior. —. Cuando nos estemos acercando a la criatura quiero que por nada del mundo me desobedezcas si te doy una orden, y que siempre te mantengas detrás de mí, ¿Está bien?

    — Sí, entiendo — Asentí levemente con la cabeza, mirando mis manos. —. De todas formas, estaré demasiado asustado como para hacer algo que no sea eso.

    Giró el rostro hacia mí. — Dejarte atrás mientras voy yo solo podría ser peligroso.

   — Ya lo sé — Me apresuré a admitir.

    Me levanté con desgana, dando por finalizada la conversación, y retiré las sábanas, inspeccioné meticulosamente la cama antes de volver a sentarme y sacarme la remera por encima de la cabeza.

    Cuando me recosté, listo para intentar dormir, Einar me observó fijamente por unos segundos antes de volver a mirar por la ventana, recostándose en la pared.

   ———

    — ¿Estás seguro? — Le pregunté mientras me ataba una campera en la cintura.

    Me aparté el pelo húmedo de la cara con un manotazo.

    — Es eso, o pasar horas escalando las montañas hasta llegar al claro y luego devuelta.

    Hice una mueca mientras lo consideraba. — En realidad...

    — No, es peligroso. Ni siquiera hay un camino para llegar a ese claro, está literalmente en medio de las montañas, es escalarlas o que yo te lleve a mi manera.

    — Pero habías dicho que cada que lo haces termino exhausto, no creo que sea una buena idea arriesgarnos.

    — Lo pensé mientras dormías, Kennet — Caminé a través de la habitación y tomé asiento en la cama. —. Las veces en las que tuve que transportarme de esa forma contigo estabas herido, casi moribundo — Hice una mueca. —, y creo que quizás eso tuvo mucho que ver.

    — ¿No lo sabes a ciencia cierta?

    — No — Negó con la cabeza. —, eres el primer humano con el que intenté esto.

    — Qué honor — Repliqué, Einar me ignoró.

    — El punto es que ahora no estás herido, estás perfectamente bien y quizás resulte mejor.

    Guardé silencio mientras consideraba sus palabras. Einar me observó fijamente desde el otro lado de la habitación. 

    — ¿Y qué pasa si lo intentamos y quedo fuera de combate?

    — Ya tardamos dos semanas en llegar hasta acá, no creo que haga mucha diferencia si tardamos un día o dos más — Dio dos pasos hacia mí con seguridad. —. Podríamos idear la forma de hacerlo funcionar, y podría servirnos en otras situaciones más adelante también.

   Solté un suspiro desganado, resignándome de mala gana. — Podríamos practicar, podrías transportarte conmigo en distancias cortas y vemos cómo resulta, cómo me siento al final.

    — Eso mismo había pensado también — Se apresuró en admitir, por supuesto. No mucho después, se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta de la habitación. —. Vamos a intentarlo ahora mismo.



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En el texto hay: misterio, mitologia, romance

Editado: 08.05.2021

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