Anahera Malyshev.
—¿Que tienes pensado, corazón?
—No lo sé, quiero hacer que pague no quiero ver a mis hijos sufrir por Katia —giro mi rostro encontrando sus ojos llenos de compresión.
—Entiendo, pero antes de que des el paso que necesitas dar para empezar tu plan debes saber algo.
Sus palabras me dejan llena de curiosidad, bajo la vista de nuevo. Balanceo mis pies dentro del agua cristalina apreciando el color, atenta a cualquier palabra.
—Katia tiene un estado psicológico deplorable, y su entorno familiar no la ayuda —sus palabras están llenas de tristeza y un dolor que comparto con ella en estos momentos—. La obsesión viene de familia, su madre estaba obsesionada con Stefano, al igual que ustedes estábamos comprometidos desde niños.
Sus palabras rondan por mi mente jamás me imaginé eso, nunca en realidad tuve conocimiento de mi compromiso con Draven hasta ahora. Levanto mi vista buscando al individuo viendo cómo se mueve al rededor de su padre sonriendo por algo que le han dicho. La única vez que recuerdo haber visto a Draven realmente furioso fue aquella vez, aquella en la que esos chicos quisieron abusar de mi, cuando me coloco la corona en mi cabeza me dió tanto miedo que salí corriendo.
—¿Estuvimos comprometidos desde niños? —sigo mirando a Draven tras decir esas palabras con cautela.
—Sí corazón, ustedes estuvieron comprometidos desde siempre.
—¿Por qué jamás me lo dijo mi progenitora?
—Ellos rompieron su parte del trato —solo con esas palabras unas ganas de vomitar llegan a mi, la información no cabe dentro de mi cabeza—. Pero eso te lo contará Draven en su momento.
—Disculpa que te interrumpí —digo con un tono inquieto y curioso.
Devuelvo mi vista a Cristina quien sonríe, asiente y mira al frente. Imitó su acción mirando los árboles moverse con fuerza el agua se mantiene tranquila.
—La madre de Katia es una persona horrible, no hay que temer a sus actitudes si no más a sus acciones y eso se lo enseño a ella. Su madre siempre quiso a Stefano, al ver que no logro obtener su cometido intentando separarnos crio a su hija con la única idea de casarse con Draven.
A lo lejos un disparo retumba por todo el bosque, su sonrisa es evidente aunque deja escapar un ligero suspiro de sus labios.
—Siempre presionaron a Katia en ser la mejor, y una parte de ella murió cuando le enseñaron a no tener compasión. Su propio padre mato a su perro y hermana frente a sus ojos, desde ese día Katia no estuvo del todo bien. Aunque eso no justifica sus acciones da un poco de sentido a sus locuras.
—Siempre escuché a mi profesor de español decir que más loco es el que cree estar cuerdo que el loco que fijen estarlo —al dejar salir esas palabras de mi boca la coerencia abandonada el sentido que tenían en mi mente—. Creo que jamas sonara bien, pero. Hay cierto sentido en lo desordenado que suena.
—Hay cuerdos encerrados por fingir ser locos y locos sueltos fingiendo ser cuerdos, si, suenan a ideas desordenadas pero tienes que entender que aunque en su momento no encuentres sentido a las palabras cuando hay una situación de la que no sabes cómo salir siempre recordarás lo que a tu cerebro no le importo en su momento.
Asiento dándole la razón, siempre sucede aunque no quiera y por más que intente encontrarle sentido a algunas palabras. Cristina sonríe y sus ojos cafés demuestran la sinceridad de sus palabras pero sus acciones hacen que sean muchos más sinceras.
—El dolor es algo que viene y que va —la volteo a mirar al escuchar su voz—. Al igual que el sabor de la venganza, puedes sentirte satisfecha de lo que has logrado al acabar con un buen resultado pero muchas veces no dura para siempre.
—Nunca lo hace.
Su rostro calmado impasible pero con un atisbo de preocupación, su voz dulce deja una calma en mi. Sonríe antes de levantarse con cuidado, me deja aquí a la orilla del pequeño río. Una pequeña despedida y emprende viaje para ir a dónde está su esposa. Muevo mis pies en el agua pensando sin tener clara una idea, las voces de los niños me hace girar mi rostro a la izquierda mirando como vienen de la mano de Hendrick.
Veo como sonríe mientras Cris le dice algo los canes corren a su alrededor pero no dificultan su caminata, mi mundo parece detenerse por segundos el agua fría del pequeño río me salpica con fuerza al girar mi rostro me encuentro con Ethan cargando un gran animal en su hombro.
—¡Hendrick, ayúdame que me persigue la loca!
Con sus palabras levanto mi vista viendo a Laina con una animal un poco más pequeño, sus movimientos son decididos y enfurecidos.
—Niños vengan, Hendrick tiene que ayudar a su tío.
Volteo mi rostro viendo a Cristal agarrar de las manos a sus hermanos me levanto con cuidado caminando en su dirección para buscarlos. Hendrick corre a sacar a Ethan del agua, Laina grita muy fuerte haciendo que Cris voltea rápido a ver qué sucedió.
—¡Me robaste al animal Ethan, ese era mío!
—¡Pues ya no lo es, yo lo encontré primero querida!
—¡Dejen de pelear, además todavía les falta mucho para ganar la apuesta! —el señor Stefano sonríe caminando a dónde se encuentra Ethan tosiendo un poco.
Hendrick se llena de sangre poco a poco pero no le importa ya que es del venado que traía Ethan, Draven camina en mi dirección, cargo a Noah con cuidado al igual que a Nat, Cris agarra a Cronos quien lidera a los demás haciendo que estos se queden tras el esperando alguna orden.
—Cris llévalos con tu padre el se encargará, ¿si?
—Sí mami.
Asiento y camino con los pequeños monstruos en mis brazos, sonrío y camino con cuidado, Laina con ayuda de su padre saca al animal del agua, Cristina sonríe y agarra a Cris de su mano manteniéndola lejos de las locuras de los hermanos Sokolov.
Editado: 15.02.2025