Las burlas pueden fácilmente encaminarte al infierno. Y de eso me doy cuenta mientras miro a mi madre que tiene los ojos rojos de tanto llorar, es malo que me ría de ella, pero es tan gracioso porque parece que me fui hace años y ella no me había visto. Y solo tengo tres semanas sin venir a visitarla y cuando estacioné mi auto frente a su casa entonces ya la tenía sobre mi cuerpo con un abrazo de muerte mientras ella lloraba como si fuera mi funeral. Ahora solo contengo las ganas de reír mientras la miro desde mi asiento. Tengo ganas de reír ya que le prometí venir la semana pasada, pero como no vine acabo de inventar la excusa más idiota que me pudo llegar a la cabeza; mis zapatillas favoritas se rompieron y estaba dándole luto. Lo sé, muy original.
Su cabello castaño a la altura de sus hombros la hacen ver magnifica y es que mamá a pesar de estar en sus cuarenta y tres, luce como una mujer más joven e increíblemente bella. Agradezco de ella que tengo bonito pelo ya que cuando pequeña y adolescente a ella le encantaba jugar con él y gracias a eso no le tengo un pelo feo ni maltratado.
Los ojos marrones de mi madre están rojos mientras luce un vestido ajustado que se moldea a su delgada figura. Miro la casa con una sonrisa, nunca me voy a quejar de mi niñez. Realmente soy una chica afortunada que creció entre el amor de sus padres aun ellos estando separados.
Veo un suéter de hombre y mamá me sigue la vista poniéndose inmediatamente nerviosa. Suspiro mientras la observo en silencio esperando que se intimide con mi silencio y mi mirada en ella y de esa manera hable sin necesidad a que le pregunte y probablemente acabe gritándole mientras ella me grita a mí.
—Se llama Gustavo, es mi nuevo novio—suspiro y cierro los ojos para calmarme.
Una de las cualidades por la que mi madre y yo peleamos siempre es sus muchos novios que no le duran ni dos meses cada uno. Sin mentir, mi madre es una mujer realmente enamoradiza y con un don natural para que sus novios la dejen, razón por la que en ese tiempo debo pasar tiempo con ella para escucharla insultarlos por una noche la cual ella llama, noche de luto por otro bastardo.
—Ya—es todo lo que digo resignándome—no voy a pelear mamá, eres una adulta y sabes lo que haces, solo pido que me obligues a conocerlo luego de tres meses—digo con una sonrisa—a ver si este llega a ese tiempo contigo—murmuro bajo.
—¿Dijiste algo?—niego poniéndome de pie.
—Aliméntame, muero de hambre—ella rueda los ojos para ponerse de pie mientras camina a la cocina.
—Estás muy hermosa cariño—ruedo los ojos.
—Me viste hace tres semanas y estaba igual—aseguro sentándome en uno de los taburetes.
—A mis ojos siempre te ves más hermosa—sonrío porque amo a mi madre.
—Soy hermosa—ella ríe sacando ingredientes—por cierto, adivina quien se casa—le doy una gran sonrisa.
No he vuelto a la casa de Patricia y Dominick luego de ese momento. Aun puedo sentir esa tensión tan fuerte a nuestro alrededor.
Quiero ser una mujerzuela por unos minutos y hacerle de todo a ese hombre, pero con hombres comprometidos nunca me voy a involucrar. No importa que tanto afecten mis bragas, un hombre es prohibido si tiene pareja o está comprometido. Y en este caso Dominick tiene ambas.
—¿Alice?—pregunta tanteando y yo me rio, como si fuese posible que ese alma liberal quede comprometido.
—Nopis—respondo de manera graciosa.
—Entonces no tengo idea, no es como si conociera a muchas de tus amigas—me dice y la veo limpiar sus manos para luego secarlas—entonces ¿Quién es?—le sonrío pareciendo con misterio mientras deslizo el cabello que me cae en el rostro hacia atrás, aclaro mi garganta y mi madre rueda los ojos por lo que sé que la estoy impacientando.
—Patricia—ella abre los ojos mirándome incrédula mientras se atora con su propia saliva tosiendo fuerte. Le otorgo palmaditas en la espalda y la dejo desahogar su toz.
—¿Estas bromeando?—pregunta cuando le deslizo un vaso con agua.
—Para nada, me entrego una invitación y hasta soy dama de honor porque quiere restregarme en la cara que se casará con un hombre tan caliente que ni el infierno puede contra él—mi madre arquea una ceja hacia mí—yo como que tengo un flechazo por él—murmuro encogiéndome de hombros tratando de restarle importancia.
—¿Por qué siento que hay algo más, cariño?—pregunta y suspiro.
—Porque me atrae mucho, demasiado—y es la verdad, ese hombre causa cosas en mi persona que a veces me sorprende—no negaré lo evidente, pero él es prohibido con letras muy en grande para mí. No puedo creer que ella tenga tanta suerte—susurro cerrando un poco los ojos.
—Cariño—la voz suave de mi madre me hace mirarla—¿ese hombre no te estará gustando demasiado?—ruedo mis ojos.
—Es tensión sexual mamá, no es como si vaya a enloquecer por él o cosas por el estilo—ella asiente con desconfianza—lo digo enserio—levanta las manos en señal de rendición.
—No he dicho lo contrario cariño. Solo espero que no te vayas a convertir en la amante de él, dices que a su alrededor hay tensión sexual ¿o me equivoco?—niego—entonces ten cuidado, esa tensión puede ser tu mayor enemiga. Eres demasiado valiosa para ser el plato de segunda mesa de ese hombre, trata de mantener las distancias porque no quisiera que esa atracción se convierta en amor. No quisiera verte llorar por alguien que se casará con tu peor enemiga, y no tanto por ser ella, es por el simple hecho de que él está comprometido—asiento despacio.
—Solo dije que hay tensión, sé que no puedo estar con él mamá—aseguro—también sé que es como un rico chocolate que no puedo comer—ella me da una sonrisa y revisa la comida.
Es verdad, él es una tentación y me gustaría caer en esa peligrosa tentación, pero no me rebajaría al nivel de Patricia. Aunque eso sea anteponer mis deseos.
—Bien, ¿Cómo está tu padre? Tiene meses que no viene de visita por aquí, es tan ingrato, luego de que le di un magnifico sexo y una hija ni se acuerda de mi—una mueca se dibuja en mis labios.
Editado: 21.11.2024