Habían pasado ya algunos días desde el incidente con el auto y el desconocido que me salvo, solo Nick estaba al tanto de esa historia y vaya que no podía dejarme en paz con sus preguntas y dándoselas de detective para descubrir su identidad y no lo he detenido porque, a decir verdad, yo también quiero saberlo y tal vez tiene la suerte de descubrirlo, aunque lo dudaba mucho. Solo sabía que vestía un traje o algo así y era más alto que yo, sus manos eran fuertes por la manera en la que me sostuvo. Él sólo pensar en esos detalles me hacía querer encontrarlo aún más que antes.
—Dan, sé que es muy… difícil para ti intentar sacar ese asunto del desconocido de tu mente, pero tenemos un examen en una hora y tus estas extremadamente distraído. Como si estuvieras en otra dimensión.
—Lo siento, en serio –Negué cerrando la puerta de mi casillero– He intentado dejar el asunto de lado pero es complicado, ese tipo salvo mi vida y yo ni siquiera pude agradecerle. ¿No crees que eso sea suficiente para estar tan distraído?
—Bueno… sí. Pero, no significa que estarás todo el tiempo pensando en eso.
—Lo sé, lo sé. Perdón, intentare estar más atento.
Y lo intenté, podía jurarlo, pero no fue fácil. Nick estaba en lo cierto, no podía vivir pensando en ese asunto toda mi vida, tenía mejores cosas en las cuales concentrarme y los estudios eran una de ellas. A penas la fecha de ese día escrita en mi cuaderno y luego sólo garabatos e información a medias y con mala caligrafía. Quería poder dormir como el chico de la esquina, casi nadie estaba prestando atención y era un pequeño consuelo para mi.
El día transcurrió igual que siempre hasta que salimos, las clases habían terminado antes de lo previsto por razones desconocidas o simplemente no había prestado atención a el anuncio que habían hecho y la realidad no es como que me importara mucho eso, como me encontraba dudaba mucho poder soportar más tiempo despierto. Caminamos en dirección a su motocicleta que estaba en el estacionamiento, espere a su lado mientras el buscaba sus llaves y yo sólo disfrutaba del paisaje, el estacionamiento quedo vacío casi de inmediato. Tome aire y lo retuve unos segundos recargándome en una camioneta que estaba junto a nosotros. Me pareció ver a alguien de pie entre algunos autos al otro lado del estacionamiento, solo nos observaba y tuve la vaga idea de que se parecía mucho a aquel desconocido, pero un auto que salía de ahí cubrió mi vista, él había desaparecido y fuerte zumbido empezó a sonar cerca de mis oídos, más bien estaba dentro de mi cabeza, lo que hizo que los cubriera con mis manos.
— ¿Nick, escuchas eso? –Seguí cubriendo mis oídos y el zumbido solo se hacia mas fuerte con el tiempo.
— ¿Escuchar qué? -Me sostuvo por el brazo, se veía muy preocupado.
No lo soportaba, el zumbido era muy fuerte, ya no podía escuchar ni mi propia reparación. Solo pude ver como Nick movía sus labios preguntándome que me pasaba, pero hice caso omiso a lo que intentaba decirme y solo hui corriendo de ahí.
— ¡Daniel!, ¡Daniel, corre!
La voz, esa voz no parecía venir desde afuera, se escuchaba adentro, como el zumbido. Estaba empezando a cansarme de correr, así que me detuve levantando un poco de polvo con mis pies, tome mis rodillas con mis manos intentando regular mi respiración cuando vi una sombra frente a mí. Había un hombre algunos centímetros lejos de mí, sus hombros eran muy anchos y tenía sus manos escondidas en los bolsillos de su pantalón, sin embargo no podía ver su rostro gracias al reflejo de la luz del sol y al parecer él pudo notar que no veía bien ya que se colocó justo frente a la luz y así pude verlo mejor, ojos grises y un poco apagados, su cabello era de color negro, tenía una mirada penetrante. Me recordaba a él.
—Volviste… –Susurre sin dejar de verlo fijamente
— ¿Volver? –Vi como alzaba una ceja. Obviamente no era él.
—Ehhh… Yo lo siento, te confundí con alguien más. A decir verdad ni siquiera sé cómo llegue hasta aquí.
—Tranquilo, Daniel. Yo te traje.
— ¿Qué tu qué? –Pregunte solo para estar seguro de que si dijo eso.
Había escuchado bien, sabia mi nombre y el me trajo. No entendía nada, pero estaba empezando a asustarme. No sabía ni siquiera quien era.
—Disculpa, no te he visto nunca en mi vida. Creo que el confundido aquí eres tú.
—Pero si nos vimos ayer en la calle. Antes de que cayera la tormenta.
"Deberías tener más cuidado, niño". Esa voz gruesa resonó en mi cabeza, no podía ser él. No tuve ni siquiera la molestia de buscarlo.
—Sí, sé que es raro, pero yo te conozco y yo te salve la vida, Daniel. Ahora, ven conmigo.
— ¿Qué?, ¿Cómo que "ven conmigo"?. No iré contigo a ninguna parte, ni siquiera sé quién eres. Agradezco que me salvaras la vida, pero eso es todo. Buenas tardes, señor.
Empecé a alejarme de él lo más rápido que pude, mi cabeza estaba a punto de explotar, pero al menos el zumbido se había calmado.