Anahera Malyshev.
Recojo un poco la falda del vestido es un poco larga, la madre de Draven me ha traído aquí para probarme unos trajes de baño para ir a la playa y no se en que momento hemos llegado a parar a una tienda de vestidos de novia.
Miro mi reflejo a través del espejo, sonrio viéndome, no creo que aquella mujer de hace tan solo unos años se este viendo hoy en día con un hermoso vestido que parece sacado de película. Mi yo del pasado pensó que nunca tendríamos una hermosa boda como las que siempre soñé y aún creo que es imposible. No creo que Draven se anime.
Suspiro viendo me por última vez, tomo una foto a mi reflejo para salir del vestidor, se la envio no espero su respuesta y salgo viendo a su madre hablas con la dependienta del lugar, la cual me señala haciendo que se voltea de inmediato. Sonrío cuando sus ojos se posan en mi, se acerca lento detallando el vestido, el color rosa casi rojo hace parecer como si hubiera dejado caer vino sobre el.
—Que linda, pareces una reyna —sus ojos se llenan de lágrimas, me abraza—. Eres la novia más bonita que he conocido.
—Gracias, pero no me voy a casar además ya lo estoy con Draven —le devuelvo el abrazo hasta que nos separamos.
—No digas eso linda, si mi hijo sabe lo que le conviene lo hará.
Sonrío caminando con su ayuda hasta los sillones, la presencia de Ethan no se hace esperar sale del vestidor con un traje a la medida.
—¿Me veo bien? —posa y le tomo una foto, la mando al chat grupal con unos emojis.
—Genial.
—Concuerdo con Anahi, te ves muy bien hijo.
—Yo siempre me veo bien, mamá.
—Entonces para que preguntas, baboso. Le voy a decir a tu padre —se sienta con cuidado juzgando a su propio hijo con su mirada.
—Hazle caso Ethan, además vinimos buscando trajes de baño y terminamos aquí, ¿No será que me tienen que contar algo?
—Sabes que jamás te voy a ocultar algo —levanta su meñique como aquella vez que me confesó su secreto.
—Más te vale, si no le digo a tu madre que te jale las orejas.
—No me mires así Ethan, es la mejor nuera que he tenido. Y tú te estás buscando un poco ese castigo, además no me has traído a tu novia.
—¡Mami! —alarga la palabra queriendo hacerlo sonar berrinche, se termina riendo y aceptando la situación—. ¿Y si es un novio?
—Mientras me des un nieto, puede ser un extraterrestre si quieres.
Tapo mi boca por la respuesta de su madre, me río bajo intentando ocultar mi sorpresa, si yo lo hubiera hecho ya estaría con una correa marcada en mis piernas.
—Vamos niños, ¿Les gusta? —su madre se levanta buscando algo en su cartera.
—Si, este es. Además a Anahi le queda de lujo ese vestido, parece de cuento de hadas.
Asiento de acuerdo dando una vuelta sobre mi propio eje, recibiendo más halagos de su parte. Un mensaje llega a mi celular, no reconozco el número así que me acerco a Ethan dandoselo sin si quiera revisar.
—Si vuelve a enviarte algo. No respondas, solo apaga tu teléfono y búscame —su rostro se contrae con una mueca, mira a su madre y asiente.
—Sí —recibo el teléfono dandoselo a Cristina.
—Ve a cambiarte, mañana tenemos un viaje a la playa y quiero que estés divina —su semblante cambia a uno alegre en cuestión de segundos
Asiento apresurando me al vestidor a cambiarme, suspiro con alivio al verme de nuevo en ropa normal. Tomo mis cosas viendo por última vez el vestido, al salir Ethan tiene en sus manos las bolsas de algunas compras.
—Este es tuyo, no tienes excusa para no usarlo —me guiña el ojo y sale de la boutique.
Su madre por otro lado me lleva con ella hasta la caja para pagar algunas joyas que ha elegido, la que nos está atendiendo me mira de forma despectiva, no le tomo importancia pero le saco el dedo del corazón. Rueda sus ojos y junto a Cristina salgo de la tienda.
—Que manera tan elegante de mandarla a la mierda —abro mis ojos tanto que siento como si se fuera a salir de su lugar.
Se ríe y Ethan que nos estaba esperando afuera se le une, golpeó su hombro jugando con él, me saca la lengua queriendo acusarme con su madre.
—Gracias, las clases de Laina han servido —coloco unos mechones de mi cabello hacia atrás—. Aunque necesito un poco de información, siempre que llegamos a un lugar nunca me dicen dónde estamos.
—Estamos en Miami, es un buen lugar para esconderse. Más bien ir de vacaciones estando en peligro —mueve su mano en el aire restándole importancia al asunto.
—Ethan —su madre le advierte con una mirada que el intenta disimular—. Estamos en algún lugar alejado de Rusia, pero no en Miami, jamás dejaría que estés en ese lugar, es lindo si. Pero no es bueno ir ahora, estamos en Alemania, mientras más cerca del enemigo más fácil es despistarlo.
Asiento procesando la información, nunca he visto Miami de cerca así que no puedo decir nada, salimos del centro comercial nos subimos en la camioneta, Dante nos conduce a la.
¡Ay¡ como me hace falta Draven, pero para molestarlo.
Chasqueo mi lengua cuando Cristina me devuelve mi teléfono, al ver las notificaciones me encuentro todos los mensajes que le envié a Draven cada uno contestados de la forma más sutil y que pueda entender rápido, me sonrojo con el último mensaje. Hasta pena me da leerlo mentalmente.
«Esas no son palabras de un señorito».
Me río al enviarlo, no pasa mucho tiempo antes de que su respuesta llegue y me deje sin aire.
«Este señorito hace que tus bragas se mojen, solo espera mi llegada y no dejaras de gritar mi nombre ».
Le bajó el brillo a la pantalla hasta dejarlo casi a oscuras, me llama y cuelgo de inmediato, pero insiste tanto que contesto, la línea se queda en silencio y agradezco que la suerte esté de mi lado, llegamos dos segundos después a la casa, me bajo saludando a los canes que casi salta encima de mi, camino a la habitación viéndola vacía. Cierro con seguro la puerta sentandome en la cama.
Editado: 08.01.2025