La Venganza del Alfa

Capítulo 17: Alaska

Espere a mi hermana y a Vernon para que llegarán lo más pronto posible antes que él amanecer se asomará, se supone que tuvieron éxito luego de que ambos me reportarán que se encontraban bien, como a su vez, habían conseguido aquello que necesitaba; sin embargo, esto solo es el comienzo porque aún falta que la flor no se marchite durante el día e incluso, que llegue viva hasta la cabaña de la bruja Zinerva.

Me estoy comiendo las uñas que estoy temiendo que ya no me queden nada de ellas, lo malo de esto es que no puedo estarme moviendo de un lado a otro o ponerme de forma seguida en la ventana porque daría indicios de que estoy alarmado y desesperado por algún motivo inerte del que nadie conoce; aparte de ello, podría ser muy sospechoso cuando todo el día he tenido que actuar con normalidad como si nada hubiera cambiado de mi rutina, aunque lo difícil fue tener que montar una buena actuación durante la cena con mi abuelo.

La cena fue de lo peor porque ni siquiera pude masticar como se debía al pensar que mi abuelo podría percibir un cambio en Valkiria, además de eso, me encontraba preocupado por Cory quien ya es la segunda vez que se compromete a ayudarnos sin recibir nada a cambio, aunque sé que le dará un enorme premio al haber hecho una buena actuación de la que espero que todos se la creyeran y que nadie haya visto algo diferente que reconocieran que en vez de tener a mi hermana presente, otra vez, el metamórfico nos había visitado para apoyarme en una misión delicada.

Quisiera poder estar tranquilo, pero no lo estoy, si no aparece mi hermana pronto no me quedará de otra que tener que rastrearla de alguna manera para llegar a ella, porque en sí, no estoy preocupado por si me trae o no el tártago de luna, sino que, me importa de que tanto ella como mi segundo mejor amigo no hayan pasado por alguna pesadilla en su camino que haya hecho que se retrasarán.

Miro el reloj de mi mano para ver que faltan cinco minutos para las cuatro de la mañana, acordamos que justamente tendrían que aparecer a esa hora, la razón de cómo iban a estar rápido no tengo idea, pero sí se comprometieron a que no llegarían tarde; me acaricio la cabeza y doy unos pasos hacia la ventana, alejando un poco la cortina pero no visualizo nada todavía; será una tortura tener que contar los últimos segundos desde este instante pero no puedo darme el lujo de esperarlos más porque los lobos empiezan a patrullar la zona desde las cinco de la mañana y sí los ven rondar a ellos en tempranas horas del día, estoy seguro que los llevarán donde mi abuelo para interrogarlos.

—Mierda… —Mordí mi labio inferior. —Diez, nueve, ocho, siete… —Empecé a estresarme al hacer la cuenta regresiva. —seis, cinco, cuatro… —me dirigí hacia la puerta —tres, dos… uno. —La abrí para ir a buscarlos.

Bajé las escaleras de mi casa para después dirigirme a la puerta de emergencia que se encuentra cruzando mi oficina para ir a un pequeño sótano; maldije porque empecé a creer que el plan no estaba saliendo de forma exitosa, sin embargo, cuando estuve a punto de salir de mi lugar, me encontré con Valkiria y Vernon quienes al parecer comenzaron a contactarse conmigo para abrirles la puerta. Solté un respiro de relajación para hacer que ambos entraran rápido antes que alguien los viera, para cerrar otra vez la puerta que es camuflada y darles un abrazo al ver que están vivos.

— ¡Sinvergüenzas! ¡Estuve a punto de irlos a buscar! —Les dije previniendo que elevará la voz.

—Lo siento, tuvimos un contratiempo en el camino. —Se disculpo Vernon.

— ¿Estuvieron en peligro? —Me alerte.

Ambos se dieron una mirada al unísono, pero no respondieron de forma inmediata, en vez de eso, observe como Vernon se puso nervioso al grado de rascarse su nuca, mientras que mi hermana le brotó un pequeño sonrojo que cruzo de mejilla a mejilla haciendo que sacudiera mi cabeza para no interpretar algo erróneo que quizás no sucedió; intente olfatear o visualizar algo que no fuera común pero no hubo algo diferente, así que, intenté mejor no sacar falsas conclusiones y mejor proseguir con lo demás.

—Veo que están bien, así que, es una victoria. —Mi hermana encogió los hombros.

—Sí, pero estamos a salvo que es lo importante. —Comento ella.

—Y que nadie nos vio, lo cual también funcionó el plan. —Prosiguió Vernon.

Y no es de menos cuando tuvieron que usar la estrategia de Fitz para escapar de la manada, en donde fue bueno que ambos se alejaran por medio de colgarse de las ramas de los árboles y saltar de ellos a fin de que el aroma no estuviera muy pronunciado, como a su vez, no dejara ningún tipo de huellas en la tierra, aunque eso fue poco por decir ya que los hombres lobo en la noche se ponen más alertas con la audición, pero al estar en un bosque es más probable que ellos se enfoquen más en los sonidos provenientes del suelo, que aquellos que provienen de las copas de los árboles o de sus estruendos porque al estar en época en que hay viento, estos sonidos se suelen mezclar y confundir de cierta manera.

—Bien, me alegro de escuchar eso y que en verdad, hayan vuelto con vida. —Dejo de estar ansioso para pasar a un estado tranquilo.

— ¿Quieres verla? —Mi hermana se emociona al tener la flor en sus manos.

Caminamos en dirección a mi oficina para luego ver como de un pequeño bolsón me muestra que ahí es donde se encuentra el tártago de luna, la flor desprende un delicioso aroma que hasta puedo observar lo viva que se encuentra a pesar de estar dentro de un objeto donde no le brinda luz y aire; quisiera tocarla pero mantengo mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón para evitar una locura, solo Valkiria tiene ese don de poder tocarla sin que muera, aunque es un privilegio para mí, haber observado aquella flor de la que son pocos los seres humanos o criaturas sobrenaturales que pueden verla o tenerla sin marchitarse.




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