Sebastian solo dirigió su mirada llena de confusión, se notaba que estaba molesto con todo esto. Si fuera el, también lo estaría. La chica paseaba su mirada entre ambos y aclaro su garganta.
— ¿Es en serio? ‒Pregunto como si no pudiera creerme.
Sebastian estaba a punto de responderle, obviamente para negar esa idea tan absurda. Pero, justo en ese momento conecte mi mirada con la suya, entendió mi petición de ayuda o al menos eso creo. Aclaro su garganta y asintió abrazándome por la cintura y acercándome a él, haciendo que mi cabeza quedara sobre su pecho, muy cerca de su cuello.
—Así es, es mi novio. Un gusto, mi nombre es Sebastian –Extendió su mano hacia a chica para saludarla.
Ella solo lo observaba desconfiada, pero aun así respondió a su saludo con un leve apretón.
—Bueno, fue un gusto conocerte, Beth. Pero tenemos que irnos.
Tome la mano de Sebastian y dirigí mi atención hacia la salida del lugar, estaba rodeada de muchas personas y era obvio que se nos haría un poco difícil salir, pero yo solo quería apartarme de esta chica. Sentí como su fría mano se posaba sobre mi brazo haciendo que me detuviera.
—No se vayan aun. Seguramente nos podemos divertir los tres juntos –Su mirada recorrió descaradamente el cuerpo de Sebastian.
Sentí como algo se removía dentro de mí, como un golpe justo en mi estómago, seguramente eran nauseas por todo esto. La chica se acercó a él mayor, pasando sus dedos de manera juguetona sobre su pecho con una sonrisa coqueta y no se me ocurrió nada más que tomarla de su brazo, apartándola de manera brusca de él. Ni siquiera yo sabía porque lo había hecho.
—Daniel, creo que deberíamos de irnos ya –Ahora el me arrastraba a la salida, pero de pronto se detuvo.
Mire hacia el frente para ver la razón de esta pérdida de tiempo, era un tipo alto y muy corpulento, se veía muy molesto por alguna extraña razón.
— ¿Qué demonios haces hablando con estos? –Esa pregunta iba dirigida a Beth y ella solo rodo sus ojos en un signo molesto.
—Solo estábamos hablando y nada más. Estaban perdidos y yo me ofrecí a ayudarlos.
—Con que perdidos. Dejen que les enseñe el camino a la salida.
El puño del hombre iba dirigido al rostro de Sebastian, pero repentinamente se detuvo antes de llegar y el tipo empezó a toser, como si estuviese ahogándose. El rostro del brujo era inexpresivo, él era el causante de todo eso, mientras yo continuaba atrás de él y la chica hizo que me apartara de un empujón.
— ¿Qué demonios le estás haciendo? –Intento apartar a Sebastian, fallando en el intento. Era como una roca, no se movía– ¡Déjalo, idiota!, ¡Lo mataras!
El por fin se movió haciendo que el hombre, quien parecía ser el novio de Beth, cayera en el piso respirando pesadamente.
— ¡Daniel, vamos!
Yo seguía en shock total, no le importó que lo vieran hacer todo eso y los demás ahí no intentaban detenerlo mientras el caminaba hacia a la salida totalmente furioso. Mis pies empezaron a moverse, siguiéndolo den lejos, ya que se había adelantado más que yo. Un golpe en seco y el grito de alguien me hizo detenerme, Sebastian cayó desplomado en el piso frente a mí y otro hombre menos alto que el otro sostenía una barra de acero en sus manos.
Un frio cosquilleo recorrió mi cuerpo sin despegar mi mirada del cuerpo inconsciente en el piso. Mis músculos se tensaron, cerré mi puño con fuerza hasta que mis nudillos se volvieron blancos y mis cortas uñas se clavaban en la palma de mi mano, sin pensarlo me acerque al hombre y deje ir un golpe justo sobre su ojo. Dio unos pasos hacia atrás y cayó junto a Sebastian, con el sonido del acero golpeando el piso. Esa fue la gota que derramo el vaso, los golpes y los objetos empezaron a caer sobre mí. El primero bajo mis costillas, ese me desplomo en el piso y todo empezaron a patearme mientras los demás gritaban insultos y palabras de aliento hacia él. Busque la manera de cubrir mi cabeza con mis brazos y mi abdomen con mis piernas, cerrando mis ojos. Tal vez ese sería mi fin si alguien no me ayudaba.
De un segundo a otro los golpes se detuvieron y podía escuchar los quejidos de todos, seguidos de golpes en el piso, algunos cuerpos cayeron sobre mí, pero no fue nada serio. Logre apartar a una chica que estaba sobre mí y sostuve mi abdomen por el dolor, estaba sangrando por la boca y no podía levantarme de mi lugar. Levante la mirada cuando unos pasos se acercaron a mí y sonreí forzadamente mientras la sangre se acumulaba en mi boca, invadiéndola de ese sabor salado y metálico del fluido.
—Lo siento… –Murmure y escupí un poco de la sangre en el piso.
El me ayudo a levantarme y me cargo sobre su hombro, arrancándome un quejido por el dolor. El cuello de su camisa estaba manchado de sangre y yo solo deje caer mi cabeza, mientras que el me llevaba afuera. Me dejo de pie contra el auto para poder abrir la puerta y yo escupí de nuevo en la tierra, mis piernas estaban débiles, si no hubiese sido por el auto hace mucho estaría en el piso, sentía que iba a desmayarme pero no quería hacerlo. Me tomo por los costados y me sentó en el asiento del copiloto, el toco su nuca que aun tenia sangre fresca y subió al otro lado del auto.