La venganza del diablo

Capitulo 13

Draven Sokolov.

—Por primera vez no se que hacer mamá

—Es normal sentirse perdido hijo, el camino de los que se enamoran es espianado, el de ustedes es más fuerte aún. La experiencia puede venir y intentar seguirles el ritmo, pero el corazón no espera y se hace desear. Los golpes son normales si hablas con el corazón, luego de tantos golpes el corazón queda ciego y le toca correr tras la locura.

—No entiendo para nada tus palabras, solo me confundes —juego con el trago en mis manos.

—Lo que quiero decir hijo, es que tienes que hablar con ella y aclarar todo, el problema se trata desde la raíz. Afronta el problema porque si no nunca vas a ver el camino despejado de la niebla.

Deja un beso en mi cabello saliendo de la sala, está conversación me recuerda a la vez que Anahi fue internada en el hospital, suspiro y doy un trago largo a mi bebida, cada que cierro mis ojos veo los suyos el poso negro que puede llevar al averno a cualquiera.

Me levanto dejando el vaso a un lado, camino recorriendo los pasillos de la casa, solo intentando encontrar algún sentido a las palabras de mi madre. Sin rumbo me dirijo al jardín siendo seguido de las cuatro bestias que juegan entre ellas, el que se queda a mi lado después de un rato es Cronos.

El frío penetra la capa ligera de mi abrigo, pero estoy estoico ante aquella extraña sensación que se me hace tan conocida, el vacío en mi pecho se ha vuelto tan grande que no se en que rumbo está mi vida y de solo pensar ver sus ojos llenos de rabia o con alguna lágrima mirándome. Me mata, y no solo eso, me frustra saber que yo cause eso.

—¿En qué momento me he vuelto una mierda de persona, eh Cronos?

El perro me mira como si me hubiera vuelto loco al hablar con él, una respuesta que nunca recibiré.

—Antes ya lo eras, siempre fuiste una mierda de persona —volteo viendo a Ethan caminar hacia mi—. Se han dormido en el sillón.

Se queda a mi lado en silencio, proceso sus palabras y se que tiene toda la razón, siempre he estado esperando que ella llegara a mi vida de una manera tranquila y sin forzar su llegada. Pero al esperar tantos años me desespere y me apresure que esto lo he causa yo mismo.

—Es el karma que me toca pagar —lo acepto en voz alta—. Pero terminaré de hacer las cosas a mi manera y después ya todo irá de una manera en la que pueda volver a tener el control sobre lo que sucede.

—Nunca tienes el control de la situación, Draven. Siempre e sido tu sombra, y lo seguiré siendo —suspira y me mira, sus ojos demuestran cuánta sinceridad hay en sus palabras—. Pero tienes que entender, eres un señor casado y, aunque no lo quiera aceptar ya tienes que empezar a calmar tu vida, llevar una vida tranquila hasta que tú sucesor este listo.

—El que entra en este mundo jamás sale, ¿verdad? —me río sin gracia, la severidad de el asunto me consume que no me deja pensar con racionalidad.

Suspira y mira el basto bosque que está a unos metros de nosotros.

—No me va a gustar aceptarlo, pero tienes razón. El que entra jamás sale —se sienta en el pasto—. Por eso papá siempre nos dejó elegir, pero tienes que entender que no puedes seguir cambiando el tema. Yo no soy serio y sabes que jamás lo seré. Pero acepta tu realidad y afronta la situación por la que estás pasando.

—Eso es muy cierto hijo, siempre fuiste y serás el payaso de la familia —mi padre camina en nuestra dirección—. Y Ethan tiene razón, Draven. Tienes muchos enemigos que buscan tu cabeza y esa loca debería estar en un psiquiátrico. Puedo hacer que la internen.

—Lo se padre, lo sé —pateo una piedra con la puntal del pie—. Quiero acabar con ella y terminar de una vez por todas con los que te traicionaron, si nunca la hubiera seguido estaría esperando toda una vida por ella.

—Y estarías más amargado que nunca y gracias al destino la seguiste, sino tendrías a todo el mundo ardiendo en ese bosque —acaricia a Cronos cuando se le acerca—. Y bueno, jamás tendría material para el día de tu boda. Quien te viera, el rudo de la familia siendo blando una vez en su vida.

—Te quiero ver Ethan, el día de tu boda o cuando tengas novia o esposa —mi padre lo señala riendo—. Aunque bueno, creo que ese día jamás llegará, ¿Ya hablarte con tu madre?

—Lo intente —hace una mueca intentando disimular su sonrojo—. Me dijo que no importaba, solo que le diera un nieto, mientras podía ser un extraterrestre si quería.

—Hendrick no va a esperar toda la vida por ti, llega mañana por la tarde. Tienes que hablar con él —guardo mis manos en mis bolsillos, intentando convencerlo—. Sabes que jamás te jugaré por tu elección, y ninguno de nosotros lo hará. Pero tienes que hablarlo lo antes posible con mamá, los niños entenderán y puede que hasta se alegren.

—Sí, tal vez me animé más tarde —una sonrisa triste se planta en su rostro—. No sé de cuando pasamos de la triste vida de Draven a la mía.

Me encojo de hombros sonriendo, mi padre me imita pero habla quitándome las palabras de la boca.

—Si quieres podemos hacer algo en el lago a lo profundo del bosque, así hablas con tu madre y con Hendrick después.

—Gracias de verdad.

—Somos familia, y sabes que jamás te daremos la espalda.

—Eso lo sé, muy bien dice el refrán familiar. A un Sokolov nadie lo toca, y si lo hace, el averno conocerá, y desde allí el diablo quemara a quien tocó a su tesoro, aplica para todos los casos.

—Sin excepción —interviene mi padre caminando, acercándose al bosque—. Debemos explorar un poco, por los viejos tiempos.

—¿Y las linternas?, porque sin ellas nos perderemos —al terminaré de hablar una luz choca contra mis ojos.

—No hay de que preocuparse, siempre vamos preparados para todo.

—¿Por los viejos tiempos, entonces?

—Por los viejos tiempos —tomo la linterna que me extiende.

No sé me ha olvidado mi duda con ustedes, pronto publicaré sus capitulo, tendran para una semana entera si mis cálculos no me fallan entre actualizaciónes dos capitulos hasta normalizar todo otra vez. 😉




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