Lisa estaba en el estudio de Margaret, rodeada de tanto silencio que le daban ganas de explotar. Había un óleo colgado en la pared, antiguo, pero no le importaba, y las estanterías estaban llenas de libros. Había un silencio indefinible en el ambiente, como si Margaret estuviera allí esperando a que ella cometiera un error.
-Lisa, Margaret habló, su tono frío como una cuchilla de hielo, «Sabes, el negocio familiar está lejos de terminar». Hizo una pausa, sus ojos se clavaron en cada movimiento de Lisa como si estuviera evaluando un trozo de carne.
Lisa respiró hondo, manteniendo a duras penas la compostura-: Sé que no te caigo bien, Margaret. Nunca me consideraste digna de pertenecer a esta familia». Las palabras le salieron bastante más fluidas de lo que tenía en la cabeza, y no podía creerse que estuviera tan tranquila.
-Error, no me importa si eres digna. Lo que quiero es a mi hijo y el camino que ha elegido. Daniel nunca ha sido más débil, y no permitiré que tú y tu hijo arruinéis eso. Margaret hizo una mueca con absoluto desprecio en los ojos: «Si no cooperas con los arreglos familiares, haré que Lucas desaparezca de la vida de Daniel». Las palabras sacudieron el corazón de Lisa, pero no se inmutó. Sonrió para sus adentros-¿Crees que tengo miedo?
Miró a Margaret-"Puedes amenazarme, pero no puedes cambiar mi decisión. Lucas es mi hijo y haré lo que sea por él, nunca dejaré que tú ni nadie me lo arrebate.»
-¿De verdad crees que puedes protegerlo todo el tiempo? El poder de la familia no es algo que puedas resistir sola. Una sonrisa desdeñosa apareció en el rostro de Margaret, y el desprecio en sus ojos picó un poco la ira de Lisa, pero la reprimió.
Lisa miró fijamente a Margaret a los ojos y se rió mentalmente de sí misma-¿Qué mujer de mente simple y movimientos bruscos al pensar que las amenazas pueden controlarme? Giró la cabeza para mirar por la ventana y apretó suavemente los labios mientras su mente daba vueltas-"¿Quieres que ceda? Imposible».
-No eres más que una victoriosa temporal, Lisa. Margaret se detuvo un momento, le dirigió una fría mirada a Lisa, se dio la vuelta y se dispuso a marcharse, pero en el umbral de la puerta, se detuvo y volvió a mirar fríamente a Lisa-«Los asuntos de familia, nunca se acaban, no subestimes nuestra influencia». Dicho esto, Margaret desapareció por la puerta.
Lisa se quedó allí de pie, con el corazón latiéndole un poco más deprisa. Cada palabra que Margaret decía era como una bala en su corazón. Podía sentir una opresión, como si estuviera a punto de asfixiarse. Pero sabía que no podía dejarse caer.
No pudo evitar reírse amargamente, era una situación ridícula, un enfrentamiento entre una madre y su nuera, parecía una farsa pero era su realidad. El poder de la familia, la amenaza de Margaret... todo eso la hizo de repente un poco perezosa para luchar. Cerró los ojos cansada, tratando de relajarse un momento, pero la tensión en su interior llegaba en oleadas.
Miró la foto de Lucas que había sobre la mesa y sintió como si le estrujaran el corazón. Sabía que no podía dejarse vencer por esas amenazas. Tenía que luchar por el futuro de Lucas, pero el camino no sería fácil.
De repente, unos pasos al otro lado de la puerta interrumpieron sus pensamientos. Levantó la vista y vio a Daniel de pie en el umbral, con el rostro ligeramente desencajado.
-Se ha ido. dijo Lisa, tratando de actuar lo más relajada posible.
Daniel entró y permaneció en silencio unos instantes antes de hablar finalmente- «Te das cuenta de la importancia de su amenaza, ¿verdad?».
Lisa apretó los labios inferiores y sonrió, con los ojos llenos de inquietud, pero también un poco de determinación- «Lo sé. Sus amenazas no son más que una táctica de control familiar. No cederé».
Daniel miró a Lisa, sus ojos cambiaron mientras lentamente extendía la mano y tomaba la de Lisa entre las suyas, su voz baja- «Estoy de tu lado. Pase lo que pase, estoy contigo».
Lisa se quedó paralizada. Lo miró, y su cálido tacto llegó a su mano. El hielo de su interior pareció derretirse un poco, pero su cabeza seguía llena de preguntas. ¿Era realmente tan sencillo el camino que tenía por delante? Todo seguía siendo un misterio.
Bajó la cabeza y apretó con fuerza la mano de él, diciéndose en silencio que, pasara lo que pasara, no la vencerían. No dejaría que nadie, especialmente Margaret, decidiera su futuro con Lucas.
La luz de la ventana se atenuó, como si cartografiara las complejas emociones de su mente. Lisa cerró los ojos y respiró hondo. Sabía que la batalla no había hecho más que empezar.