—No te corrompas, jamás lo hagas y menos si estas a su lado, el ve en ti algo que hace tiempo no hacía.
Draven Sokolov.
Camino en su dirección, el viento ondea su cabello azabache, una pequeña risa brota de ella, Cronos aún permanece a su lado vigilante. Nat estira sus brazos cuando me ve acercarme, río antes sus balbuceos casi inentendibles.
—Mamá, papá —se abalanza sobre Anahi para intentar dejar un beso en su mejilla.
—Draven, te quiere más a ti que a mi —voltea su rostro serio antes mi presencia.
—No le gustan las personas nuevas, le cuesta un poco adaptarse a su entorno si no lo conoce. Es un poco retraída.
Y eso me hace querer protegerla mucho más.
Suspira y vuelve su vista a la niña, me quedo a su lado de pie, sin moverme un centímetro dejando una distancia considerable entre nosotros. Su mirada se dirige a mi en instantes parece querer decir algo o pronunciar una palabra para deshacer el silencio que perturba la tranquilidad.
—¿No tienes algo que contarme, Draven?
Mantengo mi vista al frente negando ante sus palabras, el agua cristalina está tranquila permitiendo ver un poco en sus profundidades, las copas de los árboles se mueven con la brisa pero uno se mueve de una manera que quita la uniformidad con la que lo hacían todos al compás y el movimiento de las ojas junto al crujir de las ramas llama la atención de más de uno.
—¡Resguarden a los niños!
Grito queriendo ser escuchado de inmediato, Ethan en un instante está a mi lado apuntando con un arma, mi serenidad no permite que Nat llore pero si que sus ojos se llenen de lágrimas por mis gritos, Hendrick llega aún con Noah en sus brazos, ayuda a Anahi a levantarse llevándola consigo fuera de este lugar.
Saco mi arma apuntando al aire, en un ángulo donde la bala impacto junto el punto donde las ramas crujen, me muevo dos pasos del lado de Ethan y el hace lo mismo sonriendo.
—Baja del árbol, no querrás que esto se convierta en un día de jardinería —el tono burlón que usa me hace sonreír a medio lado—. Hermanita de mi corazón.
—¡Que quieres! —se posa furiosa en el centro de nosotros.
El estallido es inmediato el sonido perfora la tranquilidad, espantando a los animales de la zona, un cuerpo caen de entre las ramas del árbol, el tiro dio en el blanco, miro a Laina negando.
—Yo no fui —despega sus manos del arma haciendo que caiga al suelo.
Me acerco en silencio, levanto el arma tocamto con cuidado el cañón solo para descubrir que está frío y el arma no tiene balas, levanto mi vista a Ethan asintiendo.
—Es la verdad.
—Si Laina no fue, entonces, ¿Quién?
—Fui yo —su voz se escucha serena como si desde siempre lo hubiera hecho.
Volteo con rapidez mi vista analizando su postura y la forma de agarrar el arma parece que tubo entrenamiento militar, me levanto cambiando mi vista constantemente de un lado al otro, el cuerpo al otro extremo del lago se mueve, un tiro bien dirigido para que no se muriera de una vez.
Los quejidos resuenan pero las ramas de los árboles se siguen moviendo está vez en otra dirección, vuelvo a mi posición asegurándome de no estar en el camino de Anahí, en silencio me alejo caminando hacia atrás cada paso calculado y siendo seguido por los grandes canes, muevo mi mano al frente y susurro el mandato haciendo que corran en la dirección indicada.
—¿Que les dijiste Draven?
Sonrío viendo a los animales cruzar el lago, me arrodilló calculando la distancia que va a recorrer la bala y aló el gatillo, el estarrido perfora mis oídos dejando un pitido zumbante en mi mente.
—Caza —veo caer el otro cuerpo, inerte ya en el suelo.
La risa de Ethan es inmediata, Laina lo acompaña riendo sobre que va a perder y corre de vuelta a su trabajo de descuartizar al cervatillo, niego y veo a los animales masacrar al hombre al otro lado del lago, me acerco lo más que puedo a la orilla viendo la lejanía y el cuerpo del hombre al que mate, siento una mano en mi hombro volteo con una lentitud abrumadora, Anahi tiene el arma de Hendrick en sus manos.
—Ahora eres tu la que tiene cosas que contarme.
—Sera después, ahora hay que averiguar quién los envío.
—No es difícil saber quién fué —asiente ante mis palabras comprendiendo un poco de lo que dije—. Ojalá tenerla frente a mi para degollarla.
—Draven, solo piensa en otra cosa.
Diablos, siempre que lo dicen otra cosa es la que se molesta.
—Anahera, sabes muy bien que...
El ruido del teléfono interrumpe mis palabras, saco el aparato de mi bolsillo viendo el número que utiliza para llamar.
—¿Que quieres Katia?
—¿Katia?, querido ella está ocupada en otro asuntos.
—Anai, ¿Que quieres?
El panorama frente a mi parece despejado y tranquilo, pero algo inquietanten se esconde en lo profundo del bosque, algo que no espero y que no quiero saber ahora, le hago señas a Hendrick para que se empiecen a ir, escucho las quejas de Cristal al igual que la de mis hermanos.
—Anahera, vete con ellos.
—No, hasta no saber que quiere.
—Por favor, si te pierdo está vez. Jamás me lo perdonaré, nunca —sus ojos avellanas me escanean, sus pupilas se dilatan de alguna emoción creciente—. Пожалуйста, потерпи, ты же знаешь, что ты моя жизнь, и если с тобой что-то случится, мой мир рухнет.
—Draven, no quiero ni un rasguño en ti, sino seré yo quien vaya tras ellas.
Asiento sonriendo, se da la vuelta pero mira a sus espaldas de vez en cuando. Cada paso lo da con decisión pero sus ojos demuestran confusión y temor, tal vez por mi o tal vez por ella, tal vez por todos.
—Que asco te has vuelto Draven, del mafioso más temido, podero y orgulloso a un pedante hombre, simple y sin gracia.
—Cállate, dime qué quiere y como es que estás hablando conmigo si estás en la cárcel. En mi carcel.
Editado: 20.05.2025