Anahera Malyshev.
Cierro mis ojos respirando con fuerza, llevamos más de cuatro horas de vuelo y no hemos llegado a nuestro destino, Ethan está más alejado conversando con Dante o intentando hacerlo. Cómo quisiera de verdad tener un peluche como el de Cris al que pueda extrangular sin que nadie me diga nada.
Entierro mis uñas en la palma de mi mano, no siento dolor solo un pequeño cosquilleo. Inhalo y exhaló con fuerza dispersando los pensamientos que abundan en mi mente, una parte de ellos se quedan negándose a desaparecer.
—Anahi, Draven quiere hablar contigo —abro muy despacio mis ojos mareando me en el proceso.
Ethan ve mis manos con sus ojos tan abiertos que en algún momento se le pueden salir, no se de dónde saca un pañuelo para envolver mi mano lastimada, agarro el teléfono que aún sostiene intentando escuchar la voz de Draven.
—Draven —en mi voz se nota la cautela, espero no recibir respuesta.
—Aqui estoy —como si sus palabras tuvieran algún efecto calmante en mi logran relajarme.
Sus palabras están medidas son pequeñas respuestas que me permiten escuchar su voz.
—Respira profundo —hago lo que dice, sin rechistar—. Bien, hazlo de nuevo.
Hago lo que dice está vez suspirando extrañando ver el humo blanco que hasta hace poco salía, el calor arropa mi cuerpo de un momento a otro haciéndome sudar en demencia.
—Hay demasiado calor —me quejo haciendo que se escuche su risa a través de la línea antes un poco vacía.
—Y es poco a lo que sentirás cuando llegues —carraspea intentando ocultar una carcajada.
—Tramposo y, mentiroso —las palabras salen de mi bañoca tan rápido que hago reír a Ethan.
—Creia que jamás ibas a volver querida cuñada —asiente con una sonrisa en su rostro colocándose el cinturón de seguridad —. Ya era aburrido molestarlo yo solo, además de que me iban a matar en algún momento.
Coloco el teléfono en altavoz viendo como la cara de Ethan palidece ante las palabras de Draven.
—Si valoras tu vida Ethan, cállate.
—Pero que linda su muestra de amor, yo también te quiero hermano —le cuelgo riendo.
—Como no tengo hermanos, las tablas de multiplicar son más fáciles que una pelea de ustedes dos.
—¿Te imaginas una película? Se llamaría guerra de Titanes —lo dice queriendo que suene intenso intentando reflejar la fiereza de sus palabras.
—No, sería la guerra de los cobardes —le resto importancia riendo.
—¡Ay!, le quitas lo divertido a la vida.
La azafata se acerca indicando que nos preparemos para el aterrizaje, suspiro abrochando el cinturón agarrando con fuerza los reposabrazos, Cris está durmiendo en el asiento a mi lado por lo que ya estaba abrochada y bien acomodada.
Cierro mis ojos inhalando y exhalando, en segundo Ethan se está riendo, los abro mirándolo mal.
—Ya nos podemos bajar —tiene a los dos bebés en sus brazos dormidos al igual que Cris.
—Bien.
Levanto con cuidado a Cris entre mis brazos, bajamos con cuidado del avión viendo en la pista algunos vehículos, los padres de Draven se encuentran a unos cuantos pasos de distancia, al acercarnos su madre me abraza. Saludos a su padre con un apretón de manos, nos subimos en los vehículos hablando de cosas un poco locas más que nada Ethan se burla de Draven mostrándome fotos de él cuando era bebé.
Cuando se decide a decir que está cansado se recuesta en mi hombro cerrando sus ojos, admiro el paisaje desde la ventana, un recuerdo pasa por mi mente reproduce dose una y otra vez hasta que ya las lágrimas salen de mis ojos. El dolor en mi pecho aumenta, limpio con cuidado cada lágrima, suspiro viendo el que parecía un interminable camino tener un final. El paisaje es más hermoso todavía disipa cualquier pensamiento de mi mente dejándome admirar aún más la belleza de cada parte del lugar.
Empujó a Ethan haciendo que despierte su madre se ríe bajando primero, al bajar del auto veo el pasto un poco húmedo, pero vivas. La humedad deja pequeñas gotas de agua sobre las zapatillas sonrío admirando la antigua estructura con pequeñas remodelaciones. El leve soplido del viento es como un susurro melodioso sin ser escuchado, el cielo gris parece triste captando por completo mi sentir en este momento. Cris se remueve por la brisa fría que golpea sus hombros desnudos, camino de poco a poco sintiendo la brisa mover mi cabello de un lado al otro como en una danza llena de alegría y espontaneidad moviéndose a su decisión sin tener un plan estructurado.
Con cada paso mi ansiedad se disipa mi cuerpo se relaje de solo dejarme guiar por la brisa.
Lo bueno para este clima es una taza de chocolate caliente.
Sonrío ante el lindo recuerdo que me proporciona ese pensamiento, el olor familiar se cuela en mi nariz al entrar a la casa, dejo guiarme. Llegando a lo que creo la cocina, al entrar reconozco la figura bajita.
—Susi —la llamo con una sonrisa, se voltea rápido.
—Señora —la alegría que está en su voz hace que la amarga triza en mi interior me consuma.
Me siento en la barra frente a ella viendo cómo deja una taza de chocolate huemeante frente a mi, le agradezco con una sonrisa y dejo que el olor maravilloso llene mi ser, acomodo a Cris para poder tomar un poco del elixir que para mí es la felicidad entera.
Disculpen que no les haya actualizado, no he tenido buenos días =)= así que disculpen si no les actualizo con regularidad. Es algo corto pero espero les guste. 🫶🏼
Los quiero.
Editado: 08.01.2025