La venganza no siempre necesita sangre.
A veces, basta con mostrarle al mundo lo que alguien realmente es.
Sentada frente al escritorio, observé el mapa mental que había dibujado en mi libreta. En el centro, su nombre: Kevin Rojas. A su alrededor, flechas, fechas, y lugares que alguna vez compartimos,donde yo me imaginaba algun dia casarnos y ser felices.
Cada recuerdo era ahora una herramienta.
Cada mentira, una grieta esperando ser abierta.
Había pasado semanas planeándolo todo. Sin prisas, sin rabia visible. Aprendí que los golpes más fuertes se dan con la calma de quien sonríe mientras prepara el desastre,ademas la venganza es un palto que se sirve frio.
Kevin siempre fue ambicioso. Le gustaba presumir, hablar de inversiones, de negocios, de contactos influyentes. Pero la verdad era otra: todo lo que tenía, lo obtuvo a través de mí. Yo pagué sus viajes, su auto, incluso la ropa que decía comprar con “su dinero” estuve tan ciega en darle mi dinero.
Y lo más irónico: él creía que yo jamás lo expondría.
Qué poco me conocía y pensar que aveces me decia "Te amo" o "Yo te conozco mas que nadie por que eres el amor de mi vida" esans solo eran palabras para endulzar el oido.
Escribie en mi cuaderno las palabras "El plan para que caiga el desgraciado".
Comencé con algo simple: la verdad, pero dicha en el lugar correcto.
Contacté con un periodista que cubría crónicas sociales. Le mostré, bajo un seudónimo y documentos comprobables, la historia de un “joven empresario” que usaba el dinero de su novia rica para aparentar ser millonario. No di nombres… solo pistas.
Las suficientes para que los curiosos unieran las piezas y Kevin sea destrozado.
También hablé con un par de organizadores de eventos donde Kevin solía pavonearse como patrocinador. Les hice llegar pruebas financieras, muy reales, que mostraban que su “aporte” jamás existió. Que todo era una farsa.
Y mientras tanto, en redes, una cuenta anónima comenzó a subir fotografías de Kevin con pequeñas frases:
“Nada es tan brillante como parece.”
“A veces, el lujo es solo prestado.”
En menos de una semana, las coincidencias empezaron a parecer sospechosas.
Solo faltaba el derrumbre para quitarle de su trono falso.
La mañana del viernes, Kevin apareció en la universidad como siempre: traje impecable, sonrisa segura,con su perfume caro.
Pero algo había cambiado.
Las miradas que siempre lo admiraban… ahora solo lo observaban.
Las risas a su alrededor sonaban forzadas, nerviosasy algunas fingidas.
—¿Viste lo que subieron de Kevin? —susurraban las chicas cerca del pasillo—. Dicen que su auto ni siquiera está a su nombre.
—Que vive en una casa que no es suya —respondió otra—. Una mansión de una tal… Aurora.
Mi nombre empezaba a flotar como un eco en el aire.
Él no tardó en escucharlo y ser mordia los labios de ira.
Me lo imaginé mirando el teléfono, leyendo los comentarios, las notas del blog que ya se habían hecho virales. Llamandolo “El falso heredero” o "El mantenido".
Lo vi, de lejos, intentando mantener la calma, pero su rostro lo traicionaba. Ese brillo arrogante se apagaba segundo a segundo, reemplazado por el miedo.
El siguiente paso era la venganza servida y eso lo disfrutaria.
No tuve que mover un solo dedo más.
Las personas que alguna vez lo rodearon empezaron a desaparecer una por una.
Los “amigos” que lo adulaban no querían que su nombre se mezclara con el escándalo y se alejaban.
Los profesores ya no lo ponían como ejemplo.
Y Juliana… bueno, Juliana desapareció del mapa en cuanto las publicaciones la mostraron junto a Kevin en varios hoteles,solo escuche rumores donde ella era vista con hombres diferentes cada noche,me imagino que se protituia para ganar dinero y dicen las malas leguas que gana tenia una beca completa pero al ser vista con el escandalo le quitaron la beca.
Esa misma noche, en un evento al que había sido invitado como “promesa joven del emprendimiento”, lo vi tropezar con su propio ego.
Los flashes lo cegaban, pero esta vez no eran de admiración.
Eran de burla.
Alguien, entre la multitud, gritó:
—¡A ver, Kevin! ¿Dónde quedó tu mansión? y ¿Dónde esta el dinero que presumias?
Las risas se extendieron como fuego entre la gente y murmuraban haciendo que el escandalo se expanda.
Kevin bajó la mirada, con los labios apretados de ira y la vergüenza ardiendo en el rostro no sabia donde meter su cara.
Yo estaba allí, entre los invitados, vestida de negro. Nadie me reconoció ya que todos estaban enfocados en Kevin, y yo disfrutaba el escandalo.
Brindé con una copa de vino y sonreí.
—Salud —murmuré—. Por las mentiras que siempre terminan saliendo a la luz.
Esa noche, cuando llegué a casa, marqué su nombre en mi libreta y dibujé una línea sobre él.
Kevin: completado.
Pero mi corazón no sintió alivio,necesitaba mas ya que solo eso no bastaba.
La venganza se había vuelto adictiva, y aún quedaban nombres en la lista.
El siguiente sería Erick.
Y para él… no habría exposición pública.
Había algo mucho más efectivo en mente: destruirlo desde dentro, con las mismas palabras que él solía usar para herir.
Y así, mientras el fuego de Kevin se apagaba aunque demoraria ya que es un enorme escándalo, yo encendía la mecha del siguiente "Erick" y le haria sentir que se siente ser ignorado y disfrutaria verlo de rodillas pidiendo perdón con su cara de hipocresía.
Editado: 28.10.2025