La inserción de Viola y las dudas de Anna
Viola era como una espina clavada en la relación entre Anna y Arthur. Nunca desaparece, siempre está presente de alguna forma. Hoy estaba allí con una sonrisa provocativa y una mirada pícara, claramente deseosa de ser algo más que una simple transeúnte.
Anna aún no comprende las intenciones de Viola. Ella confiaba en Arthur.
── por muy frío y distante que fuera. Siempre sintió que su matrimonio con Arthur no era una transacción, sino un vínculo. Pero la presencia de Viola una y otra vez comienza a sacudir su confianza. Empieza a preguntarse si estaba tan equivocada.
Cada vez que ve a Arthur y a Viola interactuando íntimamente, Anna tiene la sensación de que le abren el corazón con un cuchillo sin filo. Viola tenía ese coqueteo fácil, como si ya hubiera dominado el corazón de Arthur. Cada vez que se enfrentaba a ella, el desasosiego en el corazón de Anna crecía como un maremoto. ¿Confianza? Ya no era tan sencillo.
Pero Arthur no se desentendía como ella esperaba. Cada vez que Viola se acercaba, él siempre la esquivaba hábilmente, con una frialdad que planteaba interrogantes. Anna se dio cuenta de repente de que tal vez ella no era sólo un instrumento para tenderle una trampa, y que los sentimientos de Arthur hacia ella podían ser más complicados de lo que pensaba. Pero, ¿cuáles son exactamente esos sentimientos? ¿Quién lo sabe?
Anna empieza a bajar sus defensas y mira fijamente a Arthur, tratando de captar sus palabras y acciones para ver si sus instintos están equivocados. Empieza a creer que su lugar en este matrimonio no está ni mucho menos decidido. Al menos podría hacer que su corazón cantara, ¿verdad? ¿No debería? Intentó tranquilizarse.
Hasta el momento en que las palabras de Viola lo derrumbaron todo.
── «La caja fuerte en el estudio, ¿trata del cumpleaños de Arthur?» El tono de Viola era relajado, como si estuviera bromeando.
Anna se quedó helada. No sabía el significado de la afirmación, pero su instinto le decía que nunca era casual. La mirada de Viola escondía demasiados secretos. A Anna se le apretó el corazón y pensó: «¿Qué demonios es esto?
Una pregunta empezó a arremolinarse en su mente
──Entre Arthur y Viola, ¿se trata realmente de viejos sentimientos del pasado? ¿O hay un trasfondo más profundo?
Mientras tanto, las sospechas de Daniel sobre Lisa eran cada vez más fuertes. La última vez que Lisa y él habían discutido, él parecía tranquilo, pero por dentro se tambaleaba. La sobreprotección de Lisa hacia Lucas hizo que Daniel sintiera que algo no iba bien. Pero no dijo nada al respecto, sólo lo sopesó en su mente. Cada vez que Lisa evitaba sus ojos, se convencía más de que tenía que averiguar quién era Lucas.
Así que Daniel consiguió un investigador privado para que empezara a investigar a Lisa. Lisa no descubrió nada en absoluto y seguía pensando que era una «actriz» intachable. Pero empezó a sentir que Daniel se volvía un poco extraño, cada vez que estaba a solas con él, siempre tenía la sensación de que la miraba secretamente, como si hubiera visto a través de todos sus secretos.
Lisa se sentía incómoda e incluso empezó a preguntarse si Daniel se acercaba a ella con algún otro propósito que no era tan inocente en absoluto.
Un día, en una reunión familiar, Lisa finalmente explotó:
── «¡Lo que pasa entre Lucas y yo no es asunto tuyo! No entiendes nuestra relación y no deberías inmiscuirte». Su voz temblaba, pero sus ojos estaban decididos, como si todo estuviera ya decidido.
── Debía proteger a Lucas y a sí misma.
Daniel guardó silencio un momento. Sabía que la actitud defensiva de Lisa provenía de sus heridas pasadas. Pero ya no ignoraba la culpa que no podía dejar escapar. Sabía que tenía que averiguar quién era Lucas en realidad.
Justo cuando su relación estaba al borde de la ruptura, la exposición mediática fue la gota que colmó el vaso. Algunas revistas de cotilleos empezaron a informar sobre sus «interacciones secretas» e incluso especularon sobre si eran pareja. El foco mediático hizo que Lisa tuviera palpitaciones.
Cuando leía los titulares de los periódicos, un escalofrío le recorría la espalda. Sabía que ya no podía escapar a la tormenta de la opinión pública. Sus sentimientos eran tan contradictorios que quería tragarse toda su rabia e impotencia juntas. Lo que más la cabreaba era que el papel de Daniel en esta tormenta era...
── familiar y extraño. Empezó a preguntarse si ella era la indicada para él, o si sólo se acercaba a ella con un propósito.
En este punto, las dudas de Anna y Lisa, las provocaciones de Viola, el sentido del deber de Daniel y las defensas de Lisa se entrelazan. Cada uno está en busca de su propia verdad y las relaciones cambian silenciosamente.