La Verdad Detrás de La Mentira (editando)

Epilogo

-9-

Seis años después...

Estaba haciendo formas con el fondant, bates de béisbol para ser exactos con pequeñas pelotas verdes, ya casi terminaba de decorar el pastel de chocolate, hacía mucho calor, no llegaba a sentirme cómoda en aquella silla alta, al levantarme por el ventanal de la cocina pude ver a papá con mi pequeña Marcia jugando a tomar el té, era tan chistoso pues ambos llevaban una corona en la cabeza, y ella vestía con un vestido de princesa y una varita mágica según ella, era tan linda mi pequeña Marcia y para satisfacción de Johann la niña era muy parecida a mi, de el solo heredó el carácter y la determinación.

La relación con papá no fue fácil pues ambos nos habíamos roto a lo largo de los años, pero gracias a las terapias psicológicas que tomábamos juntos propuestas por él, logramos entendernos mejor, no le guardaba rencor, no podía… era mi padre y a pesar de todo mi infancia fue muy feliz.

Me incline para seguir con los pasteles que tenía enfrente, estaban quedando de maravilla, uno era alusivo al béisbol y el otro al básquet que puedo decir mis pequeños eran muy diferentes en sus gustos pero idénticos en físico pues eran unos gemelos bellísimos, lo único que los diferenciaba era el color de sus ojos, ellos sí habían sacado más rasgos de Johann, aunque los ojos del menor eran como los míos, a parte de ser el más calmado, ambos eran un par de diablillos pero los amaba, tal y como eran.

-Cariño si Johann te ve asi se enfadara.

-Ya casi termino papá, y tu no le dirás nada- entre cerré los ojos de forma intimidatoria, él fingió cerrar la cremallera en sus labios.

-¿Que hora pusiste en las invitaciones?- me enderece pues ya me dolia los riñones y la columna.

-A la cuatro, pero Saskia y Vladimir no deben tardar en llegar, dijeron que llegaban antes de medio dia- mire mi reloj en la muñeca faltaba casi una hora- ¿Ya terminaron de poner los globos?

-No lo se, yo estaba con Marcia- se quitó la corona y me la mostro para evidenciar lo que decía- Adrian y José están en eso.

De pronto unas risas me hicieron girar Peter entraba a la cocina con mis diablillos uno en cada brazo pero los tenía colgados a los lados como costalitos ellos agitaban sus piesitos, cumplian dos años pero eran unos diablillos en toda regla, no paraban

-Necesito ayuda con este par de…

-Cuidado en como te refieres a mis angelitos- lo amenazó Johann que entraba en la cocina -no quieres tenerme como enemigo.

-Van acabar con todos los globos antes de empezar la fiesta- sonreía ellos eran tan lindos, si lo se soy la mamá zorra con los pedacitos de cielos.

-Se compran más y se resuelve el problema, además es su fiesta- Johann se veía tan guapo, vestido casual y relajado- ¿Terminastes?- me pregunto cuando ya me tenía entre sus brazos, negué- ¿Falta mucho?

-Solo decorarlo, ya le puse en fondant.

-¿Siguen hinchados tus pies?- hablaba como si no hubiese nadie más, asenti- sigo pensando que fue mala idea venir hasta aquí, estamos muy lejos de la ciudad.

-Aun falta mas de un mes.

-Ni con Marcia ni con los gemelos llegastes a los nueve meses.

-Si pero este es diferente- me justifique.

-Esperemos que así sea y no tengamos que salir corriendo a un hospital- dijo papá comiendo el sobrante del fondant.

-Si siguen cogiendo como conejos sin usar condon, van a sobrepoblar el planeta- llevaba un globo verde entre sus manos- yo que tú- me señaló Adrian con el globo desde la entrada de la cocina- le diría “sin globo no hay fiesta guapo”- sonreí a Johann, pues era yo la que quería una gran familia, todos comenzaron hablar de distintos temas, las risar y el parloteo comenzaban a molestarme, mi humor no era lo más agradable que se diga, hasta que Peter hizo mención de mi terquedad al querer hacer la fiesta hasta ese lugar.

-Todos fuera de aquí -grite desesperada- no quiero oír ni una sola palabra mas de mi monita, ella sabe que no puede hacer esas gracias hoy- vi como Johann rodaba los ojos, le molestaba que la llamara así, pero era de cariño.

-Papi- gritó Liusaac Fabian, desde los brazos de Peter, pues comenzaban a inquietarse y el otro no se hizo esperar.

-Dame a mis pequeños los daré de comer, tal vez asi se calman un poco- sentó a Liusaac en una sillita para bebes y a Jeremías Kaleb en la encimera, pues era más quieto, él y Marcia compartían el mismo color de ojos solo que los gemelos eran rubios, por el color de sus ojos los diferenciamos pues eran dos gotitas de agua.



#578 en Otros
#118 en Relatos cortos

En el texto hay: misterio, sexo, romance y luto

Editado: 10.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.