La Venganza del Alfa

Capítulo 20: Reencuentro

Le doy una mirada a Gemma quien ya ha podido recomponerse de la sorpresa sobre que soy el lobo del desierto luego de que Cian lo dijera importar las sorpresas que se llevarían todos; aprieto mis labios sin saber cómo podré responder a sus dudas sabiendo que no quería que mi propio secreto se llegará a revelar; es más, no sé si esto puede llegar a causar algún problema sabiendo que no me he librado de Sköll todavía e incluso, a mi abuelo que no quiero que llegue a descubrir la verdad.

De repente se escucha como abren la puerta de un pequeño empujón para ver el rostro de Arwen, quien nos da una mirada a todos como si quiere descubrir que está pasado por aquel lugar; pero antes de poder ir hacia ella, veo que una persona más la hace entrar mientras agarra su mano y no se trata más de Samay; es una sorpresa también verla acá luego que fuera la primera loba en desaparecer, por lo que también, tuvo que tener sus motivos para irse aunque empiezo a creer que hay algo detrás de esto, sabiendo que la última vez que Cian fue a liberar los poderes de Gemma se fue con Samay y que Kilian estaba en aquel lugar con ellos.

—Samay, ¿qué haces aquí? —Le susurro Gemma.

—Lo siento, Cian me ordenó que trajera a Arwen. —Le hizo un gesto de pedirle una disculpa.

Gemma sacudió su cabeza para querer evitar aquel reencuentro con mi hija, solo observe como se quiso interponer en nuestro camino, pero Cian se le adelanto al ponerle una mano en el hombro en donde mientras la miraba, empecé a creer que se estaban comunicando de alguna forma, ya que al final, Gemma accedió al quitarse del camino aunque su rostro no llegara a cambiar por completo al tener ese gesto de preocupación y enojo al mismo tiempo.

— ¿Usted? —Arwen se extrañó de verme.

Quería decirle mil cosas en aquel instante, pero no quería confundirla con cualquier palabra o comportamiento que llegará a hacer de repente, por el momento, debo de conservar la calma para darle el tiempo necesario de que pueda conocerme y aceptarme como su padre después de todos estos años que no llego a saber de mí.

— ¿Mamá? —Le dio una mirada a Gemma pidiendo una explicación.

El rostro de Gemma se encuentra endurecido al saber que no pudo detenerme para no conocer a mi hija, pero sabiendo que no es el momento oportuno para discutir en frente de la cachorra, solo se fue acercando a ella hasta quedarse a su altura; suavizo su mirada a punto de dejarle un beso en la frente y empezar a mantener una conversación que parecía estar uniendo rompecabezas para Arwen.

—Recuerdas que una vez me preguntaste sobre: ¿qué había sido de tu padre? —Arwen asintió con temor.

—Dijiste que estaba muy lejos y que… Probablemente iba a ser imposible verlo algún día —respondió la cachorra.

El estómago se me revolvió al escuchar aquello, ya no sé si sentirme bien porque al menos Gemma no le dijo que estaba muerto o sentirme desgraciado al saber que mi propia mate no tenía ningún plan que me involucrará en la vida de nuestra cachorra. La molestia volvió al darme cuenta que si no me hubiera predispuesto a buscarlas, jamás las hubiera llegado a conocer, algo que no me lo esperaba porque creí que Gemma se interesaría en ir hasta mí si se encontraba viva, pero ahora que sé que lo está, parece ser que continuo su vida sin mí, apartándome de todo aquello que nos une.

— ¿Por qué me lo preguntas mami? —Ella empezó a jugar con sus manitas.

—Porque es hora que conozcas a tu padre. —Arwen engrandeció sus ojos celestes.

Gemma tomó la mano de Arwen para guiarla hasta donde me encuentro parado, cuando quedamos a tan solo un metro; pude ver como la pequeña nuevamente dejó ver su sorpresa hasta que al girar su cabeza para ver a su madre, espero que ella confirmará aquello que podría estar pasando por su pequeña cabeza.

—Arwen, te presento a tu padre… —a Gemma se le dificulto revelar aquello —, Caden… ella es Arwen, nuestra hija. —Escuchar el final me erizo la piel.

Arwen no se acercó a mí, solo se quedó observándome con mucha cautela como si no quisiera acercarse a un monstruo que puede hacerle daño; estoy intentando reservarme todo tipo de palabras llenas de alegría para no asustarla, porque con está noticia, comprendo que le será difícil poder comprender de inmediato que su padre a quien lo daba por desaparecido, de un día para otro, ha aparecido y que ahora está aquí para conocerla.

— ¿Eres mi papá? —Asentí.

—Hola Arwen. —Me acerqué a ella pero dio dos pasos hacia atrás. —No tengas miedo, no te haré daño. —Ella le dio una mirada a Gemma.

—Mamá… —Gemma le acarició la cabeza.

—Sí, es tu papá. —Le volvió a confirmar.

Arwen otra vez posicionó sus enormes ojos celestes en mí, ahora que la tengo más de cerca y desde luego, puedo verla con más tiempo, puedo ver varios rasgos de mi familia a pesar que también se parezca a Gemma; sin embargo, antes de poder encontrar un tema de hablar con ella, no me espere que de repente ella resaltará unas palabras que me dejaron petrificado.

— ¿Por qué nunca me visitaste? —Sus ojos se cristalizaron.

¿Cómo explicarle que la he estado buscando por cinco años? No hay manera, ni siquiera lo comprendería ahora mismo sabiendo que no tendría lógica para ella tomando en cuenta que ha estado viva; le doy una mirada a Gemma porque ella es la culpable de que esté en esta situación sin poder tener una explicación coherente que Arwen pueda conocer y sentir que no le abandonado ni mucho menos, que nunca me intereso saber dónde estaba en este tiempo, ya que tampoco mi propósito es dañar la relación que tiene con su madre.




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