La Venganza del Alfa

Capítulo 26: Secuestro

Empiezo a guardar mi ropa en el instante en que he tomado una decisión, quizás no sea la mejor pero no puedo seguir aquí sabiendo que todo me está causando dolor y una horrible sensación de molestia e intranquilidad sabiendo lo que he llegado a descubrir. Intenté hacer todo lo que tenía en mis manos para que Aneu y yo nos lleváramos bien, pero las cosas no llegaron a funcionar, en donde en vez de dar una solución, creo un conflicto mucho más grande del que no quiero seguir de pie con ello sabiendo que otra vez, volveré a repetir el patrón de sufrimiento que ya había dejado una vez que Keren me entreno.

Creí ser demasiado fuerte para superar mi pasado y controlar mis emociones, pero me he dado cuenta que solo soy un peligro al lado de Aneu, agregando que, no quiero seguirme atormentando por situaciones de las que debería haber sanado una vez que desconocía de su historia, pero ahora que ya lo sé todo, ni siquiera sé dónde ir porque regresar a mi manada, solo es para querer enfrentar a Cassius y hacerle pagar todo este dolor que se ha acumulado en mi cuerpo.

Aprieto la maleta al recordar las palabras de Aneu con respecto a cómo Cassius asesino a Tahiel, con sólo imaginarlo en mi mente me causa náuseas y a la vez, un sentido de ira que ya empieza a quemar mi cuerpo entero, pero debo de mantener un equilibrio si no quiero que mi lobo interno nuevamente despierte.

Como hubiese querido ayudar a Tahiel en esto, pude haberle evitado una muerte dolorosa y pude haber reaccionado pronto para que Cassius no le quitará la vida mientras me había tendido una trampa para ganar tiempo a fin de destruir a Aneu como Tahiel. Él bien sabía a quienes atacar, porque conocía mis puntos frágiles y más aún, porque formaron parte de mi familia, pero ahora, ya no tiene relevancia tener que pensar en los pros y contra que pude haber obtenido si hubiese llegado a saber los planes de quien antes consideraba mi abuelo, ahora todo es pasado y solo toca seguir adelante sabiendo que nada volverá a ser como antes y desde luego, no me traerán a Tahiel con vida.

 —Caden. —Me limpio las lágrimas al escuchar que me llaman. — ¿Qué haces? —Me pregunta Vernon.

—Nos iremos hoy. —Dije bajando la maleta de la cama.

— ¿Qué? ¿A qué te refieres con qué nos iremos? —Bufé.

—Dejaremos esta manada y regresaremos a Estados Unidos. —Le respondí con serenidad aunque no lo estaba del todo.

— ¿Cuándo tomaste esa decisión repentina? —Bufé.

—Vernon, no puedo quedarme… Vine aquí, buscando a mi hija, pero terminé encontrándome con el propio demonio. —Vernon se quedó anonadado.

Retirarse de esta batalla será lo mejor que puedo decidir ahora, sé que estaré perdiendo tiempo en no entrenar para acabar con Sköll pero por primera vez, he decidió que esto puede que salga más favorable trabajando individual que en equipo, no puedo seguir un instante más en esta manada y mucho menos, teniendo que verle la cara a Aneu quien se ha estado burlando de mí todo este tiempo al haber conocido la verdad.

— ¿Qué hay de Arwen? ¿La dejaras de nuevo? —Vernon se preocupa.

—Le diré a Aneu que compartiremos custodia, no dejaré a mi hija… Solo estoy dejando esta manada —no pareció convencerse del todo.

— ¿Y los entrenamientos? ¿Lo suspenderás o qué harás? —Suspiré.

—Los retomaré por mi propia cuenta. —Empecé a tomar mis cosas para irme.

Vernon parece no creerse lo que le estoy diciendo, sin embargo, no protesta ni mucho menos intenta detenerme sabiendo que los motivos de mi partida van más allá de las peleas que he llegado a tener con Aneu. Apenas Adrién se asoma a la puerta para percatarse de que algo no está yendo bien, más cuando ve en mis manos las únicas dos maletas que pude traer conmigo por los días que me iba a quedar en esta manada, de pronto le puse un alto para que no me llegara a molestar con preguntas de las que luego puedo responder, simplemente, le dije que alistará su maleta ya que regresaremos a nuestro hogar.

Fui de inmediato a la casa de Aneu para poder tener la última conversación con ella antes de irme, no quería dejar todo revuelto no sin antes solucionar unos breves puntos de los que espero que ella no se oponga, ya que al no tener paciencia en estos instantes, sólo espero que ella pueda entender y no hacerme la vida más complicada.

— ¿Deseas verme? —Apareció entrando a la sala.

—Sí. —Afirme. —Solo he venido a despedirme de Arwen y de dejar unos puntos importantes resueltos antes de mi partida. —Mencioné con claridad.

— ¿Te vas? —Se sorprende con mi noticia aunque no sé si me estará mintiendo.

— ¿No era lo que querías? —Baja la mirada. —Has ganado, Aneu. —Le digo. —De verdad, lograste tu propósito de alejarme de tu manada. —Estuve a punto de aplaudirle pero sentí que no había necesidad.

—Caden, no puedes irte así… Arwen está empezando a quererte y a que formes parte de su vida, ¿qué te hace pensar que puedes desaparecer así? —Me recrimina.

—Yo no he dicho que abandonaré a mi hija, eso es lo que quiero aclarar contigo. —Enarca la ceja. —Compartiremos custodia, Arwen vivirá contigo pero las vacaciones o cualquier fiesta, la pasará conmigo. No quiero que me restrinjas en verla y mucho menos, que me quites el poder que tengo sobre ella como su padre. —Declaré. —Conocerá a mi familia quieras o no, de todas formas, no debes de prohibirme nada, sabiendo que me has quitado tiempo de calidad para estar con ella y verla crecer. —Me puse autoritario.




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