La Venganza Del Fantasma

Capítulo 08: Nuevos Horizontes, Confesiones y Desastre

Después de la partida de Marta, Marcos sintió un vacío en su vida, pero también una renovada determinación para aprovechar cada día al máximo. Decidió enfocarse en su pasión por el arte y su amistad con Daniel se fortaleció aún más. Decidieron mudarse juntos a un nuevo apartamento más grande y con espacio para un estudio de arte donde Marcos pudiera trabajar en sus proyectos.

Una tarde, mientras pintaba, Marcos recibió una llamada inesperada de Sofía, su amor platónico. Aunque su relación con Marta había sido una montaña rusa emocional, nunca había olvidado sus sentimientos por Sofía. Habían mantenido una amistad cercana, pero él nunca se había atrevido a confesarle sus verdaderos sentimientos.

—Hola, Marcos. ¿Tienes tiempo para tomar un café? —preguntó Sofía con su habitual tono alegre.

—Claro, me encantaría —respondió Marcos, tratando de no sonar demasiado entusiasmado.

Se encontraron en su café favorito, un lugar acogedor lleno de libros y arte local. Mientras charlaban sobre sus vidas, Sofía mencionó que había terminado una relación difícil y que estaba buscando un nuevo comienzo.

—Siento que necesito un cambio, algo que me haga sentir viva de nuevo —dijo Sofía, mirando pensativamente su taza de café.

—Te entiendo perfectamente. A veces necesitamos dejar atrás el pasado para encontrar algo mejor —respondió Marcos, sintiendo un vínculo renovado con ella.

Después de su encuentro, Marcos decidió que era el momento de confesarle a Sofía lo que sentía. Inspirado por el coraje y la determinación que había visto en Marta, decidió escribir una carta a Sofía, expresando sus sentimientos y esperanzas para el futuro.

Marcos pasó la noche escribiendo la carta, vertiendo su corazón en cada palabra. La mañana siguiente, la entregó a Sofía, sintiendo una mezcla de nervios y esperanza. Sofía, sorprendida pero conmovida, le agradeció y prometió leerla con calma.

Esa misma tarde, Sofía llamó a Marcos y le pidió que se encontraran en el parque donde solían pasar tiempo juntos. Marcos llegó temprano, su corazón latiendo con fuerza mientras esperaba.

Sofía apareció, con la carta en mano y una expresión seria en su rostro.

—Marcos, leí tu carta. Fue hermosa y sincera, y me hizo pensar en muchas cosas —dijo, sentándose junto a él en un banco.

—¿Y qué piensas? —preguntó Marcos, tratando de mantener la calma.

—Siempre he valorado nuestra amistad, pero nunca me di cuenta de lo que realmente sentías por mí. He estado tan enfocada en mis propios problemas que no vi lo que estaba justo frente a mí —respondió Sofía, mirándolo a los ojos.

Marcos sintió una chispa de esperanza.

—Sofía, no espero que sientas lo mismo de inmediato. Solo quería que supieras la verdad —dijo, tomando su mano.

Sofía apretó su mano suavemente.

—Lo aprecio, Marcos. Y, para ser honesta, he sentido algo por ti también, pero nunca supe cómo expresarlo. Quiero intentarlo, quiero ver a dónde nos lleva esto —dijo, sonriendo con timidez.

Marcos sintió una oleada de alegría y alivio. La confesión había sido un riesgo, pero uno que valía la pena. Decidieron dar un paseo por el parque, hablando y riendo, sintiendo que un nuevo capítulo en sus vidas estaba comenzando.

Mientras caminaban, Marcos recordó las palabras de Marta y se sintió agradecido por la lección que le había enseñado sobre el valor y la importancia de seguir adelante.

—Sofía, quiero que sepas que, sin importar lo que pase, siempre estaré aquí para ti —dijo, mirándola con sinceridad.

—Y yo para ti, Marcos. Vamos a descubrir esto juntos —respondió Sofía, entrelazando su brazo con el de él.

El futuro era incierto, pero por primera vez en mucho tiempo, Marcos se sentía optimista y emocionado por lo que vendría. Mientras se alejaban, la figura de Marta apareció fugazmente en su mente, sonriendo con aprobación. Sabía que, de alguna manera, siempre estaría con él, guiándolo y animándolo en su camino.

Marcos y Sofía decidieron tomar las cosas con calma y comenzaron a salir juntos, redescubriéndose a sí mismos y su relación bajo una nueva luz. Su primera cita oficial fue a una galería de arte, donde Marcos esperaba impresionarla con sus conocimientos sobre el tema.

—Mira este cuadro, Sofía. Es una obra maestra del expresionismo abstracto, un verdadero deleite para los sentidos —dijo Marcos, adoptando una pose intelectual.

—¿De verdad? Pensé que era una pared mal pintada —respondió Sofía con una risa traviesa.

Marcos se sonrojó y rió también. Su torpeza solo hizo que la noche fuera más encantadora. Después de la galería, fueron a un restaurante pequeño y acogedor, donde Marcos decidió impresionar a Sofía pidiendo en italiano.

—Una lasagna al forno e un vino rosso, per favore —dijo Marcos, con un aire de confianza.

El camarero, un hombre alto y con bigote, lo miró fijamente.

—Claro, señor. Lasagna y vino tinto. ¡Perfecto! —respondió en perfecto español, con una sonrisa burlona.

Sofía no pudo contener la risa.

—Aprecio tu esfuerzo, Marcos. Al menos intentaste —dijo, tocando suavemente su mano.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.