Te daría mis bragas sin dudarlo.
A pesar de mi arranque de locura y que lo abofeteara, ahora con mi mente más clara puedo ver lo guapo que es este hombre. Mierda, las malditas como Patricia no deberían tener tanta suerte en tener un hombre como este a su lado y camino al altar. Mis ojos deben lucir abiertos debido a la sorpresa. Sorpresa por su aparición, sorpresa por verme en ropa interior sexy y sin duda, sorpresa por golpearlo cuando él solo estaba buscando respuestas de la chica en ropa interior que encontró en su habitación. Sí, soy una tonta.
Pero mientras él grita el nombre de Patricia con furia, yo me doy la oportunidad a detallarlo con descaro, lo hago porque él no está pendiente a que mis ojos lo recorren de pies a cabeza, él está pendiente a que Patricia aparezca y le diga de dónde salí y por qué me encontró muy sensual. Ni que fuera la gran cosa encontrar a una chica semidesnuda en tu habitación, pero el hombre frente a mí solo sabe gritar, puedo jurar que mis oídos duelen de solo escucharlo. Sus ojos se tornan furiosos, ya que a medida que grita el nombre de su prometida esta no aparece. Esto es encantador, espero que noten mi sarcasmo.
Estoy cruzada de brazos y no sé si porque estoy incómoda, molesta o solo porque quiero parecer una chica muy molesta con él por su manera de tratarme. Sus ojos grises tan profundos que por un momento me pierdo en ellos. Unos ojos dignos de un poseedor como él. Cuerpo fuerte, mierda, juro que por un momento me veo entre esos fuertes brazos mientras él hace conmigo lo que quiere. Alejo esos pensamientos tan rápido como llegaron, no soy igual a la baja novios y por supuesto que no voy a hacer lo de; un clavo saca otro clavo. Una mierda es lo que hace, no me voy a rebajar a su nivel. Su cabello negro, el cual al principio estaba perfectamente peinado, ahora está alborotado debido a todas las veces que él lo ha restregado y agarrado con fuerza.
Patricia aparece un poco sorprendida por la puerta mientras lo mira con temor, luego su vista pasa a mí y veo la molestia. No es como si le conté que ella fuera una puta baja novios, solo que su prometido me vio en una facha interesante. Muerdo mi labio inferior mientras las otras chicas miran al prometido de Patricia con lujuria y sorpresa. Él es un hombre que intimida con su belleza y puede fácilmente y sin proponérselo hacerte la mujer más insegura solo por parecer una andrajosa a su lado.
—Chicas, bajamos en un momento—dice patricia y todas asienten. Alice me hace señas de que debo explicarle luego, solo muevo mi cabeza en forma de aprobación—¿Qué sucede, cariño?—pregunta y retengo las ganas de poner los ojos en blanco. De esa manera llamaba al primer novio que me quitó.
—¿Se puede saber quién demonios es esta mujer?—pregunta con esa voz moja bragas que tiene, su voz tiene un acento que identifico como alemán que me hace babear, dejo mi momento de lucidez por su voz para fruncir el ceño.
—Soy Breanna—respondo de mala manera.
—Espero tu respuesta Patricia—ella sonríe.
—Ella es una amiga cariño, mojó su ropa y le regalé algo—él me da una mirada de pies a cabeza y luego hace una pequeña mueca.
Hijo de la gran...
—Para la próxima que se cambie en otro lugar, odio llegar a mi casa y que una desconocida esté en mi habitación—me da una mirada—ahora que lo recuerdo usted llevaba en mano una cadena de mi prometida, ¿no estará robando?—abro mis labios con suma indignación. Este tipo está haciendo que toda su belleza se vaya por el culo con sus palabras y su actitud de mierda.
—No soy ninguna ladrona—le excepto furiosa—es mi collar, al parecer Patricia se le olvidó devolvérmelo—ella está sorprendida.
—¿Ese collar es tuyo?—pregunta y asiento—estaba en mi cartera y se me olvido devolverlo—dice y pueden darle un premio por mentirosa.
—Si—sé que ella lo tomó porque ese collar siempre lo llevo puesto, solo me lo quito en pocas ocasiones y es extraño que haya desaparecido en una ocasión donde estaba ella. La detesto—creo que es mejor irme, es claro que tu prometido me ha llamado ladrona, lo cual no soy —digo encarándolo. La barba de pocos días le queda fantástica y hace que sus labios se vean más llamativos.
—No lo dije, solo dije que llevaba algo de mi prometida en manos—nos miramos fijamente, marcando territorio al desagrado que ambos tenemos por el otro. Ya veo porque se casa con Patricia, con ese genio ninguna mujer le haría caso y quedaría solo de por vida.
—Me largo—le digo mirándola. Ella aún observa a su prometido con sorpresa. ¿Por qué tan sorprendida?
—Es lo mejor que puede hacer—me detengo mirándolo.
—Ahora me da un poco de lástima Patricia, tener que pasar el resto de su vida con un hombre tan amargado como usted debe ser un martirio—digo y salgo, escucho sus pasos, seguirme y con ellos los tacones de Patricia.
—¿Quién demonios se cree para decirme eso?—pregunta—no sabe quién soy, cuidado con su actitud—lo encaro en algunos escalones más abajo.
—Usted se puede ir al infierno con todo y su actitud de mierda—camino furiosa para buscar mi bolso y largarme de aquí.
Tropiezo con una chica de servicio quien me mira asustada, hasta yo temo de mi misma en este momento, pero creo que su temor es que le diga a Patricia que me he tropezado con ella.
—Lo siento, señorita—me dice y le regalo una sonrisa.
—Tranquila, la que debe disculparse, soy yo—me levanto y la ayudo—adiós—salgo afuera donde Alice me espera.
—Tienes muchas cosas que contarme—murmura y yo asiento, ella me pasa el bolso.
—Tengan lindo día, ya me tengo que ir—Alice me sigue en silencio mientras entramos ambas a mi auto.
***
—Así sucedieron las cosas—digo en un gruñido mientras Alice sigue riéndose de mi momento.
—Ese hombre es superguapo, pero con lo que dices arruina su belleza—suspira con fuerza pareciendo tonta, o solo imita a esas protagonistas de películas que hacen su ridícula escena de suspiro bobo—yo estaba pensando en raptarlo y hacerlo mío, aunque si es consensurado no es delito—adentra en sus labios un poco de nutella que es mía.
Editado: 21.11.2024