*Padre Jimmy, sé que no soy una de las personas que usted más espera ver, pero aquí estoy, sabe todo lo que he hecho y no a dicho nada, sé que puedo confiar en usted… Quiero pedirle un favor y no volveré a molestarlo –Dijo Vanessa-
*Si hija, no soy quién para juzgarte, Dios es quién lo hará como crea justo, dime que es lo que necesitas –Respondió con calma-
*Le voy a encargar al amor de mi vida –Dijo con la voz quebrada y dejando escapar una lagrima-
*¿Qué quieres decir Vanessa? –Preguntó nervioso-
*Quiero que se encargue de Venecia, que crezca aquí en la iglesia con usted y que la eduque bien, para que no sea como… –Se detuvo-
*¿Cómo sus padres? –Dijo- ¿A eso te refieres?
*Si Jimmy, yo no volveré por ella, aquí están sus cosas –Le entregó la mochila- y por favor encárguese de que cuando sea mayor de edad reciba esto –Le tendió el diario y el relicario- Es mi diario ahí relata todo lo que usted ya sabe y un relicario con la foto de toda mi familia.
*¿Realmente quieres que reciba esto? No creo que sea bueno para ella –Le dijo preocupado-
*Tranquilo padre, estoy segura que para cuando ella sea mayor, usted le habrá enseñado a discernir entre lo bueno y lo malo –Le sonrió-
*Claro que si hija, yo me encargaré –Dejó las cosas en su armario- Dame a la niña.
*Tome –Le dio a la niña- Adiós Venecia, te amo, quiero que sepas eres lo mejor que me ha pasado y hago esto solo por protegerte –Besó la frente de Venecia-
*Hija ¿A dónde iras? –Preguntó curioso-
*A un lugar muy lejos de aquí –Limpió sus lágrimas-
*Dios te bendiga hija, espero que encuentres paz –Sonrió y Vanessa se fue-
Regresó a su casa, daba vueltas por toda la casa desesperadamente, fue a la cocina y agarró un cuchillo bien afilado, lo guardó en una de las mangas de su suéter y se sentó en el sofá a llorar otra vez, cuando llegó Alex, limpió sus lágrimas y fue a recibirlo.
Editado: 04.07.2018