Luego de un tiempo, media hora como mucho ya me encontraba caminando hacia mi casa. Todo estaba bastante silencioso y ya casi oscurecía, algunos autos pasaban de vez en cuando y sabía que mi madre estaría muy preocupada y más si hablo con Nick. Pero la verdad, mi madre me tenía sin cuidado ahora, tenía cosas más grandes en las cuales pensar.
—Un brujo… Ósea que mi padre se fue para ‟protegernos” y mi madre sabía todo esto, pero nunca me dijo nada por, quien sabe qué razón. ¿Me equivoco?
—No, estas en lo cierto.
Regrese la mirada hacia él y solté un suspiro profundo, tenía ganas de recostarme en cualquier lado, incluso en el medio de la calle. Todo era muy confuso y difícil de digerir, él lo dijo como si fuese la cosa más común del mundo. A pesar de todo esto, las cosas que sabía sobre mi padre seguían igual de confusas que antes, saber eso me hizo darme cuenta de que no lo conocía para nada, la pizca de conocimiento que pensaba que tenía había desaparecido.
—Eso significa que toda mi vida ha sido una gran mentira y que a pesar de que ella sabía que decía la verdad me hizo ir a terapia y visitar a los malditos psicólogos porque supuestamente estaba loco y me imaginaba todas esas visiones y voces.
—Así es… No te sientas tan miserable, al menos no viviste huyendo toda tu vida.
— ¿Que no me sienta miserable? Al menos sabias que esas persecuciones eran reales, no te mintieron durante toda tu vida, sabias perfectamente lo que eras y quien eras. Así que no me pidas que no me sienta así.
El solo bajo la mirada y siguió caminando con las manos en sus bolsillos. Creo que tal vez fui muy duro con él, en clases nos habían hablado un poco sobre las brujas o al menos de las personas que se supone lo eran y como debían huir para que no los asesinaran a todos. Nunca mencionaron si en realidad las personas con esas ‟habilidades” existieron o no, pero ahora veo que sí y que les falta mucho que agregar a esos libros y documentos en internet.
—Lo siento… Es que estoy muy estresado y confundido con todo esto. Enterarte de cosas así hasta estas alturas de tu vida no es algo fácil de digerir.
—No te disculpes, ni que hubiera una razón. Se supone que ella debió contarte todo hace mucho tiempo y no puedo creer que no recuerdes nada. Jack usaba su magia siempre frente a ti.
— ¿En serio? Yo no recuerdo ningún truco más allá de hacer que una moneda apareciera tras mi oreja o adivinar mi carta.
—Bueno, eso lo puedes hacer sin siquiera ser uno de nosotros. Seguramente borro tu memoria y por eso no recuerdas nada de eso.
— ¿Y cómo demonios esperas que te ayude a encontrarlo si no recuerdo nada? –Estaba empezando a desesperarme de nuevo.
Saber que mi padre está vivo y que hay posibilidades de verlo otra vez me emocionaba de dos formas, la parte que lo extraña y la parte que quiere reclamarle el habernos abandonado a mi madre y a mí.
—Porque tú eres su hijo y estoy seguro de que tu madre no estaría dispuesta a ayudarme a encontrarlo, ni a dejarte hacerlo. Por eso te necesito a ti, eres el único familiar vivo que tiene y es obvio que su lazo contigo es mucho mayor que el que tiene con tu madre.
Mire el piso mientras caminaba, no sabía qué hacer en ese caso, no quería dejar a mi madre sola y preocupada y más sabiendo que estaba en peligro de muerte. Me ponía los pelos de punta.
—La verdad, Sebastian. No estoy seguro de poder ayudarte con lo que necesitas, sé que es mi padre y todo eso. ¿Pero que me asegura que no está…? –Trague saliva cortando la frase a la mitad. Se me hizo un nudo en la garganta– ¿Muerto?
Ya me había planteado esa posibilidad muchas veces, pero nunca había estado tan seguro de esa suposición como ahora que sé que está vivo y en peligro.
—Sabemos que sigue con vida, sentimos su energía. Pensé que tendrías más esperanzas de que estuviese vivo en lugar de quejarte por ello.
—No me estoy quejando, es obvio que quiero encontrarlo. Pero no puedo dejar a mi mama sola, algo puede pasarle y no tengo excusas que usar para irme por quien sabe cuánto tiempo.
Hora que lo decía en mi cabeza sonaban como puras excusas baratas para no ir por mi padre. Aunque sabía que no eran solo excusas baratas y ya estaba preparándome para su sermón y su ‟lo solucionaremos”.
—Bueno, puedes decirle a tu madre que saldrás de campamento o a un viaje escolar, yo que sé. Inventa algo, seguro tienes imaginación para eso.
Rodé los ojos y me detuve frente a mi casa, podía escuchar a mi madre llamando a todas las personas que conoce para encontrar mi paradero o tal vez no escucharla, pero si me la imaginaba y sabía que no me dejaría salir a ningún lado luego de esto.
—Yooo… Lo siento mucho, pero no puedo ayudarte. Puedes buscar a alguien mejor que yo para eso.
—Pero, es tu padre. ¿Cómo demonios puedes negarte a algo así?, acabas de enterarte de algo tan grande y solo te disculpas y dices que no puedes.
— ¿Y a todo esto cual ese el interés en encontrarlo? ¿Te debe algo o qué?
A este punto ya me había cansado de escuchar sus sermones y sus explicaciones, incluso su voz en general. Era peor que él. Note como negó bajando la mirada y fruncía sus labios, al arecer yo también lo había hecho enojar.