La Venganza del Alfa

Capítulo 22: Lobo Interno

Se supone que la mañana tendría que haber iniciado con un entrenamiento entre Aneu y yo, sin embargo, entre más esperaba que llegara, más el tiempo pasaba y el día corría a su propio ritmo; desde luego me he prometido no estar rogándole a ella a sabiendas que no quiere verme ni en pintura, pero a pesar de ello, tendrá que tolerarme quiera o no si no deseamos que Sköll y Hati terminen por asesinarnos en cualquier momento si no sabemos como defendernos.

Al menos quisiera que ella fuera más consciente y no pensara tanto en tener que venir a entrenar conmigo cuando al final debería pensar en Arwen quien se puede quedar desprotegida y sin padres en cualquier instante; pero aún así, veo que no es suficiente motivador para que quiera estar a solas conmigo por unas horas a fin de poder adaptar nuestro nivel de fuerza, como a su vez, conocer que tácticas podemos lograr en conjunto para derribar a Sköll y Hati.

Desde luego, Cian ha tenido razón con respecto a que ambos estamos unidos a pesar que seamos diferentes, quizás la noticia de que ella es la loba del invierno no me sorprendió tanto si no hubiera conocido con anterioridad mi identidad, ya que las sospechas las empecé a tener una vez que descubrí un poco más de la historia de Sól y Mani, por lo que si Aneu es mi mate ya se encontraba esa posibilidad de que ella seria la loba del invierno, así como sucedió entre la leyenda de Silas y Tesira.

De igual forma, al estar unidos es la razón por la que el invierno no me afecta en nada con mi temperatura corporal, ya que con Adrién y Vernon sigue pasando lo mismo aunque empiezan a acostumbrarse aunque deban de usar abrigo para mantenerse en calor, mientras tanto en mi caso, sigo sin sentirme abrumado por estos cambios climáticos de los que tampoco he tenido problemas al entrenar con ventarrones, nieve y colores monocromáticos de los que no suelen ser como los de mi tierra.

Me quedo sentado en un tronco de un árbol que se encuentra partido para dar respiraciones lentas, intento mantener mi mente en un estado de vacío del que me permite tener una conexión más cercana con mis sentidos, entre ellos el auditivo en donde puedo escuchar varias voces a lo lejos, el sonido de las aves e incluso de las copas de los pinos moverse con el contacto de las ráfagas de viento.

Intento que mi aura nivele todos mis chacras antes de abrir los ojos repentinamente cuando siento una presencia no muy cerca pero tampoco lejos de mí, giro mi cabeza para ver hacia un enorme abeto donde sé que se encuentra Arwen escondida, sus cortos pasos y su olor a hierva buena ha permitido que la encontrará en menos de cinco segundos cuando se aproximo a mí para saber que estaba haciendo.

La curiosidad de mi hija fue tan grande que me hice el desinteresado como si no hubiera escuchado nada, nuevamente cerré los ojos y me coloque en una posición budista para meditar antes de volver a escuchar a los cinco minutos sus pequeños pasos que fueron de árbol en árbol para esconderse a fin de que no la viera; intente no reír pero se me hizo gracioso pensar como la pequeña no quería interrumpir mi entrenamiento, pero si le ha interesado en conocerlo.

—Sé que estás ahí, Arwen —abrí un ojo para ver si salía detrás del pino.

— ¿Ya sabía que estaba observándolo? —No se acercó.

—Sí, escuché tus pasos y el latir de tu corazón —giré mi cabeza para verla en la dirección que se encuentra.

Se quedo sorprendida con el detalle de información que le proporcione, aunque con lo poco que he ido descubriendo de ella, ya no empieza a sorprenderme que ella no sepa esconder los latidos de su corazón o no moverse con demasiada agilidad para evitar que tu enemigo te encuentre; en sí, quiero seguir creyendo que sus clases de licantropía se están retrasando gracias a que Aneu quiere evitar que Hati las encuentre, sin embargo, no es motivo de excusa cuando al cumplir ya los cuatro años se les debe de enseñar muchas cosas a los cachorros para que estos mismos no sean una amenaza para los humanos o su manada, porque estoy segura que todavía a Arwen le falta pasar por la etapa del nacimiento de sus colmillos de leche, los cuales serán un peligro para todos porque será como ver un perro rabioso del que será difícil de controlar.

—No tengas miedo, puedes acercarte —seguía dudosa.

Lo pensó por mucho tiempo pero me dio un voto de confianza cuando de poco a poco se fue acercando hasta poder ver mejor sus ojos celestes; veo que lleva con ella un pequeño bolsón del que pronto siento varios aromas, entre ellos; frutos rojos, crayones, tizas, lanas y tierra.

— ¿Has ido a explorar el bosque? —Le pregunto para entrar en conversación.

—Sí, pero me escapé de mi tía Samay —enarqué la ceja.

— ¿Dónde está Samay? —No presentí su olor o sus pasos.

—Debe estar por ahí, estábamos jugando a las escondidas hasta que lo vi —encogió sus hombros.

—No deberías haberla dejado sola, se preocupará por ti —hizo un gesto frustrado.

—Lo sé, pero es aburrido que siempre me deba acompañar y no me permita explorar el bosque sola —dijo con un tono aturdido.

Parece una adolescente que no la dejan salir de su casa, pero es normal que los cachorros tengan ese instinto de exploración desde pequeños porque viven dentro de un bosque que está lleno de flora y fauna, por tanto, es de comprender que quiera aventurarse por su propia cuenta aunque a veces no sea lo correcto por el tema de las amenazas que tenemos en el exterior, entre ellos los assasin, los científicos u otras criaturas que pueden atrapar a los inocentes cachorros a punto de hacerles alguna maldad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.