La Venganza del Alfa

Capítulo 23: Familia

La única motivación que tengo por las mañanas es saber que Arwen cada vez más se está acercando a mí, eso suele ser un gran esfuerzo sabiendo que mi hija se sentía triste y molesta al no haber compartido más tiempo con ella desde que era una bebé, pero con el tiempo que le he estado dedicando últimamente parece haberlo olvidado a punto de que me este integrando en muchas de sus actividades que me hacen sentir más unido a ella.

Lo bueno de esto es que Aneu no ha hecho nada por separarnos, y es lo mejor sabiendo que me está dando el espacio de poder conocer a mi hija, quien es una cachorra muy inteligente, perspicaz y audaz, que no se le va nada de la mano e incluso, tiene esa inocencia a pesar que su mundo sea diferente que el de sus compañeros de la escuela que son niños ordinarios; lo que me preocupa es que Arwen no conoce absolutamente nada acerca de defensa u ofensa de ataques, de los cuales sería necesario que ya para su edad los conozca por si en algún momento no pasa una desgracia de la que ella tendrá que estar preparada para afrontar.

En sí, es difícil poder consentir sus caprichos sobre enseñarle a entrenar cuando tenemos muchos ojos a la vista de nuestros movimientos, ya que en la última semana he querido convencer a Aneu para que la deje practicar aunque sea algunos ataques para que pueda reaccionar ante cualquier peligro que pueda encontrar en el bosque, sin embargo su madre sigue siendo demasiado testaruda para aceptar mi formación hacia nuestra hija que no me ha quedado de otra tener que pensar en algún plan para que Arwen pueda conocer algo sobre cómo defenderse de cualquier enemigo.

Lo poco que me ha dicho Kilian con respecto a ello es que Aneu intenta que nuestra hija pueda vivir dentro de una burbuja de la que no perjudicará su vida como le sucedió a ella, pero aunque suene mal, en vez de proteger a Arwen le está ocasionando un daño, porque si hablamos con la verdad, desde que un cachorro licántropo nace en una manada ya corre el riesgo de que pueda ser atrapado, lastimado y asesinado en algún momento si no tiene las suficientes herramientas o capacidad para defenderse a través de los años. Entiendo que Aneu pasó por un terrible trauma en haber visto fallecer a sus padres, destrozar a su manada y tener que haber vivido alejada de la verdad de quien es, pero eso no implica que sus miedos se los entregue a nuestra hija para que sea igual.

Quiero que Arwen tenga una vida diferente de la que nosotros tuvimos, una de la que sienta nuestro apoyo y que viva como licántropo y humana al mismo tiempo, porque ser hombre lobo puede que tenga sus defectos como cualquier criatura, pero también, tiene su lado bueno del cual no le veo nada terrible tener que explorar aquel poder que vive dentro de nosotros y que con el paso del tiempo se desata para que podamos empezar a controlarlo.

— ¿Me puedes llevar mañana a la escuela? —Arwen agarra mi mano antes que me vaya.

— ¿Quieres que vaya? —Mi corazón salta de la alegría al escucharla.

—Sí —dice apenada —, quiero que mis amigos sepan que tengo papá y que este, existe. —Mis ojos se llenan de lágrimas.

—Me daría gusto, llevarte a la escuela. —Acaricie su cabeza.

—Entonces, te espero mañana a las seis. —Sonríe.

—Descansa hija mía. —Dejé un beso en su frente.

Me levante de su cama para salir de su habitación en el instante en que apagaba la luz para que descansará, que haya querido que la acompañará a la escuela es uno de los mayores logros que he podido obtener en el mes que he estado acá, realmente no me lo esperaba pero no perdería estas oportunidades por nada del mundo sabiendo que Arwen ya empieza a integrarme más a su vida y a sus círculos sociales.

—Ya se quedo dormida. —Le avise a Aneu quien se encuentra leyendo un libro en la sala.

—Bien, gracias. —Dice seca.

— ¿Cuándo dejaras de ser fría conmigo? —Subió sus ojos para verme.

—Cuando te largues. —Bufé.

—Solo quiero informarte que Arwen quiere que la acompañe mañana a la escuela, así que vendré temprano por ella para irnos juntos. —Cerró de golpe el libro para verme.

— ¿Qué? ¿Estás loco? —Se levantó del sofá. —Sus maestras piensan que estas muerto, y que por eso, ella no tiene padre. —Trato de excusarse.

—No te preocupes, sabré que decir para no ocasionar ninguna confusión. —Le prometí.

—Será mejor que no vayas. —Enarqué la ceja.

—Mira Aneu, entiendo que seas una madre sobreprotectora, pero no te permitiré que me sigas apartando de mi hija… Le he prometí ir mañana con ella a la escuela y no pienses que la voy a defraudar. —Achicó los ojos. —Y más te vale no ponerme obstáculos en el camino, que te debo de recordar que gracias a ti, me perdí de cinco años de la vida de Arwen. —Pasé a su lado para salir de su casa. —Buenas noches. —No espere que me respondiera porque pronto cerré la puerta.

No me gusta estar en estos términos con Aneu cuando podríamos llegar a un buen acuerdo para tener a nuestra hija con la misma calidad de tiempo ya que ella no me da la oportunidad de que formemos una familia; ya no he querido insistir en eso sabiendo que su corazón se ha convertido en roca y que ya no es la misma persona que conocí hace años, pero no puedo culpable cuando mi abuelo quiso destruirla.

Me voy en dirección a mi nueva casa para poder encontrar a mis amigos trabajando, a Vernon se le ha hecho sencillo acomodarse a su nueva vida pero no puedo decir lo mismo con Adrién cuando estar lejos de su familia hace que la añore cada vez más, entiendo su preocupación y tristeza porque lo mismo me pasaba con Aneu y Arwen antes de llegar a saber donde se encontraban, por eso ayer le dije que podía regresar a mi manada, que Vernon se quedaría conmigo y que tendría un plan para hacerle creer a mi abuelo que no seguía preparado para regresar a la manada todavía.




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