-He traído un té especial que ayuda a relajarse, es mezcla de varias hierbas, no me preguntes cuáles por qué no las se. Pero es muy bueno, espero que te guste como a mí.- Lo dice mientras pone en mi manos una taza de té caliente. El aroma ya siento que me relaja un poco.
-Siento mucho de que no supieras de todo esto. Te contaré todo lo que sé. Entiendo que tu madre murió antes de que cumplieras 18 años, esa es la edad en la que nos cuentan la historia de la maldición que nos afecta.- Se queda pensativo durante un momento como si no supiera por dónde empezar.
-Hace algunos años, cuando falleció tu madre, yo era mucho más joven y fue la primera vez que preparé la cabaña.- Se me llenan los ojos de lagrima en cuanto lo dice. Y es ahora en que caigo en cuenta de que ella posiblemente esté viva. ¿Comó no se me ocurrió antes?
Como si leyera mis pensamientos me dice -No, ella no resucitó. Como te dije hace un rato atrás, no sabemos quién será la que resucitará. Por lo que él encargado de la cabaña, generalmente es el hombre más joven de la línea de sangre,es el que debe prepararla, y aprovisionarla en cuanto muere una de las mujeres de la familia, por si ella es la próxima a la que le tocará la maldición. O en tu caso, si desaparece. Al no saber de tí, una de las posibilidades era de que estabas muerta. Por lo que debía dejar preparada la casa. Me alegro de haberlo hecho, aunque no me alegro de que hayas muerto.-
-Y ahora, ¿cómo continuamos desde acá?- Pregunto.
-Eso depende de lo que pretendas hacer ahora. Lo primero, es darte una nueva identidad. Cómo todavía no sabía lo que te había sucedido, solo me ocupé de las provisiones de está casa y de administrar tú fortuna.- Me dice. -Luego tienes infinitas posibilidades.-
-Lo más importante para mí es poder vengarme de mi familia. Perdón a los que fingían ser mi familia. Quiero a Clara tras las rejas, a su madre sin un céntimo y a mi padre, o mejor dicho a su padre, lo quiero sufriendo por lo que le reste de vida.- Si le pareció raro que dijera su padre, no lo expreso.
-Bueno, entonces lo primero es darte una nueva identidad. Una en que no parezca raro tu parecido contigo misma, lo cual va a ser muy difícil. Si hubieras tenido más años a la hora de tu muerte, podríamos haber dicho que eras una hija no reconocida tuya.-
Tenía mucha razón. Luego de despertarme en está nueva realidad, se me cruzó por la mente, pero después me surgieron cada vez nuevas preguntas. Tuve nuevas revelaciones y lo dejé en el fondo de mi mente. Era hora de tomar el toro por las astas, o como sea que diga el dicho.
-Ya pensaste una nueva identidad, y cómo justificar el parecido.-
-No, y no. No tengo ni la menor idea.- Respondo.
-Estuve pensando mientras secamos los platos, que como tu propia hermana, que tu madre te tuvo a escondida, no creo que sea viable, tu madre nunca desapareció durante una temporada, cómo para justificar que nadie se haya dado cuenta. Está nueva era de la tecnología en nuestro caso nos perjudica mucho. En la antigüedad era mucho más fácil. Desde que me enteré de que sería el encargado de ayudar en caso de que alguna de las mujeres de la familia tuviera la maldición, es decir tu madre o tu, dados que eran las últimas mujeres de la familia, supe que el principal obstáculo sería crear una nueva identidad.- Habla en cómo si estuviera ordenando los pensamientos mientras lo hace, y quisiera que le ayudará.
Se queda callado mientras mira por la ventana de la biblioteca. -Antes de volver a la ciudad deberíamos tener el nombre y alguna posible historia, que vaya junto con la nueva identidad. Ya me dijiste que te querías vengar. Pero, ¿serás una sombra detrás de su vida, o quieres aparecer?.- Me preguntó, apartando la mirada de la ventana para posarla sobre mí.
-Creo que lo más sensato sería que me quedara por un tiempo en la sombras.- Le respondo.
-Desde ya te digo que en tu caso, y dado tu fama internacional, lo más aconsejable es que no tengas ninguna red social. Recomendaría que intentes no aparecer en internet.-
-Estoy totalmente de acuerdo.-
-También cambiaría tu look, para que no te parezcas tanto a vos. Un cambio de color de pelo, un corte nuevo, y hasta unos lentes de contactos para cambbiar el color de tus ojos podrían ayudar.-
Son tantas las cosas que debo tener en cuenta, que lo más probable es que cuando Santiago se vaya, me ponga a hacer una lista de todo lo que debo de tener en cuenta para que no se me olvide nada.
-Qué te parece si tu nueva identidad, es cómo mi hija. Entonces podrías vivir en mi casa, sin que salte ninguna alarma, y que se hagan más conjeturas de las que se harán. Por otro lado estarías al tanto de la administración de tu propia fortuna, que legalmente no te la podré dar hasta pasado dentro de cuatro años. Y por otro podríamos planear juntos como vengarte.- Lo pienso por un momento antes de aceptar. Me parece un buen plan, además de ser el único plan.
-Por supuesto debemos ajustar varios puntos, pero ya tengo con que empezar. Sera mejor que ya retome la vuelta, si no quiero llegar tarde. En unos días, cuando tenga tu nueva identidad, vendré a buscarte para llevarte a la ciudad, a tu nueva casa. ¿Necesitas algo que no haya traído?- Termina preguntándome, mientras ya está en la salida.
-No, creo que no me hace falta nada más, la verdad es que la casa está bien abastecida, debo darte las gracias por todo. Muchas gracias por todo lo que estás haciendo por mí.- Le digo con emoción en cuanto salen mis palabras. Me da alivio saber que no estoy sola en está situación, en está nueva vida.