La venganza es dulce como Breanna

Capítulo 1

—Adivina, quien encontró el amor y dejará el mundo del putismo—canturreo entrando al departamento que comparto con mi mejor amiga.

La veo sentada con los pies cruzados en forma de indio mientras mantiene un tarro de helado en medio de sus piernas. Me cuestiono por un momento si ella no siente el frío que emana el helado, pero también recuerdo que mi amiga no conoce el concepto de ser una chica normal.

Su cabello está en un moño desordenado que parece un nido de pájaros mal hecho, oculto una sonrisa que se quiere escapar mientras ella me ignora mirando el televisor donde presentan algún documental de animales y donde puedo ver a uno de ellos muerto. Ella es como muchas chicas a las cuales ver personas morir no le causa nada, pero ver un animal morir es algo muy fuerte que las deja toda sensibles y donde tienen que llorar. Esa es otra razón por la cual no le pregunto qué le pasa cuando veo varias lágrimas bajar por sus mejillas. Ella pasa su mano con algo de fuerza por sus mejillas, ensuciándolas un poco por el helado de vainilla. Ruedo los ojos mientras busco un pequeño pañuelo y se lo extiendo, siendo ignorada con una profesionalidad que me hace sentir invisible por leves segundos.

Como toda una chica dramática, cuando no tiene la atención que quiere en ella, apago el televisor e inmediatamente una mirada molesta aparece en los ojos de mi mejor amiga destinada a mí. Me cruzo de brazos viendo sus ojos rojos y es algo sorprendente y a lo que aún no me acostumbro. Ella llora con una facilidad cuando ve los animales morir, pero puede ver documentales de personas siendo torturadas de la peor manera y eso no le causa nada. Creo que esto concluye en mi mejor amiga, siendo muy, bastante rara o que de verdad el ser humano no merece las lágrimas de ninguna persona.

—¿Se puede saber qué demonios te ocurre?—ella lame sus labios, pasando la lengua lentamente por ellos, he visto a más de un hombre enloquecer por esa acción muy frecuente en ella. Ruedo mis ojos.

—Me ignorabas—acuso y me siento infantil al hacerlo.

—Efectivamente—coloca el tarro de helado en el suelo y dirige su mirada a mi mano—¿Qué es eso?—una sonrisa se extiende por mi rostro.

Sé que ella no aprobará lo que sin duda alguna quiero hacer, pero está decidido. Mi conciencia busca venganza, quiero venganza. Joder, necesito una puta venganza por mis días de martirio y guardarles luto a mis tres exnovios. Los últimos que he tenido.

Puedo decir que sé bastante de hombres gracias a que he tenido ocho novios. En mí no encontrarás esa clase de mujer que dice que encontró el amor de su vida a los diecisiete, porque déjenme decirles que eso es una falsa total.

Recuerdo cuando tenía diecisiete y estaba esperando el puto amor de mi vida como en cada libro de romance barato que leía. ¿Saben qué sucedió? El amor de mi vida nunca llegó, puedo decir que en ese año no tuve novio, soy alguien que le gusta compartir y no se hace la mártir por meses esperando sanar un corazón, porque el mío no está roto, para nada que lo está.

—Una invitación a una boda—ella me mira claramente sorprendida.

—¿Quién se casa?—se levanta dejándome ver que solo lleva una camiseta que le cubre un poco su culo. Bosteza mientras camina a la cocina y yo la sigo con la sonrisa de maniática loca en mi rostro. Voy a disfrutar esto.

—Comienza con P y termina con A—ella rueda los ojos.

Sin duda alguna una de las cosas que más odia Alice, mi mejor amiga, aparte claro está de su exnovio quien ella llama el mal follador inicial, sus palabras no las mías. Lo llama de esta manera por ser el hombre que según ella la ha follado de la peor manera, creo que hasta tiene traumas gracias a él.

—Puedes meterte tu acertijo de mierda por el culo—levanto las manos en señal de calma y paz.

—No tienes que ofenderme—le respondo—no entiendo por qué los hombres te consideran una chica tierna—una enorme sonrisa se posa en sus labios.

—Eso porque no me vas visto en una interesante posición del kamasutra, o porque nunca te he dado sexo oral—rio porque no hay manera en que no lo haga.

—Eso es encantador, ¿quieres darme sexo oral?—pregunto haciéndome la coqueta.

—Lamento arruinar tus sueños de un amor épico conmigo, pero mi amor es hacia los hombres. ¡Que me den duro!—niego con una sonrisa.

—Estás loca—me lanza un beso.

—Cariño, si la locura tuviera un nombre llevaría el tuyo. Ahora dime quién demonios se casa, y nada de esa basura llamada acertijos—me señala de manera amenazante mientras se sirve un vaso de agua.

—Patricia—escupe toda el agua y esta cae en mi camisa—¡qué asco!—chillo de manera escandalosa.

—¿Me estás jodiendo?—pregunta con sus ojos negros tan abiertos que temo se salgan de órbita.

—Si te estuviera jodiendo tendrías una cara muy diferente, sería una cara toda caliente de tu satisfecha por mis dotes en la cama—quito la camisa quedando en sujetador frente a ella—y yo también quede de esa manera, ósea, es la ladrona de Patricia. La misma que me bajo a mis tres últimos novios—ella asiente.

¿Han tenido alguna vez esa clase de amiga que solo te baja los novios? Bueno, esta chica es una experta en quitarme los novios. Aunque digo, ella le ofrece sexo fácil, claro que van a caer los jodidos idiotas que piensan solo con el puto pene. Pero creo que tres novios es algo ya fuera de lo común, la chica claramente tiene algo en mi contra. ¿Razón por la cual no la he mandado a la mierda donde definitivamente pertenece? Quiero hacerle ver que algún día llegará el hombre que no caiga bajo sus encantos folladores. Además, como dice el dicho; si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Ella puede ser una actriz porno, digo, es una chica hermosa y natural, aunque odie decirlo, tiene un cuerpo hermoso y natural. Pero el factor principal para que tenga ese trabajo es para que tenga tantas pollas que no necesite bajarles los novios a las amigas. Porque... ¡Joder! De verdad consideré que alguno de ellos sería ese con el cual lo llevaría más lejos. Más lejos no hablo de sexo, ya que desgraciadamente terminé acostándome con los dos primeros antes de enterarme de que mi amiga me hacía el favor de follarlos cuando no estaba cerca. Lindo, ella se preocupaba por si yo los atendía sexualmente y luego los consolaba abriéndoles las piernas. La detesto.




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