Anahera Malyshev.
Sonrío al sentir leves movimientos de su parte, abro mis ojos, intentando quitar un poco el sueño que queda, veo su cara en la curvatura de mi cuello. Intento moverme un poco pero sus brazos me aprietan con fuerza contra él.
—Vamos grandulon, son las diez y media —acaricio su cabello dando leves masajes.
—Es sábado, las actividades en la casa no empiezan hasta las doce.
El cansancio de mi cuerpo es notorio, me río un poco al ver sus ojos cerrados intentando acurrucarse de nuevo como un bebé a mi lado, me remuevo un poco para que me suelte. Mis intentos son en vano, y sus propias palabras son contradecidas por Cristal quien entra y corre a subirse a la cama, se acerca gateando con delicadeza por mi espalda.
—¿Mami, estás despierta? —me río y me doy vuelta entre los brazos de Draven, procurando no hacerla caer.
—Dime —abro mis brazos abrazándola cuando se acerca.
—Noha tiene hambre y Susana no ha llegado.
—Ve a su habitación y quédate con el mientras voy.
Asiente dejando un beso en mi mejilla la suelto dejando que salga en silencio de la habitación, Draven coloca su barbilla en mi hombro.
—¿Te ayudo a pararte?
—Yo puedo —sonrio confiada de que podré hacerlo.
—Bien, te espero en la ducha, entonces.
Me suelta y empieza a andar a la ducha, deja a mi vista su cuerpo, desde la última vez sin contar anoche desde que ví su cuerpo ese hombre ahora tiene más tetas que antes, sus brazos más grandes y tonificados sin llegar a parecer una amorfocidad.
Me siento en la cama viendo el sol alzarse en el cielo, suspiro mirando la puerta del baño entre abierta, intento levantarme y cuando lo consigo mis piernas falquean mi cuerpo se desploma en el suelo en un fuerte sonido, me río de mi misma intentando levantarme de nuevo un dolor punzante no tan fuerte agarra mi cadera, levanto mi cabeza viendo a Draven parado frente a mi su cara está llena de preocupación, me levanta en sus brazos.
No dice nada, me sigo riendo. Parezco una borracha, me deja encima de la barra con mi espalda pegada al espejo.
—No me mires así —me cruzo de brazos mirándolo según yo enojada.
Tiene sus manos a los lados, su mandíbula está tensa y sus pupilas dilatadas arropando el color de sus ojos haciéndolos parecer oscuros.
Acerco mi cara desafiandolo se que no le gusta para nada, sus manos suben por mis muslos, quita el pantalonsillo del pijama, dejo hacerlo quiero ver hasta donde es capaz de llegar su enojo, mi blusa acompaña a su ropa en el suelo. Los dos nos vemos fijamente sin apartar la vista, no se que decir no quiero provocarlo más, aunque nunca me voy a quedar callada.
—No necesito más tu ayuda —levanto una de sus manos saliendo por ese espacio libre—. Gracias.
Me bajo con un salto, me agarró del borde con fuerza cuando mis piernas quieren dejarme en el suelo otra vez, recuesta su cuerpo mirándome burlesco, volteo mi cara negandome a verlo se que si lo hago terminaré riendo, doy vuelta a mi cuerpo con el mayor cuidado posible. La ducha no está tan lejos por lo que llegó fácil hasta alla, me introduzco abriendo la llave dejando que el agua caiga sobre mi.
—A esa velocidad no terminarás de bañarte nunca —levanto mis vista a su rostro viendo cómo se acerca con la intención de meterse conmigo—. Y tienes que ir donde Cris porque te aseguro que vendrá a buscarte de nuevo.
No respondo, me le quedó viendo nada más, asiento a sus palabras empezando a enjabonar mi cuerpo. Está frente a mi y yo frente a él por lo que puedo ver todo su rostro, sonrío viendo cómo mira mis labios, sus ojos brillan con mi acto inesperado, me acerco a él y empiezo a enjabonarlo también.
—No es necesario —con su mano eleva mi barbilla hasta que sus ojos conectan con los míos.
—No, pero quiero hacerlo —intento dejar un beso rápido en sus labios, no es para menos añadir que nunca termina por ser algo rápido.
Sus manos agarran mi rostro profundizando el beso, es lento permitiendo así que nuestras respiraciones se mezclen con calma, mi mente se queda en blanco por segundos.
Nota, jamás volver a entrar a bañarme con Draven.
«No digas que de esa agua no vas a beber»
No es tu momento, cállate y déjame disfrutar.
El agua fluye por nuestros cuerpos retirando todo el jabón, nos separamos agitados, mi pecho quema por la falta de aire y mis pulmones agradecen que nos hayamos separado.
—Vamos mamá, tienes que darle de comer a los niños —me río por sus palabras.
Nos terminamos de bañar intentado no llegar a más que solo unos cuantos besos, seca mi cabello mientras yo me enrolló en mi toalla para salir del baño directo al vestidor. Dicho y hecho, salgo antes que el del baño corriendo al vestidor agarrando lo primero que encuentro, me visto rápido al terminar me despido de él con un beso en su mejilla corriendo fuera de la habitación intentando no causar mucho ruido.
Veo a Cris en la puerta al lado de su habitación y sonrió cuando camina a pasos apresurados hacia mi.
—Pense que no ibas a llegar mami, el bebé sigue llorando.
—Lo siento linda —acaricio su mejilla dejando un beso en su frente, agarro su mano llevándola conmigo dentro de la habitación.
—Tienes que darle ésto, no se cómo se prepara —me entrega el biberón junto a la fórmula del bebé.
Asiento agarrando lo que me entrega, me acerco hasta la cuna viendo la pequeña figura verme con sus ojos enrojecidos llenos de lágrimas, sonrío y lo levanto con cuidado dejando a un lado las cosas que traía en mis manos, lo sostengo en mis manos viendo sus ojitos, admirando su color, limpio las lágrimas de sus mejillas dejando un beso en cada una, dejo que se acomode en mis brazos viendo cómo coloca su cabeza en mi hombro, con mi mano libre agarro lo que Cristal me había entregado con anterioridad.
—Vamos a la cocina, así comemos juntas, ¿te parece?
Editado: 08.01.2025