Daniel estaba sentado junto a la ventana, mirando fijamente a Lucas. El chico no le prestaba atención, concentrado en el juguete que tenía en las manos, mientras los ojos de Daniel se agudizaban. Frunció el ceño, separó ligeramente los labios y volvió a cerrarlos.
── Estaba un poco excitado por dentro, pero también se sentía un poco alérgico. ¿No era él mismo un tipo acostumbrado a pensar profundamente? Siempre pensando las cosas, pero... era sólo una coincidencia, ¿no?
Observó como Lucas levantaba una mano para tocar sus labios
──Ese gesto, era tan familiar. Mamá solía hacer eso, tocando suavemente la cicatriz de cuando era niño, tranquilizándolo:
──Es sólo de tu lucha libre. Qué lucha, qué demonios. Pero no se atrevía a investigarlo, al fin y al cabo, su madre lo decía y él lo aceptaba como tal. Pero ahora, Lucas había hecho lo mismo.
──¿Era realmente una coincidencia? volvió a preguntarse en voz baja.
Su mirada volvió a la ventana, el aire se sentía como envuelto en una capa invisible de tensión que podría explotar en algo al segundo siguiente, pero todo parecía tan tranquilo de nuevo. Sus pensamientos fueron interrumpidos ── Lisa entró, con un vestido negro que era una imagen poco real en el sol poniente. Parecía un poco distraída, con la cabeza gacha mientras ordenaba sus papeles.
La indiferencia de Lisa era algo a lo que él estaba acostumbrado, pero a veces no podía evitar preguntarse cuántos secretos tácitos se escondían tras esa indiferencia. ¿Y cuánto tenían que ver esos secretos con Lucas? Las comisuras de sus labios se levantaron ligeramente cuando dijo casualmente:
──Pareces ocupada. Seguía sin apartar los ojos de Lucas, como si eso lo hiciera parecer menos preocupado.
Lisa lo miró, su mirada se congeló brevemente, luego recuperó la compostura:
──Sí, cosas del trabajo. Hizo una pausa, con ganas de continuar, pero sin intención de decir nada más. Se dio cuenta de que Daniel no había quitado los ojos de Lucas, y el corazón se le apretó en el pecho...
──Sabía que no era sólo preocupación.
──Parece que Lucas te interesa. Ella habló suavemente, su voz un poco fría con una sutil advertencia.
Daniel sonrió para sus adentros y preguntó fríamente a su vez: ──¿Verdad? ¿Y no crees que debas hablarme de Lucas?
El ceño de Lisa se frunció ligeramente:
──Ya te lo he contado todo.
Una fría sonrisa curvó las comisuras de los labios de Daniel:
──¿Sí? Me contaste las partes que querías que supiera, el resto... ¿y cuándo ibas a contármelo? Sabía que el silencio de Lisa albergaba demasiados secretos para estar vacío.
El corazón de Lisa se estremeció al saber que Daniel no hablaba en vano. Siempre se las arreglaba para clavar un cuchillo en los lugares más delicados, y clavarlo justo donde hacía falta. Forzando sus emociones, susurró: ──Siempre sospechas tanto de mí. Su tono seguía siendo tranquilo, pero Daniel percibió un atisbo de inquietud en sus ojos.
La mirada de Daniel se volvió más aguda:
──¿No me lo dices porque tienes miedo de que lo descubra o porque no quieres que lo sepa?
Lisa no contestó, se limitó a darle la espalda y recoger los papeles de su escritorio, como si así pudiera ocultar su confusión interior. Hacía mucho tiempo que sabía que la ruptura con Daniel no podía curarse. Y ahora Lucas se había convertido en el único eslabón de esa grieta.
Daniel la miró fijamente a la espalda, con ganas de desenterrar sus secretos, incluso lo que eso significara. En realidad no quería saberlo todo, pero tenía un presentimiento: parecía haber algo desconocido escondido detrás de Lucas.
── ¿Vas a seguir escondiéndote? preguntó de repente, con un deje de provocación en el tono.
Lisa hizo una pausa y contestó en voz baja:
──No me estoy escondiendo, es sólo que tú ni siquiera lo entiendes. Su voz era como un viento reprimido con una tristeza tácita.
Daniel frunció ligeramente el ceño, las emociones afloraban en su interior. Se levantó, se acercó a la ventana y volvió a centrar su atención en Lucas, el niño con el que tenía algún tipo de conexión sutil. Tomó una decisión mental.
──Iba a averiguar el pasado de Lisa y Lucas. No importaba lo peligroso que pudiera ser ese camino.