La venganza del diablo

Capitulo 17

Anahera Malyshev.

Mis pies duelen el calor es abrumador a este punto, Draven va a solo unos pasos de mi ha estado hablando con Hendrick, y Ethan no parece muy contento, se aleja hasta llegar a mi lado sonriente quitándome a Noah de mis brazos, Cris habla muy animada con su abuelo riendo y señalando a Laina que va soltando maldiciones por su color de cabello ahora naranja, admito que ese color le queda bien el negro que antes tenía la hacia ver muy pálida.

—Bien querida mía, adivina quién necesita reclutas en su equipo.

—Tu y necesitas que yo esté contigo en eso —asiente haciéndome suspirar—. Dime algo Ethan, ¿Draven está buscando venganza?

—Bueno, que te puedo decir. Mi hermano es un cabezota, puede ser que me gane un balazo en alguna parte de mi cuerpo por decirlo, pero si. Draven se quiere vengar de Katia.

—Mira prometí dejar la violencia de lado y volver a empezar —pateo una piedra frente a mi—. Pero hablé con tu madre y me dijo que mientras yo me sienta bien puedo hacer lo que quiera.

—Bien, ¿Qué quieres hacer?

—Lo pensé y está de maravilla la idea solo que involucra a Draven y no quiero que me diga que no así que, tu serás mi pieza maestra.

—Bien, pero igual tienes que hablar con él —señala al hombre frente a nosotros—. Sabes que jamás te va a decir que no si le haces carita de perro, o si quieres contrato a alguien y que te parta la otra mano.

—¡Ethan!

Se encoge de hombros riendo, lo acompaño y seguimos nuestro camino aunque Draven nos mira de reojo de vez en cuando, seguimos haciendo estupideces, el camino se hace más alargado. Las copas de los árboles se van desvaneciendo dando paso a un claro despejado, los canes corren haciendo y deshaciendo, Cristal juega con ellos, el olor a tierra mojada llena mis fosas nasales, el sol resplandece en lo alto, aunque da directamente al lago el calor sigue siendo abrumador. Las copas de los árboles generan sombra en gran parte del claro.

Detengo mis pasos al lado de Laina, Ethan sonríe dejando a Noah en el suelo cuando esté se remueve buscando lanzarse.

—Mamá —estira sus manos.

Agarro la suya con cuidado dejando que se coloque enmedio de nosotros.

—Es bonito —susurro anonadada.

La vista que tengo es impresionante, más allá se pueden ver algunos animales, Ethan patea algo a su lado haciendo una mueca.

—Todavia suelta sangre —bajo mi vista a sus pies.

Un pequeño conejo está muerto en el suelo en un charco de su propia sangre, la vista de ese pequeño animal no es muy bonita, su cuello está partido, tiene una gran aventura en su estómago y sus ojos permanecen abiertos. El color de ellos me hace sentir vacía y llena de incertidumbre, recordándome aquellos días en los que convivía con mis padres y hermanos.

Dejo que mi vista viaje por algún otro lugar del bosque, rasco mi nariz un poco, la molestia se implanta en esa zona.

—Quien pensaría que veníamos a cazar de pequeños —su sonrisa se hace notar y la nostalgia en su voz no pasa desapercibida—. Aunque Ethan es muy torpe con un arma en sus manos.

—Esa vez quería darte a ti, no parabas de decir que el ciervo te iba a dar con sus cuernitos —le jala el cabello y hace como si no supiera nada cuando está lo mira.

—Agradece que hay niños, si no te podría despellejar vivo.

—Acepto el reto.

—¿Que aceptas?, ¿Que reto? —estoy confundida, no entiendo nada, se miran desafiantes.

—Van a cazar, entre los dos siempre ha habido un pequeño problema. La competitividad —el sonido es suave y tranquilo aunque con severidad, volteo viendo a Draven.

Camina con tranquilidad, demasiada para mí gusto, mi paciencia. Estornudo con fuerza, el picor en mi nariz incrementa, agarro el pañuelo que Draven me extiende, Nat viene tras él riendo. Noah se suelta de mi mano corriendo hasta llegar junto a su hermana.

Stefano se acerca con un vaso de jugo en su mano, ríe viendo a sus hijos, Draven me agarra por la cintura llevándome hasta su lado, deja un beso en mi cabeza.

—Si quieren competir les tengo una apuesta.

—¿Cuál papá? —a Laina le brillan los ojos.

Ethan por su parte asiente con su ceño fruncido. No muy convencido de hacer una apuesta.

—Dies millones de dólares, solo el que me traiga los cuernos del venado, un casco de sus patas y la piel —las quejas no se hacen esperar, por lo que su sonrisa se ensancha—. Tienen tan solo cuatro horas para buscar todo eso, solo un requisito. La piel no debe tener imperfecciones en el corte o los dos pierden.

—Es mucho lo que pides, papá. Este bosque es demasiado grande, podría dañar al animal en el camino.

Laina asiente de acuerdo con Ethan, haciendo ver su punto de vista, Cristina sonríe caminando en nuestra dirección.

—Aumento la apuesta, doy treinta millones por quien me traiga un cervatillo, vivo. No quiero ver ningún rasguño.

—Mamá, Ethan y yo ni siquiera tenemos el equipo necesario para hacer eso, solo íbamos a rozar al animal con una bala.

—El equipo está en camino —la voz de Draven se alza sobre las quejas haciendo que todos los miren—. No es una broma, para eso esta Cris.

Sonrío viendo la indignación en el rostro de Cristal cuando pasa aún lado de Draven corriendo con Cronos. Aún no se cómo Laina se pudo traer a los animales desde Rusia.

—¿Quieres jugar conmigo a la estética?, prometo dejarte muy lindo papi —sonrie queriendo parecer inocente.

—Preguntale a Hendrick el tal vez si juegue contigo —lo señala, a lo lejos se encuentra.

Su rostro es impasible pero se nota la tensión que hay en él cuando todos los ojos recaen en su presencia, sonríe y corre en su dirección con los canes siguiéndola. Ethan se cruza de brazos molesto, Laina sonríe como si ya hubiera obtenido la victoria.

El sonido de un motor llega a lo lejos, la indignación llena mi rostro, miro a Draven con impaciencia.

—¡Y nos hicieron caminar, cuando nos pudimos haber venido en las camionetas! —la voz de Laina se tiñe de rabia.




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