La Verdad

Capítulo 19: La última batalla de los medios

Lisa empezaba a sentirse entumecida mientras los medios la atacaban como una ola. Una vez más, los secretos de su pasado habían salido a la luz y, como consecuencia, se había convertido en la «pecadora» a los ojos de todos. El dolor era tan intenso que apenas podía respirar: si toda esta publicidad hubiera sido sustituida por un cuchillo, habría muerto en la cama.

-¿Sabes lo que dirán de nosotros? La voz de Lisa era baja, casi impotente. Se quedó mirando por la ventana la lluvia, sintiendo su corazón como un montón de basura que no podía limpiar. Había pensado que podría ser fuerte el resto de su vida, pero ahora no era más que un payaso abandonado por el mundo.

No miró atrás. Detrás de ella se oían los pasos de Daniel, pero no quería mirarle, no quería volver a enfrentarse a sus ojos. Temía que esos ojos vieran a través de toda su vulnerabilidad y fragilidad.

-Lisa. Daniel habló por fin, con un tono firme y seguro. Sé lo que has hecho por Lucas, has luchado por él. Hizo una pausa, como si buscara palabras más apropiadas, -Te creo.

Lisa había querido encogerse de hombros como si fueran un trapo sucio. Pero cuando oyó las palabras «creo en ti», el corazón le dio un vuelco, como si la hubieran electrocutado.

-Pero dicen que lo mío es el dinero y el estatus ...... Lisa rió amargamente. Se rió amargamente, e incluso le temblaron un poco las comisuras de los labios, -Sabes, los medios de comunicación nunca me dan la oportunidad de explicarme.

-No necesitas explicarte. Daniel se acercó más a ella y bajó la cabeza, con los ojos aún firmes, -No importa lo que diga el mundo exterior, yo sé quién eres.

Lisa levantó la cabeza, sus ojos se encontraron con los de Daniel, y por un momento el mundo pareció detenerse. Vio la intrépida determinación en sus ojos, el valor de defenderla. Siempre había pensado que podía hacerlo todo sola, proteger a Lucas, protegerse a sí misma, pero en ese momento se dio cuenta de que también podía confiar en otra persona, en Daniel.

-¿De verdad me crees? Su voz era casi débilmente audible, sus ojos escondían una vulnerabilidad que ella no podía ocultar.

-Siempre he creído en ti. Daniel no dudó.

Lisa bajó la cabeza y pasó suavemente los dedos por la foto que los medios de comunicación habían exagerado. Parecía una víctima en la foto, y ni mil palabras podrían explicar la verdad de aquel momento. Quiso replicar, sacudirse sin piedad todas sus dudas, pero al final no dijo nada, sólo suspiró y cerró los ojos.

-¿Hubiera sido peor si hubiera dicho que sí? Su voz casi se pierde en el aire.

-No lo habría sido. Daniel alargó la mano y le acarició el hombro suavemente, el movimiento tan suave que era casi intocable, -Esta vez, lo afrontamos juntos.

Lisa respiró hondo. Aunque su corazón seguía lleno de dudas, su mente había empezado a calmarse. El apoyo de Daniel fue como una inyección de ánimo que le devolvió parte de su coraje.

Pocos días después, la tormenta mediática no cesaba. Los rivales de negocios seguían inventando su pasado, incluso sacando a la luz cada detalle íntimo de su relación con Daniel, tratando de golpear la imagen de Daniel a través de estos escándalos. Pero Daniel se mantuvo firme de su lado, respondiendo a todas las preguntas mediante una declaración pública.

-Pase lo que pase, estaré al lado de Lisa y Lucas. Esta simple declaración suya fue como una pesada bomba que hizo estallar instantáneamente a todos los medios de comunicación.

Lisa se paró frente al televisor, con los ojos muy abiertos. Apenas podía creer lo que oía. Daniel sería tan inflexible en su apoyo a ella, especialmente cuando todos los ojos estaban puestos en ella. En ese momento, un complejo indescriptible de emociones la recorrió. ¿Podría ser que realmente no fuera tan incorregible?

-Para mí la familia es más importante que todo. Aquella frase corrió como la pólvora por las redes sociales, y la marea de la opinión pública cambió de repente. Aunque los medios de comunicación seguían atacándola sin tregua, Lisa sintió una pizca de calidez perdida hacía mucho tiempo. Ya no estaba sola. Tenía a Daniel detrás de ella y, aunque no podía deshacerse de las dudas, sabía que ya no estaba sola.

Se giró y miró a Daniel, que estaba detrás de ella. No había duda en sus ojos, sólo una profunda confianza.

-Lo afrontamos juntos, ¿no? Ella esbozó una pequeña sonrisa.

Daniel asintió y no dijo nada más. Todas las palabras parecían superfluas en aquel momento.

Lisa respiró hondo, con una firme decisión en el corazón. Sabía que, pasara lo que pasara, estaba preparada para ello. Atrás había quedado la antigua Lisa, que temía enfrentarse a todo sola. Ahora había aprendido a confiar, a depender y estaba preparada para afrontar todos los retos que se le presentaran.




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