Habíamos pagado por un cuarto de hotel un poco cerca de la casa de mi padre, no era muy grande y el hotel no era el mejor, pero solo pasaríamos una noche en ese lugar y seguiríamos con nuestro viaje. El próximo lugar no estaba muy lejos, así que no estábamos tan preocupados en salir rápidamente de ahí. Había hablado con mi madre hace algunos minutos atrás y todo parecía tranquilo, nada de que preocuparse. Pensé que la noticia de que el viaje se alargaría un poco haría que me gritara y me exigiera el volver rápido a casa, pero fue todo lo contrario, lo acepto sin más. Estaba desconcertado, pero no me negué ya que el tiempo era necesario.
Estaba acostado en la cama con sabanas grises y un poco gastadas, el ventilador de techo hacía un chirrido mientras giraba, como si fuese a caer encima de mi en cualquier momento. Por todo lo demás, el lugar estaba extremadamente tranquilo.
—Ah, sigues aquí -Cerró la puerta con un poco de fuerza luego de entrar.
Y el silencio se fue justo en el momento en que Sebastian apareció por esa puerta. Solté un suave gruñido y me senté en la cama estirando mi cuerpo.
—No sabía adónde fueron y alguien debía cuidar las cosas.
—Solo di que no querías salir y ya -Se encogió de hombros y sacó otro cigarro de la caja.
Ya era la segunda cajetilla y por lo que pude ver ya casi se terminaba esa, había estado fumando mucho desde que consiguió todo eso y no es que me preocupará... Bueno, tal vez si, sólo un poco. Pero cada vez que lo veía estaba a pocos pasos de pedirle uno para mi, pero supongo que era el estrés y los nervios por todo lo que estaba pasando. Se sentó en una silla cerca de la ventana y dio una larga calada al cigarro, espero un momento y exhaló todo el humo con lentitud. Eran movimientos muy hipnotizantes, sacudí mi cabeza y respire profundo para salir del trance.
—¿Adonde está Isabel? -Intenté no verlo fijamente de nuevo, pero el humo no funcionaba. Sentía el olor y él no había abierto la ventana.
—No lo sé, estaba conmigo y luego dijo que saldría a tomar aire -Se encogió de hombros- Me parece que te preocupas mucho por ella.
—A mi me parece que no está muy de acuerdo con tus planes y aún así te ayuda.
—Ella y yo tenemos nuestras "Discrepancias" -Hizo comillas con sus dedos y volvió a halar del cigarrillo- Y seguramente tú tampoco estarías de acuerdo con algunas de las cosas que he hecho.
No respondí, me quede callado porque no podía reclamarle nada. Había perdido el dinero y el recuperó algo, no fue la manera correcta, pero hizo mucho más de lo que yo podría haber hecho en su lugar.
—Puedes ir con Isabel, si quieres. Parece que en serio quieres estar con ella.
Regresó su mirada a la ventana como si ya no quisiera verme. No sabía que decir, quería estar con Isabel, pero no quería dejarlo sólo aunque a él no le importó hacerlo conmigo. También quería volverle a preguntar por la mujer de la foto, la expresión de ambos cuando la señalé me daba a entender que sabían más de lo que dijeron.
—Sebastian... ¿En serio no sabes nada de la mujer en la foto? -Tome el álbum de donde lo había dejado Isabel y le mostré la foto.
Él no mostraba ninguna emoción y ni siquiera me miraba de frente, dio una ultima calada al cigarro y negó con la cabeza antes de soltar el humo.
—Ya te dijimos que no la hemos visto, no sabemos quien es. ¿Puedes dejar de preguntar?.
—Pero se supone que recuperé mis recuerdos, ¿Por qué no puedo recordarla?. Sé que la he visto antes.
—Tal vez es una idea tuya, se te hace conocida, pero nunca la haz visto y sólo es un juego de tu cerebro.
Dejó salir un hilo de humo y apago el cigarro cerca de la ventana antes de lanzarlo por la misma. Podía tener razón, pero aún no estaba del todo seguro acerca de eso y una parte de mi quería olvidar el tema. Dejé el álbum en su lugar y caminé hasta la salida.
—Saldré un rato, ya vuelvo.
—Que te diviertas y no hagas nada estúpido -Dijo sin mirarme siquiera, estaba concentrado viendo por la ventana.
Salí de la habitación y bajé las escaleras de dos en dos para llegar más rápido abajo. Si Sebastian tenía razón, Isabel estaría afuera y tal vez ella podría ayudarme con mis dudas. Como era de esperarse estaba sentada en una banca afuera del hotel, con sus piernas cruzadas una sobre la otra y mientras veía el cielo estrellado, su cabello se veía húmedo como si hubiese tomado una ducha y usaba un vestido negro y las mismas botas negras de siempre. Tomé aire y lo detuve un momento en mis pulmones antes de soltarlo en un profundo suspiro.
—¿Isabel? -Me acerqué a ella lentamente y me detuve a su lado.
Ella me miró con una sonrisa y palmeó un lado de la banca para que me sentará con ella. Hice lo que ella me pidió sin pensarlo y me quedé en silencio sin saber que preguntar o que decir. Al parecer ella lo notó, porque fue quien inició la conversación.