La Verdad Detrás de La Mentira (editando)

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...todo sucedia muy lentamente, cubrí mi rostro con mis manos y al momento pude sentir el impacto, pero ya ese órgano al que llamamos cerebro, sí, ese que en algunas ocasiones te destruye había actuado para dejar de sentir el dolor, al menos el dolor físico, rodee dentro del auto, pues nada me sujetaba, escuche muchos de mis huesos tronar como minimo serian unas cuantas fracturas... y luego nada… un silencio absoluto cubrió todo, el tiempo se detuvo para mi.

Éramos mamá, papá y yo, la familia más feliz, con ellos me sentía invencible, nunca me maltrataron físicamente, fui la niña más feliz y mimada del planeta, recuerdo las mañanas de desayuno en familia, eso era ley en casa, las comidas en el patio las risas de mamá por las ocurrencias de papá.

Mamá... ese ser que cuida de ti, que vela tus sueños que te ama sin condición, que te impulsa a cumplir metas a ser mejor cada día, que te da consejos, tu mejor amiga... tu modelo a seguir.

Papá tu héroe sin capa, el que trabaja jornadas completa para que tu vivas como la princesa que eres, su princesa, que juega contigo y lo haces tu cómplice de travesuras, si asi era mi hogar.

Pero como todo era campos llenos de rosas tenía que existir la espina, maldita espina ¿quien te creo? a mis doce años recibí la mejor noticia, era como la cereza del delicioso pastel, tendría un hermano o hermana, me volví loca imaginando cómo sería, si tendría los ojos claros como mis padres o serian color café como los mios, si seria pelinegro como mamá y yo o rubio como papá, si era niña yo decidiría su primer nombre, si era niño lo elegiran mis padres y yo el segundo.

Vi como poco a poco crecía el vientre de mamá, todas las tardes acostadas en aquella hamaca del patio con mamá leía para ese ser al que sabía amaría por el resto de mi vida, aun sin conocerlo, sonreía cuando se movía bajo mi tacto era algo inigualable, recuerdo haberle dicho a mamá que ese bebe seria mio que yo le enseñaría todo lo que una hermana le puede enseñar.

Papá era feliz, por alguna razón que no me dijeron, habían pasado doce años para que volvieran a tener un hijo, mis amigas tenían hermanos casi de su edad, en cambio yo, apenas tendría mi primer hermanito, pero era feliz, a pesar de que con el paso de los meses mi papá se alejaba mas de mi, ya no jugaba conmigo y mi casita de muñecas, ya no tenía tiempo de jugar a las escondidas, era como si el bebé ocupará mi lugar, pero me dije a mi misma que era lógico, yo ya tenía doce, ya estaba grande pero ¿Cómo dejar atrás todo lo que me hacían sentir? ¿Como dejar de ser su princesa? sentía el abandono y no lo entendía pero lo aceptaba en silencio.

Hasta ese fatídico día, en el que mamá no quiso llevarme con ella a la cita, me hacía ilusión saber de mi hermano, si ya sabiamos que seria niño, pero ella iría solo con papá, yo quería ir, pero ellos no quisieron.

-¿Porque me haces esto? me dijiste que estaría contigo siempre- papá la esperaba en el auto- porfavor llevame contigo-rogue juntando mis manitos.

-Te traeré algo, lo que quieras- mi enojo al darme cuenta de que no me llevaría incremento.

-No quiero que me traigas nada, quiero ir contigo a la cita.

Mamá no dijo nada solo camino a la puerta con su bolso y abrigo, pues llovía mucho, corrí y bloquee la entrada con mi cuerpo.

-Kira muévete, ya estás grande para hacer estos berrinches de niña consentida- pero no me moví, tomo mi brazo y me llevó hasta el sillon del salon- prometo que te llevare a la otra cita, hoy estas enferma y el médico dijo reposo absoluto.

La vi alejarse y fue ahí que las palabras salieron de mi boca sin mi consentimiento y sin sentirlo de verdad, solo era la descarga de mi ira y frustración hablando.

-Te odio- le grité- no quiero verte nunca mas- y corrí hacia mi cuarto

llore al principio por mi capricho, pero luego al darme cuenta de mis palabras lloré por haber sido tan hiriente, nunca le había levantado la voz y mucho menos de esa forma y con esas palabras, me arrepentí y dije que le pediria perdon cuando llegaran, pero nunca más volvió.

Los siguientes días pasaron lentos, poca gente asistió al velorio de mamá, papa se dividía entre el hospital y los arreglos de la funeraria, milagrosamente mi hermano con veinticuatro semanas de gestación había sobrevivido al accidente, pero estaba conectado a muchas máquinas. 

Me sentía miserable, era algo nuevo nunca me habia sentia de esa manera, papa no me hablaba, no entendia ¿Porque? si igual que él sufría por mamá, hasta días después en el hospital lo entendía.



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En el texto hay: misterio, sexo, romance y luto

Editado: 10.08.2019

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