La Venganza de Luna y Sol

28: "Inquietud"

    Einar cerró la puerta de la habitación de un portazo a mis espaldas.

    Nada. No hemos encontrado nada.

    Me lancé directamente a la cama de espaldas, Einar me imitó recostándose a mi lado.

    — Sabía que no encontraríamos nada aquí… — Comencé.

    — No empieces. — Me interrumpió. — Teníamos que venir a asegurarnos, por lo menos.

    Bufé. — Sí, ya lo hicimos, ¿Ahora qué hacemos?

    — Tenemos que ordenar todas nuestras opciones. — Me dijo más calmado. — Y, además, todavía no creo que debamos irnos.

    — Einar…

    — Aquí pasa algo raro. — Se incorporó en la cama y me miró. — No hay un solo humano en todo este lugar aparte de ti, y eso no es normal. Llevamos tres días aquí y, aparte de las personas que vienen en barco al muelle, no hemos visto o cruzado a otro humano, e incluso ellos pronto se van.

    — Tú mismo dijiste que otras criaturas tienden a infiltrarse en nuestras ciudades, ¿Qué tan raro sería que decidieran crear una para sí mismos en vez de compartir?

    — Sería comprensible pero, aun así, siento que aquí pasa algo más. — Miró hacia la ventana. — Generalmente puedo notar qué clase de criaturas son sin dificultad, a no ser que sean muy buenos ocultándolo. Hadas, cíclopes, centauros, hombres lobo… Los que tienen una apariencia física que a simple vista resaltaría entre los humanos, tienden a usar la brujería para poder verse como ustedes, ¿Entiendes? — Se giró para observarme, asentí. — Pero muy pocos de ellos consiguen ayuda de una bruja lo suficientemente poderosa como para que sea difícil darte cuenta de qué clase de criaturas son.

    — No puedes descifrar qué criaturas son, ¿No es así? — Concluí.

    Einar asintió lentamente. — Sí, y eso es preocupante. ¿Qué ganaría una bruja así de poderosa con todo esto?¿Para qué molestarse?¿Qué tendrán todos aquí que podría desear?

    Suspiré sonoramente y me incorporé a su lado, llevé mi mano a su hombro para llamarle la atención.

   — Si lo dices así, sí suena un poco extraño, pero Einar; no es nuestro problema. — Abrió su boca para replicar, no le dejé. — Tenemos asuntos más importantes ahora mismo que esto y dudo que tenga relación una cosa con la otra, además parece ser que no molestan a nadie; todo humano que ha entrado a la ciudad se ha ido ileso. Si realmente crees que algo extraño está pasando en esta ciudad, siempre puedes volver después a investigarlo. — Llevé ambas manos a su rostro. — Muerte y Luz te ordenaron hacer algo, y no creo que se alegren si los dejas esperando por esto, ¿O me equivoco?

    — No…

    — Muy bien. — Le solté y me alejé. — Todavía tenemos cosas que hacer en esta ciudad, no la hemos recorrido toda. No creo que encontremos nada, pero ya que estamos aquí será mejor asegurarnos.

   ———

     Está comenzando a anochecer. Llevamos caminando y recorriendo la ciudad por horas, ya no nos queda nada.

    Los alrededores más alejados del centro de la ciudad están repletos de edificaciones y cabañas de madera abandonadas que parecen caerse a pedazos, pero no hay mucho más que ver.

    Einar comprobó, muy a su pesar, que efectivamente no hay un solo humano habitando en este lugar. Yo soy el único en kilómetros a la redonda ahora mismo, lo cual hace que él esté cada vez más nervioso. A estas alturas creo que si no está arrastrándome lo más lejos de aquí como sea posible es, simple y sencillamente, porque compadece a quien intente hacerme algo con él cerca.

    Caminamos y dejamos atrás los restos húmedos de lo que parecía haber sido una cabaña de madera. Frente a nosotros, entre los árboles, se entreveían algunas más.

    Caminé hacia ellas yo primero, con Einar pisándome los talones.

    — ¿Sabes por qué hay tantas edificaciones destruidas? — Le pregunté parándome a observar una.

    — La verdad es que no. — Se paró a mi lado junto a un tronco. — No estamos vigilando cada rincón del mundo todo el tiempo pero, hasta donde sabía, esta era una ciudad próspera. Pequeña y humilde, pero estaba bastante bien. No puedo imaginar qué habrá pasado para que termine así.

    — Quizás un desastre natural, no me sorprendería estando tan cerca de la costa. — Apunté con curiosidad. — Los humanos deben de haber abandonado el lugar antes de que lleguen lo que sea que sean quienes están aquí.

    Einar ladeó el rostro, distraído. — O ellos se encargaron de vaciar el lugar.

    Un ruido a nuestras espaldas nos sobresaltó a los dos e inmediatamente Einar estaba frente a mí, alerta. Lo que escuchamos pareció ser el ruido de una rama al romperse.

    — No percibo a nadie cerca de nosotros, pero será mejor que salgamos de aquí. — Tomó mi mano con firmeza. — No queda nada más para ver, de todos modos.

    Guardé silencio y le seguí en cuanto comenzó a caminar. Recorrimos casi el mismo camino entre los árboles para poder volver a la calle de tierra que nos guiaría directamente hacia el muelle. Einar marcaba el paso mientras yo observo todo a mi alrededor, aunque lo único que veo son árboles, enredaderas e insectos.

    Por el rabillo del ojo, capté con rapidez un dejo de azul entre la maleza. Me detuve, Einar se giró a observarme de inmediato.

    — ¿Qué pasa?

    — No sientes la presencia de nadie cerca, ¿Cierto? — Indagué.

    — No, pero… — Solté mi mano, sorprendiéndolo, y me alejé de él para poder mover las ramas caídas y las enredaderas en mi camino.

    Tropecé varias veces, pero a medida que avanzaba, podía ver la fachada de la casa con mayor claridad. Noté que Einar comenzó a seguirme sin objetar nada.

   En cuanto me deshice de la última rama caída mis pies se detuvieron en un claro. El pasto me llega muy por debajo de las rodillas, pero no hay más maleza a la vista alrededor de la pequeña cabaña en el centro.

    La mano de Einar en mi hombro me sobresaltó, pero al notar que sólo es él puse mi mano sobre la suya.



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En el texto hay: misterio, mitologia, romance

Editado: 08.05.2021

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